Capítulo 8

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-No hagas nada estúpido- Dijo con seriedad mientras seguía apuntando con la pistola. -¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está el otro agente que iba por ti?-

-Obviamente estoy aquí por Carlo, vine a por él- Respondió el rubio desviando brevemente sus ojos hacia su menor.

-¿Dónde está Gustabo?- Repitió elevando un poco su endurecida voz.

-¿Ni siquiera me dejarás darle un abrazo después de tanto tiempo?- Preguntó, comenzó a hacer muecas de molestia pero no sólo por la situación, sino que comenzaba a sentir un dolor interno muy insoportable.

-¿¡Dónde está mi compañero!?¿¡Dónde está Gustabo!?- Insistió cada vez más enojado pero a la vez con un tono desesperado por obtener respuestas.

-¿Tú compañero Gustabo? ¿Eres...?- No pudo terminar de hablar ya que se agachó agarrando su cabeza con fuerza por el incesante dolor que estaba sintiendo, soltó algunos gritos lastimeros ante el sufrimiento para después callar de golpe a la vez que se desplomaba sobre el jardín en un estado inconsciente.

-¿Pero qué?- Pronunció extrañado bajado un poco el arma para después mirar al rubio cenizo que observaba igual de confundido que él.

A los minutos el cuerpo del italiano mayor volvió a moverse, el de cresta al ver como el rubio se sentaba volvió a afianzar la pistola apuntandole nuevamente, una extraña risa salió de los labios del Gambino mayor, sus ojos celestes oscurecidos miraban fijamente al agente con una rara mueca de diversión en sus facciones y con calma metió una de sus manos dentro de su prenda de vestir superior sacando una pistola para apuntarle al igual que el otro hacía sobre él.

-¿Qué haces? ¿Realmente eres tan inconsciente de sacar un arma cuando te estoy apuntando y podría volarte la cabeza ante el mínimo movimiento?- Comenzaba a sentirse incómodo, los orbes del contrario le daban un mal presentimiento.

-Pero no lo hiciste ¿Sabes por qué no lo hiciste y NO lo harás?- Podía deducirse un tono divertido con cada palabra que soltaba. -Porque soy la única pista que tienes para saber qué pasó con Gustabo-

Un pequeño temblor en las manos de Pérez y el movimiento de su nuez tragando saliva, hicieron ensanchar aún más la sonrisa tétrica del rubio. Carlo simplemente observaba en silencio sin comprender qué sucedía, pero había algo de lo que estaba seguro y era que esa persona no la conocía.

-¿Cómo...? ¿Dónde está Gustabo?- Esta vez su voz salió más dudosa y como si estuviera apunto de romperse.

-Creo que sabes la respuesta, porque si Gustabo estuviera aquí, vivo, yo no estaría aquí en este cuerpo frente a ti- Comentó diciendo cada palabra de forma lenta y espaciada dándole un toque más lúgubre.

-¿Por qué si vienes a por él, buscas enfrentarte a mi?- Su voz tomó un poco de fuerza, no creería en lo que le estaba diciendo de que Gustabo estaba muerto, se negaba a creerlo y si tenía que sacarle la verdad a la fuerza y de forma inhumana, lo haría.

-Este pobre de aquí no me interesa en lo más mínimo, yo solo vine a terminar el trabajo- Exclamó con un tono que cada vez daba más escalofríos.

Ya no tenía dudas, ahora entendía a que se refería con "estar en ese cuerpo", su sistema dejó de funcionar, todas sus extremidades se paralizaron al igual que una expresión de miedo y sorpresa se quedó congelada en su rostro. No podía estar pasando, de verdad ese ser estaba nuevamente frente a él ¿Para terminar su trabajo? Definitivamente debía tratarse de él, entonces Gustabo de verdad estaba... Su mente entró en una especie de limbo, estaba en un sitio alejado de la realidad donde lo único que veía eran todas sus memorias junto a su amigo de toda la vida, rememoraba cada situación que pasaron juntos, cada mirada azulada que le entregaba, cada sonrisa que le regalaba... Todo aquello que sólo pasaría en sus recuerdos porque ahora se fue para siempre y jamás podría volver a estar a su lado, no bromearían juntos de nuevo, no podría abrazarle y tampoco recibir uno de su parte, no podría decirle lo mucho que le quería porque ni siquiera lo vería otra vez.

