Capítulo 13

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A la media hora escucharon un vehículo estacionarse cerca de donde se encontraban, el mayor se asomó y al verificar que la presencia que bajo del coche era alguien conocido, salió de los arbustos tomando de la mano al otro dejando así ver su figura y la de su hermano. Cuando la nueva persona que arribó en el lugar divisó la alta silueta del italiano extraviado, sus ojos se abrieron denotando asombro y corrió con una gran sonrisa en sus labios hasta él.

-No, espera- Intentó detener el rubio al recién llegado, pero fue algo tarde.

Cuando estuvo enfrente del menor de los Gambino y apunto de rodearlo en un gran abrazo, este lo esquivó rápidamente y colocando un pie detrás del nuevo y un brazo en su cuello, logró tirarlo al suelo provocando una dura caída y que el gitano soltara un sonoro quejido ante el impacto.

-Ostia, joder- Se quejó tosiendo un poco para después mirar al mayor del par y luego al menor. -¿Pero qué cojones te pasa, Carlo?-

-No me diste tiempo para avisarte José- Intervino el rubio estirando una mano en su dirección para ayudarlo a que se levantara.

El rubio cenizo estaba en completo silencio, alerta a todo movimiento e incluso hasta al más mínimo gesto que hiciera el recién llegado. Su cabeza comenzaba a doler, lograba encontrar a su hermano aunque éste estaba algo cambiado ¿Desde cuándo Toni usaba un tinte claro en el cabello? Que él recordara su hermano tenía un color amarillo fuerte en el pelo. Había tantas preguntas que su cerebro buscaba dar respuestas pero sólo otorgaba muy poca información que lograba confundirlo aún más y que su dolor de cabeza aumentara.

-Relájate Carlo- Intentó calmar al menor al ver como arrugaba su ceño y colocaba sus manos en su cabeza. -Tranquilo bambino, estoy aquí contigo, todo va a estar bien ahora- Le rodeó apresandolo entre sus brazos en un cálido abrazo con la intención de aliviar un poco la expresión adolorida que atormentaba el rostro adolorido de su consanguíneo. -¿Vamos a casa?-

El rubio cenizo simplemente asintió con su cabeza escondida en el pecho de su hermano, Toni sonrió por la actitud tan tierna de su menor, a su parecer, y con cariño acarició con una mano la nuca y con otra la espalda de Carlo.

-Si quieren pueden seguir dándose amor y cariño en el coche, pero salgamos de aquí- Dijo con un tono serio Heredia mientras se daba media vuelta para subirse al auto.

-No te pongas celosa- Se burló el mayor deshaciendo el abrazo pero aún con un brazo sobre los hombros del rubio cenizo, guiándolo hasta el vehículo.

-¿Él es José perra? ¿Es por él esa expresión?- Preguntó bajito subiendo a los asientos traseros pero de igual forma siendo escuchado por Heredia.

-Ah de eso sí te acuerdas ¿Eh, cabrón?- Resopló pero la sonrisa en su rostro seguía presente. -Bueno, al menos de alguna forma te acuerdas un poco de mi-

Se quedaron unos minutos en silencio, Heredia iba concentrado en la ruta de viaje, el menor de los Gambino observaba la ciudad a través de la ventanilla y Toni de vez en cuando echaba una mirada por la ventana pero mayormente se mantenía pendiente de Carlo, hasta que el rubio cenizo volteó su rostro fijando sus orbes celestes en los iguales de su mayor.

-Toni ¿Qué pasó con Italia? ¿Qué pasó con nosotros?- La curiosidad era notoria en sus ojos al igual que en su voz.

-Pues... Hace mucho que no vivimos en Italia, estuvimos muchos años en España- Explicó intentando no marear al menor con mucha información.

-Recuerdo que salimos de Italia, tú fuiste unas semanas antes a España y lo último que recuerdo fue que bajé del avión para encontrarme contigo, después de eso todo se vuelve borroso- Dijo con una mueca de confusión en su boca.

-Sí, fui a buscarte y vivimos mucho tiempo juntos allí, pero hace unos meses atrás decidimos cambiar de ciudad y nos fuimos a Marbella- Fijó su atención en las facciones del contrario, buscando algún indicio que le dijera que no debía rebalsarlo de información, pero el rubio cenizo se mostraba calmado.

-Entonces ¿Fue aquí donde lo conocimos? A José...- Bajó su cabeza analizando por unos segundos la fugaz idea que viajó por su mente. -José ¿Pirlo?-

-Ya me va recordando ¿Viste?- Presumió provocando una risa en el rubio y una sonrisa de medio lado en el menor, ya que sentía que podía confiar su mismísima vida en aquel sujeto que ahora mismo se encontraba conduciendo. -Sólo espero que si Igor o Hai te buscan abrazar les hagas lo mismo que a mi, es lo único que pido-

Los tres compartieron una risa por el comentario del gitano, segundos después Heredia nuevamente se concentró en la ruta de viaje, pero esta vez la atención del menor de los Gambino fue atraída por un característico sonidito que salía de uno de los bolsillos de su vestimenta. Tanteó con sus manos hasta que en uno de ellos sacó el aparato electrónico que le había entregado Horacio antes de salir escapando de la Policía con Toni. Observó la pantalla y comprobó que el sonido había sido emitido por su teléfono anunciando que había entrado un mensaje, se adentró en el chato y observó que era un número que no tenía registrado así que iba a ignorarlo pero al leer el breve texto que recibió, logró deducir quien era el poseedor de aquel número.

"Ten mucho cuidado con Pogo"

Una sonrisa de lado se posó en sus labios, si Horacio no estuviera del lado de la ley y no fuera federal, estaba convencido de que lo haría parte de la familia Gambino, al menos a él le gustaría que formara parte de su mafia y algo que le alegró fue que al parecer a Toni tampoco le sería desagradable la idea de tenerlo con ellos.

"No te preocupes, nos vemos pronto"

Tecleó en respuesta y procedió a guardar el número en sus contactos, guardó el teléfono nuevamente en su bolsillo y dirigió su vista hacia la ventanilla.

-Espero que estés preparado para volver a casa, nos vamos a Italia- Informó el mayor con una sonrisa sacudiendo uno de los hombros del menor con una sonrisa en su rostro, recibiendo una igual por parte de su hermano.



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Ricorda... Mio FratelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora