Capítulo 6

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-Hemos visto a Carlo, iba acompañado- Informó José acariciando ligeramente la espalda del italiano demostrando que estaba ahí para apoyarle.

-Estuvimos tan cerca- Exclamó gruñendo con frustración y con su mirada en el suelo denotando la impotencia que sentía y sintió en el momento que vio a su hermano y no pudo alcanzarlo.

-Al menos ya sabemos que cada vez tenemos más probabilidades de encontrarnos con él- Animó Heredia dándole una sonrisa al de orbes claros.

-Es cierto, podríamos intentarlo mañana de nuevo- Le devolvió una pequeña sonrisa agradeciendo que José estuviera allí de forma incondicional apoyándolo.

-No lo creo- Interrumpió el asiático sacándolos de su burbuja positiva.

-¿Cómo?- El Gambino frunció su ceño al escuchar tales palabras.

-Pero amo...-

-¿Cómo que no lo crees? ¡Estamos hablando de Carlo!- Expresó furioso el gitano mirando desafiante al chino. -Me importa una mierda lo que digas, Carlo al igual que Toni es mi jefe y un gran amigo, asi que digas lo que digas yo solo obedezco órdenes de MIS únicos jefes- Terminó de hablar queriendo zanjar el asunto con esa decisión en sus palabras, pero el contrario siguió con la misma idea.

-¿Acaso no les parece extraño?- Lanzó calmadamente la pregunta al aire. -¿No creen que es extraño que los federales lo hayan traído hasta aquí y ahora esté paseándose por la ciudad como si nada?-

-¿Quizás escapó?- Dijo el italiano sin saber que responder ya que ahora él también tenía esa duda.

-¿Escapar? Pato no logró escapar en Marbella menos lo conseguiría aquí, donde estaría todo más fácil para el FBI ya que conocen esta ciudad como la palma de su mano- Respondió descartando la posibilidad de que el Gambino menor estuviera libre. -Además ¿Quién es ese que lo acompaña? Con lo desconfiado que es Pato...-

Los tres restantes guardaron silencio con una expresión pensativa en sus rostros, Hai tenía razón, todo era muy raro respecto a Carlo ahora mismo, seguramente estaba siendo monitoreado con el FBI vigilando sus movimientos. Además ese sujeto que estaba con él era sospechoso, su hermano nunca fue de confiar muy rápido en otras personas, aunque puede ser que estaba con él ya que lo ayudaría a escapar o en el peor de los casos sería un agente que lo custodiaba lo bastante cerca para no perderle el rastro. Pero si era la última opción ¿Por qué no lo metieron en prisión ya? Algo no encajaba en aquella ecuación.

-¿Y si al camarada Carlo lo dejaron en libertad para que nos juntemos con él y así capturarnos más fácilmente?- Soltó la interrogante que todos pensaban pero que nadie se atrevía a pronunciar.

-Seguramente sea así, asi que hay que ir con cuidado, quizás hasta ese que va con Pato sea un federal- Fue lo último que dijo el asiático para dar media vuelta y caminar se regreso a su cuarto a descansar.

Los orbes celestes de Toni se perdieron en el techo del salón, le parecía muy curioso aquel sujeto, nunca lo había visto en su vida pero algo muy dentro de él le decía que lo conocía y que debería andar con cuidado cuando se acercara a su hermano y aquel hombre estuviera ahí.

-Tranquilo Toni, no te preocupes- José colocó la Palma de su mano sobre el hombro del italiano queriendo reconfortarlo.

-Recuperaremos a Carlo cueste lo que cueste- Añadió el ruso dando el leve asentimiento de cabeza para darle más seguridad a sus palabras.

El rubio les otorgó una diminuta sonrisa seguido de un suspiro agitando levemente su cabeza de un lado a otro para despejar sus ideas, se levantó y caminó junto a Heredia, cada uno rumbo a su propia habitación. Mañana sería otro día, quizás otra oportunidad.

~~~~~

-¿Qué te pasó, Carlo?- La curiosidad era notable en aquellos ojos heterocromáticos.

-No... No lo sé- Respondió con la mirada perdida y respirando fuertemente. -Era Toni, estoy seguro que era él-

-¿Lo recordaste?-

-No... Sólo sé que mi mente me dice que esa voz era Toni y que debí buscarlo, tengo que encontrarlo-

-¿Quién es Toni?- Intentó tantear que el contrario no le estuviera mintiendo respecto a sus memorias.

-¡No lo sé! Mi cerebro me dice que es alguien importante pero no sé porqué- Su respiración comenzaba a ser errática.

-Bueno, tranquilizate, respira- Le calmó de forma suave alargando algunas vocales de sus palabras.


~~Muchas Horas Antes~~

-¡Carlo!-

-¡To...! ¿Eh?- Su rostro hizo una mueca de confusión ante la respuesta que iba a dar.

-¿Qué fue eso?- Preguntó el de cresta con una sonrisa burlona en sus labios.

-No lo sé, salió sin pensar- Contestó sinceramente.

-Quizás tu cerebro te trae recuerdos de algunas cosas de forma inconsciente- Le dijo para después agitar una de sus manos quitándole peso al asunto. -Bueno, a lo que venía ¿Estas de humor para salir de compras?-

-¿Otra vez al mercado?- Dijo desganado.

-No, para comprar ropa, pero si no es un buen momento para ti...-

-Siempre es un buen momento para comprar ropa, ya quiero cambiar un poco el andar todo el día con sudaderas y ropa deportiva-

-No creí que serias de los que gustan comprar ropa- Confesó saliendo de la casa junto al rubio cenizo, subieron al vehículo de Pérez y marcharon del lugar.

-Las raíces italianas nunca se quitan, el estar a la moda es un estilo de vida que me enseñó mi hogar-

Llegaron al lugar y por suerte consiguieron un estacionamiento justo en frente de la tienda, las calles estaban llenas de personas viendo las vidrieras o simplemente paseando tranquilamente, tanta aglomeración de gente tal vez se debía a que era fin de semana. Se adentraron al local y comenzar a probarse distintos conjuntos, el de orbes bicolor se sorprendió un poco al ver las vestimentas que elegía el italiano, siempre lo vio con ropa de calle y ahora al ver que todo lo que se probaba era muy elegante y fino, se le hacía extraño, al parecer tenía razón con lo de que las raíces nunca se quitaban.

Mucho tiempo después terminaron de comprar y salieron del local, rápidamente se subieron al vehículo queriendo salir de allí ya que cada vez había más y más gente, el de cresta dio vida al motor y se concentró en los coches que pasaban para poder salir de allí. El rubio cenizo estaba abrochando el cinturón de seguridad cuando de repente una voz hizo que su cuerpo se congelara.

-¡CAAARLO!-

Rápidamente desvió sus orbes claros analizando velozmente a las personas que pasaban caminando por ahí, pero no pudo dar con la que buscaba ya que Horacio había conseguido salir a la calle y empezar a manejar hasta la casa.

ºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoº

Buenas!

Alguien más quedó atontado/a con el final del directo de hoy? 😱

Ricorda... Mio FratelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora