Capítulo 3

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El camino de regreso a casa fue algo atropellado, en su forma humana no era tan sencillo esquivar todos los troncos y las raíces de los pinos que lo rodeaban, aún así no iba a dejar al chico/lobo negro solo ahí, y en su forma de lobo no iba a pode...

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El camino de regreso a casa fue algo atropellado, en su forma humana no era tan sencillo esquivar todos los troncos y las raíces de los pinos que lo rodeaban, aún así no iba a dejar al chico/lobo negro solo ahí, y en su forma de lobo no iba a poder llevarlo así que no había otra opción.

El resto de chicos sí cambiaron y con esa facilidad le fueron mostrando el camino, yendo y viniendo por él para corroborar que no hubiera obstáculos insalvables para su forma. Hongbin incluso se ofreció a cargar al chico un rato pero Ravi no lo permitió, quería permanecer en contacto con él durante el mayor tiempo que fuera posible.

Ellos también pegaban sus cálidos cuerpos de lobo al suyo para transmitirle algo de tibieza, dado que estaba desnudo caminando en medio del bosque nevado, que aún para la época de verano era muy frío.

Pasó casi una hora antes de que lograran llegar al claro de su casa, durante todo ese tiempo Ravi seguía intentando contactar con la mente del chico sin el mayor éxito, si no fuera por la temperatura y los latidos constantes de su corazón, casi podría creer que el chico había muerto, idea que lograba partir el suyo.

Exhaló con alivio cuando por fin pudo dejar a su pareja sobre la mullida cama de su habitación, apenas se separó algunos instantes de él solo para ir a ponerse ropa abrigadora, era bueno que fuera un hombre lobo de lo contrario estaría muerto y congelado allá afuera. Los demás también se habían ido a cambiar, volvieron pronto con mantas, más ropa y bebidas calientes.

Ravi apenas les prestó atención, estaba demasiado asombrado y confundido como para enfocarse a nada más, Así que en lugar de intentar pensar en algo más, se dedicó afanosamente en limpiar el cuerpo de su pareja con una toalla húmeda, era alto y sus músculos bien tonificados, aunque no era excesivamente musculoso como los alfas, se veía bastante bien.

Su cabello era igual de negro que cuando era un lobo y Ravi encontró un especial placer en cepillarlo hasta que estuvo completamente sedoso, en definitiva era el chico más guapo que había visto jamás, tenía suerte de tener a tal belleza como pareja destinada... si es que no se había equivocado al sentirlo allá en el bosque.

Pero a cada minuto que pasaba Ravi se frustraba más y más, no podía contactar con la mente ni la esencia del chico, no sabía su nombre, mucho menos qué hacía como un lobo natural.

Suspiró con cierta desesperación antes de acercarse y acariciar con suavidad el rostro del chico/lobo negro.

—¿Quién eres? —susurró.

De pronto llegó, antes de que pudiera saber qué ocurría ni mucho menos evitarlo, la mano del chico sujetó su muñeca con bastante fuerza a la par que un montón de imágenes sin sentido acudieron a su cabeza.


Oscuridad, frío, la fogata se había apagado, la apagaron los lobos cuando llegaron y pisotearon todo alrededor.

Una voz femenina que le indicaba que no hiciera ruido, que se quedara escondido, luego los gritos. Gritos de hombre y también los de la mujer que le había hablado antes, todo eso junto a los ladridos y aullidos de las formas peludas que se movían alrededor.

El caos llegó a la tienda de campaña y pronto se vio atrapado en el revoltijo de tela.

Más gritos, ésta vez los suyos cuando el dolor apareció en su cuerpo al ser mordido por uno que aquellos enormes monstruos...


—¡Ravi! Ey, reacciona, —la sacudida que le estaba dando Ken lo volvió a la realidad.

No estaba en el bosque ni era de noche, estaba en la casa, con su manada, y justo para ese momento todos sus amigos estaban dentro del cuarto, observándolo con preocupación.

Al bajar la vista lo comprendió, el chico estaba despertando y su mente se abrió de golpe ante él, mostrándole lo que veía en ese momento.

De pronto los ojos del chico se abrieron, y aunque solo pasaron algunos segundos Ravi pudo percibir cada una de las cosas que pasó como si fueran en cámara lenta.

Primero él abrió los ojos y miró a cada uno de los que estaba allí con el miedo típico de los lobos naturales ante los humanos. Luego intentó girar, para lo cual lanzó los brazos hacia un lado, fue ahí cuando miró sus propias manos y eso pareció asustarlo aún más.

Abrió la boca, por la que soltó un par de balbuceos incoherentes antes de detenerse y llevarse las manos al cuello y a la boca. Estaba claro que el muchacho no había esperado despertarse como un humano y estaba bastante alterado por eso.

Volvió a intentar levantarse, aunque tanto HakYeon como Ravi lo detuvieron de los hombros.

—Tranquilo, todo está bien, —dijo Ravi, sin embargo el pelinegro ni siquiera lo notó.

Cuando comenzó a patalear Hongbin y Hyuk también lo sujetaron, pronto los ojos del chico tenían el color amarillo de su lobo y algunos pelos negros aparecían ya en su rostro y brazos, estaba tan alterado que comenzaba a regresar a su forma lobuna.

Pelearon un poco más por intentar sujetarlo, aunque se volvía peligroso con las garras que se estaban formando en las manos del pelinegro, además de los colmillos en su boca.

—Lo lamento Ravi, —dijo de pronto HakYeon.

Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería y aprovechando que el muchacho dio un bandazo hacia Ravi, HakYeon se inclinó y mordió con cierta fuerza entre el cuello y el hombro. El pelinegro forcejeó solo un segundo más, a lo que le mayor aplicó un poco más de presión sin llegar a romper la piel, al final el chico se quedó inmóvil, con la respiración agitada y soltando algunos gimoteos de sumisión pero sin luchar realmente.

Por algunos momentos el alfa interior de Ravi gruñó y el sonido estuvo a punto de salir de sus fauces, quería defender a su pareja omega de ese trato, él debería ser el único que lo mordiera así. Si hubiera sido cualquier otro el que lo hubiera hecho, seguramente no habría resistido y el lobo blanco de Ravi habría aparecido para morder a cualquiera que tocara así a su pareja, pero HakYeon no era cualquiera, era su alfa y como tal tenía derecho a someter a quien quisiera salirse de las reglas.

—En verdad lo siento Wonsik, pero era la única manera de tranquilizarlo, —volvió a decir HakYeon al enderezarse, el que usara su nombre real revelaba la seriedad de sus palabras.

Ravi asintió, en efecto era la mejor manera para que su pelinegro se tranquilizara; había además una satisfacción extra: al someterse a HakYeon el chico pasaba a ser parte de su manada, con lo cual se convertía ya en parte de la familia de Ravi, lo cual alimentaba su corazón.

De naturaleza Salvaje (WonTaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora