Ravi vive en los bosques de la montaña, junto a otros 4 miembros de su manada. El resto ya están emparejados entre sí y como alfa sin pareja Ravi es quien se encarga principalmente de la seguridad, aunque el alfa líder es HakYeon.
Un día, durante su...
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Pasaron algunos instantes, luego de los cuales el chico quedó sentado contra la cabecera de la cama, mirando con cierto temor a los otros cinco aunque ya sin intentar alejarse ni huir. Aunque sólo por Ravi mostraba cierto interés y no se apartaba cuando iba a tocarlo, como hacía con el resto.
—Tranquilo, no hay nada que temer, —le susurraba Ravi en ese momento.
El nuevo miró a los otros una vez antes de estirar la mano y tocar la mejilla de Ravi, la imagen apareció de pronto en su cabeza.
Un grupo de humanos, por el tono de su piel y las ropas que portaban supuso que se trataba de alguna tribu de las montañas.
La manada del lobo negro se había acercado a ellos, atraídos por el olor de la comida, sin embargo fueron ahuyentados con sendas antorchas, una de las cuales incluso alcanzó a quemar a uno de los miembros más lentos de su manada.
La mano del pelinegro cayó y con ella se fue la visión que había tenido, Ravi negó un poco con la cabeza para despejar su mente y ubicarse en el presente.
—No, no somos como los humanos normales, —le tranquilizó antes de levantar la mirada al resto—, su manada se encontró con una tribu humana, probablemente del otro lado de la montaña, los ahuyentaron con fuego.
HakYeon asintió, aceptando aquello.
—Lo entiendo, pero no debes preocuparte, no somos como ellos, somos como tú, —Y para reforzar sus palabras permitió que sus ojos tomaran el color amarillo de su lobo.
El pelinegro volvió a asustarse, y aunque no hizo mayor lucha por levantarse o alejarse (HakYeon le había ordenado con su voz de mando el no hacerlo) Ravi pudo sentir la oleada de miedo que exhaló su cuerpo. Instintivamente se acercó un poco más a él, para poder protegerlo y tranquilizarlo, el chico estiró la mano para tomar su muñeca y la sensación se repitió.
De nuevo la imagen del inicio, de los lobos que lo habían atacado a él y a su familia.
—No, también somos cambiaformas pero no somos salvajes ni atacamos a la gente así, —explicó Ravi de manera apresurada.
—¿Qué es? —preguntó Hyuk con curiosidad.
Por algunos momentos Ravi se quedó pensándolo, analizando las imágenes que había visto en su mente, o más bien en la mente de él.
—Su familia fue atacada por un grupo de hombres lobo, no puedo reconocerlos en la imagen, lograron herirlo aunque no lo mataron, así que terminó por transformarse.
Escuchó el suspiro del menor, aunque él veía al pelinegro, quien asintió a sus palabras y volvió a tocarlo.
Imágenes confusas del bosque, un bosque cálido, y una pareja de lobos grandes que se acercaban a él, lo olían pero no llegaron a lastimarlo. Cuando el lobo macho mordió su cuello él siguió sus instintos y se portó sumiso a él.
La hembra ladró entonces al macho, cuando lo soltó ella lo acogió, lamiendo la parte herida e impregnándolo con su olor.
Así lo llevaron con su manada, en la cual había otros tres lobeznos de su mismo tamaño, que de inmediato lo recibieron y jugaron con él como si de un hermano más se tratara.
Ravi respiró profundo y les contó lo que había visto.
—Tiene lógica, es un hombre lobo pero ha vivido como un lobo natural demasiado tiempo, —dijo HakYeon pensativo—, ¿Recuerdas tu nombre?
El chico se quedó pensándolo un momento antes de girar de nuevo hacia Ravi, aunque esta vez se detuvo antes de tocarlo y sólo extendió la mano hacia él. El peliblanco sonrió antes de tomar aquella mano con suavidad.
Estaban en una casa de campaña, hacía bastante calor.
—Leo, querido, debes terminar tu botella de agua, el calor de la selva podría hacerte daño —decía una mujer.
Se apresuró a beber del pequeño vaso entrenador, el agua simple estaba fría y era bastante refrescante.
—Bien hecho, mi bravo leoncito, —le premió cuando terminó la bebida por completo.
—¿En serio no vas a hablar con nosotros? —preguntaba Hyuk en ese momento, mientras Ravi salía de la visión.
Leo negó con la cabeza un par de veces de manera enfática, luego desvió la mirada hacia Ravi casi suplicante, el peliblanco le acarició el hombro para tranquilizarlo.
—Se llama Leo. Y supongo que aún está muy desacostumbrado a sus cuerdas vocales, dale un poco más de tiempo —pidió a Hyuk antes de voltear hacia su pareja—, por cierto, yo me llamo Wonsik, pero aquí todos me dicen Ravi.
Leo asintió y, por primera vez desde que había despertado, en su rostro apareció una sonrisa que, aunque ligera, logró arrancar la respiración de su pareja.
—Yo soy Hyuk, —se presentó el más joven, con una sonrisa confiada—, y este de aquí es mi pareja, Hongbin, —palmeó el hombro del mencionado.
Hongbin contestó con una gran sonrisa que marcó sus hoyuelos, Leo asintió también a su presentación.
—Mi nombre es Ken, bueno, me llamaba JaeHwan pero ahora todos me dicen Ken—se presentó entonces él, acercándose para tomar la mano de Leo—, y también soy un omega convertido, como tú. Cualquier cosa que necesites no dudes en pedírmelo.
Le hizo un guiño, a lo que Leo sonrió de vuelta, le contestó al apretón de manos también. Entre los hombres lobo de nacimiento era poco usual ese gesto, era más el compartir olores entre ellos, pero los humanos solían apretar así sus manos al presentarse e incluso algunos se abrazaban.
Por algunos momentos el lobo de Ravi quiso pedirle a Ken que dejara de tocar a su pareja, pero de inmediato controló aquellos sentimientos que sabía eran irracionales.
—Mucho gusto Leo, yo soy HakYeon y soy el alfa de nuestra pequeña manada. —le sonrió con la misma amabilidad que Ken sin el contacto físico. Leo le asintió, aunque sin la sonrisa que le había dedicado al otro—. Por cierto, Ken es mi pareja.
Para recalcar sus palabras, tomó la mano de Ken y entrelazo sus dedos con los suyos. Leo se quedó mirando por algunos momentos sus manos antes de estirar la suya hacia Ravi. El peliblanco pensó que quería decirle algo más así que tomó la extremidad, sin embargo no llegó ninguna imagen, simplemente la sensación de su piel cálida contra la suya.
Ravi pensó en algo más qué decir, alguna forma de hacerle saber a Leo que él era su pareja y que estaría a su lado para siempre si él así lo deseaba, pero antes de que pudiera encontrar la manera el estómago de Leo hizo un rugido que resonó en el silencio de la habitación.
No pasó mucho antes de que tanto Hyuk como Hongbin comenzaran a reir, Ken y HakYeon también sonrieron.
—¡Oh, lo siento! ¿qué clase de anfitriones somos? —dijo Ken, intentando contener la risa—, iré a preparar algo de comer, ¿crees poder levantarte para ir al comedor todos?
Leo miró algunos momentos a Ravi, no había soltado su mano desde que la había tomado, instantes antes.
—Tranquilo, te sostendré, —aseguró el peliblanco.
De nuevo apareció en Leo esa sonrisa brillante por la que Ravi daría hasta su vida, ahora estaba seguro de eso