Mientras el de orbes bicolor seguía perdido en sus pensamientos, los dos restantes conversaban entre ellos, bueno más bien el rubio hablaba y el menor escuchaba sin dejar de observar el semblante perdido del de cresta.

-De todas las personas que hay en la ciudad ¿En serio tuviste que terminar viviendo con un federal?- Preguntó con una risita burlona. -Bueno, creo que no saldrá más de su trance, mejor le doy el descanso ya- Dijo para poner su dedo sobre el gatillo, pero antes de poder apretarlo el rubio cenizo en un rápido movimiento lo desarmó, guardando él el arma de fuego. -¿Qué haces? Devuelvemelo-

-No, vámonos ya, es lo mejor- Decretó dando media vuelta.

-No, voy a matarlo y luego nos iremos- Contradijo con una gran sonrisa, la cual fue borrada al recibir un puñetazo en la mejilla que lo tumbó al suelo. -¿¡Pero que haces!? ¿Cómo te atreves a golpear a tu hermano?-

-Tú no eres mi hermano- Expresó firme, sentándose sobre el abdomen del rubio, con una mano agarró el cuello de la camisa y a la otra la elevó cerrando sus dedos en un puño para asestarle otro golpe. -Asi que más vale que me lo devuelvas-

-¡Pogo!-

El dúo miró en dirección al de cresta que por fin había salido de su estado perdido, a pesar de que seguía apuntando con la pistola, sus manos temblaban de gran manera, su voz salía completamente rota y sus orbes verde/miel despedían lágrimas como un rio cristalino.

-Por qué estás en el cuerpo de Toni, Pogo? ¿Qué fue lo que hicieron con Gustabo?- Su rostro poderoso de cuando había iniciado el encuentro ya no estaba, no había ninguna pizca de el, solamente se veía el semblante de un hombre completamente roto, perdido y destrozado. -¡Tu decías que estabas para protegerlo! ¿¡Entonces por qué dejaste que Gustabo muriera!?-

-Yo sólo le hice un favor- Contestó con simpleza y una nueva sonrisa en su rostro.

-¿Cómo que favor? ¡Dejaste que matara a Gustabo!- Vociferó con su pecho oprimiendose cada vez más.

-No, yo lo maté- Por primera vez borró por cuenta propia su sonrisa dejando un semblante serio.

-¿Por qué...? Tu dijiste que solamente buscabas proteger a Gustabo...- Sus piernas no aguantaron más el mantenerlo de pie, sus rodillas cayeron al suelo y su mirada volvió a perderse en el verde césped del jardín.

-Él abandonó a Pogo, Gustabo me transfirió a este nuevo portador y pidió incesantemente que lo matara, que no quería vivir más-

-Pero, él siempre me decía que estaba bien, cada vez que iba a visitarlo se mostraba feliz ¿Por qué pediría semejante cosa?-

-Porque te mentía, el siempre supo lo sensible que eres y no quiso preocuparte, entonces cuando descubrió la manera de sacarme de su cuerpo, simplemente aprovechó la oportunidad-

-Pero si pudo liberarse de ti ¿Por qué no volvió conmigo?- Miró de forma suplicante esperando la respuesta.

-Porque él te quería mucho, Horacio. Seguramente en algún momento te lastimaría porque Pogo a influenciado mucho a Gustabo, fueron muchos años juntos- Desvío su mirada, por un momento le dolió ver la imagen derrotada que manifestaba el de ojos heterocromáticos. -Él te amaba y no quería hacerte más daño-


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Buenas!

Quería avisarles que esta historia es cortita, asique quizás en dos o tres capítulos ya se termina. Gracias por el apoyo, cuídense mucho! 🤗💞

Ricorda... Mio FratelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora