Aceptando la ayuda.

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RESPLANDOR CAPITULO XVI
Bajo el manto de la noche estrellada se encontraban dos jóvenes dormidos bajo un árbol de cerezos.
Cualquiera podría decir que eran un par de enamorados pero el, no aceptaría ese sentimiento.
Kagome abría sus ojos lentamente, pero se encontraba presa de unos fuertes brazos que la rodeaban.
No pudo evitar sentirse protegida y se empezaba a dar cuenta de que en ella comenzaba a surgir un fuerte sentimiento. Evitaba moverse por el miedo a que el despertará y se alejara de ella, pasaron las horas y comenzó a amanecer ella había caído nuevamente en un profundo sueño, cuando el despertó. Se dio cuenta de la manera en que inconscientemente la protegía, mientras tanto el se preguntaba si era posible dejar atrás a su primer amor; ella simplemente se marcho sin decir nada, no la volvió a ver. Su corazón cada día se debilitaba aún más, a veces trataba de investigar que era lo que había sido de ella, pero tenía miedo de que le encontrara muerta. En sus brazos se encontraba aquella mujer que le hacia sentir cosas que realmente negaría ante cualquier persona, pero de algo estaba seguro, su deber era protegerla.
Ella se revolvía entre sus brazos, estaba temblando de frío. Por su parte el se quito la chaqueta para abrigarle y le abrazo para darle un poco de calor. El amanecer se acercaba cuando ella le llamó por su nombre.
Kagome: InuYasha... ¿Que hora es? - le dijo adormilada.
InuYasha: Son las seis de la mañana.- le dijo observando su reloj de mano.
Kagome: Creo que debemos regresar, recuerda que mañana debemos ir a la escuela.
InuYasha en sus mas profundos pensamientos deseaba quedarse mas tiempo así, pero no podía; simplemente no podía.
InuYasha: Entonces vámonos. - Espero a que ella se levantara y le siguió. Caminaron por poco tiempo y llegaron a auto del chico.
Ambos subieron y emprendieron marcha hacia casa de Kagome.
Para ella había sido muy lindo de parte de InuYasha el simple hecho de que se preocupara por ella, además de que no intentara despertarla. El por su parte pensaba en que probablemente esa muchacha ya le había robado el corazón.
Por ahora se concentraría en buscar los fragmentos e investigar todo lo que debía saber. Ya en el coche Kagome solo observaba pasar los edificios por la ventanilla.
InuYasha: Kagome yo... He estado pensando. - Kagome le miro intrigada en ese momento - Que tal vez sea buena idea pedir ayuda al padre de Sango, pero como te he dicho debemos tratar esto con absoluta discreción.
Kagome: Entiendo. - le respondió - entonces debemos darnos prisa. - le dijo con una tierna sonrisa y mirándole a los ojos.
InuYasha: ¡Si! - la miro y no pudo evitar sonreír le de la misma manera y simplemente se quedaron así por unos segundos cuando un coche les tocaba el claxon de su automóvil.
Ambos se sonrojarón y miraron hacia diferentes direcciones. Al llegar a casa de Kagome esta se pudo percatar de que no había nadie en su casa, sólo una pequeña nota de su madre.
Kagome:
Tuvimos que ir al hospital, no te alármes pero al parecer tu prima ya tendrá a su bebe llegaremos mañana, hay suficiente comida en la nevera.
Naomi.
Kagome: Ahora entiendo porque mi madre no me llamo... - En ese momento observo como InuYasha buscaba comida en la nevera cono su madre le había indicado.- ¡¿Oye que haces?! - le pregunto exaltada.
InuYasha quien ya se encontraba comiendo una manzana le dijo con la boca llena de comida.
InuYasha: Muero de hambre....- mientras le daba otra mordida a la manzana - ¿Quieres? - le preguntó con la boca llena.
Kagome: ¡Hay eres un maleducado! - le dijo molesta. - Voy a hacer de desayunar si gustas puedes esperar en la sala. - le dijo mas tranquila.
InuYasha: ¡Keh! Esta bien - diciendo esto se retiró.
Kagome había aprendido a cocinar desde muy pequeña, aunque era buena no lograba superar a su madre. Hoy debía poner un poco mas de empeño.
Se le ocurrió cocinar un poco de curry de verduras y arroz al finalizar llamo al chico para que se acercara a la mesa. InuYasha solo observo con horror la comida y se dirigió a la alacena sacando de ella un tazón de ramen instantáneo.
Kagome observaba furiosa la escena y de ella provenía un aura demoníaca (nivel sayayin XD). InuYasha por su parte esperaba ansioso que su ramen estuviese listo aunque al momento de mirarla se fue de espaldas.
Kagome: ¡¿Que te pasa?!- le grito furiosa.
InuYasha: ¡Es que esa comida me pica la lengua!
Kagome: ¡Eres todo un guerrero que no le teme a nada y una simple comida te hace llorar!
Kagome se dio la media vuelta y se sentó a comer. El por su parte devoró su ramen. En ese momento su madre, hermano y abuelo regresaron en ese momento.
Naomi: Ya regresamos hija.
Sota: Hermana ¿Porque traen los dos la misma ropa de ayer? A Kagome y a InuYasha se le subieron los colores a la cara y no supieron que decir...
Kagome: mm eehhh es que realmente salimos y llegamos un poco tarde
Naomi: Sota por favor no seas impertinente.- le dijo seria InuYasha: Me retiró nos vemos mas tarde. Pasare por ti a las seis. Hasta luego.
Naomi: InuYasha, quiero agradecerte todo lo que has hecho por mi hija y quiero decirte también que eres bienvenido en esta casa cuando gustes.
InuYasha solo asintió y esta vez Sota le acompaño hasta su coche.
Mientras iba camino al ahora hogar de los ancianos Tottosai y Saya pensaba en lo que había sucedido estos días , ¿realmente se había vuelto a enamorar? o ¿solo veía el reflejo de Kikyo en ella? La tarde llegó y la hora de despedirse nuevamente había llegado y así volaron nuevamente hacia la Isla vecina Hokkaido.
El camino ahora era mas ameno, platicaban de cosas graciosas que les habían pasado, no discutían continuamente aunque la especialidad de InuYasha era hacerla desesperar con facilidad, ella mantenía la calma.
Al llegar a la facultad decidieron cada uno buscar a Sango y a Miroku. Kagome fue hacia su habitación en donde encontró a Sango hecha una furia.
Kagome: Sango ya he llegado. ¿Que te pasa? ¿Porque estas tan enojada?
Sango: Miroku es un atrevido, puedes creerlo ¡Me toco el trasero!
Kagome: Sango creó que desde hace tiempo que me di cuenta, pero creo que te gusta mucho como para darte cuenta. A Sango se puso colorada y ahora no pudo evitar negarlo.
Sango: Kagome, creo que me estoy enamorando de Miroku, pero es un pervertido, y no es hombre de una sola chica, así que es mejor que no me ilusiones. - dijo suspirando. - Por cierto tu tienes mucho que contarme.
Kagome: Pues realmente no hay mucho que contar - dijo recordando todo lo que había pasado desde la extraña visión que tuvo, el casi beso y el hecho de haberse quedado dormidos abrazados bajo la luz de las estrellas- bueno creó que te confesaré todo pero te he venido a buscar por que InuYasha y yo queremos hablar contigo y con Miroku.
Sango: ¿Pasa algo malo? - pregunto asustada. Kagome: Es mejor que vallamos, el es el indicado para contarte como resolveremos esto.
Sango obedeció y ambas chicas salieron de su edificio. Frente al árbol que tanto le gustaba a Kagome encontraron a los dos chicos, uno de ellos con la mejilla roja, Kagome supuso que había recibido un fuerte golpe de parte de su mejor amiga.
InuYasha: Sango, se por Kagome que tu padre es uno de los mejores agentes policiales del mundo y un extraordinario detective.
Sango: Así es y la verdad es la razón por la cual escogí esta carrera, mi padre quiere que yo ses muy fuerte.
InuYasha: Miroku, tu y yo sabemos que la muerte de nuestros padres no fue ningún accidente y ahora los ancianos Myoga, Tottosai y Saya sospechan de alguien. Pero lamentablemente no has pruebas en su contra.
Miroku: Si amigo el maestro Mushin también ha llegado a esa conclusión.
InuYasha: Naraku, es el sospechoso. InuYasha y Miroku explicaron a Sango la situación la cuál inmediatamente se comunico con su padre, este inmediatamente acepto colaborar con los jóvenes. Sango se sentía muy honrada en que su padre les pidiera trabajar en la investigación, ya que entre todos lograrían descifrar el rompecabezas.
Continuará...

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