Capitulo 12

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La noche había caído tranquila en la ciudad, pero no todos estaban tranquilos. Varios pares de ojos observaban la entrada de la residencia. Desde hacía unas horas, solo había salido una camioneta de transporte desde uno de los costados del edificio, y habían visto como cargaban las cajas. La señal del teléfono no se había movido del edificio, y nadie que pareciera la chica había salido. Tenían el edificio rodeado y vigilado por todos los flancos.

- Sin novedad en ninguno de los sectores.- La voz sonó por el altavoz del teléfono de oficina.

En aquella oficina, Odin se sentaba en su silla. Había cometido un error inexcusable y ahora necesitaba arreglarlo antes de que esto se saliera de control. Había permitido que los datos más importantes de su compañía fueran extraídos y copiados. Si esos datos llegaban a la competencia o a sus enemigos, todo el imperio que había construido se esfumaría como el humo. Si tan solo la hubiera vigilado más. Ahora entendía por qué mantenía un carácter tan dócil y tranquilo, sin llamar nunca la atención y haciendo todo lo que le pedían. Niñata taimada. La haría pagar.

- ¡Movimiento! En la entrada principal. El guardia está saliendo con alguien en dirección a su coche.- La voz del soldado anuncio repentinamente el cambio.

- ¿Cuál es la posición de la chica?- Odin preguntó con voz ligeramente irritada.

- Su localizador indica que va con él. Procedemos a perseguirlos.- El mensaje terminó de esa manera.

En la puerta de la residencia , Lu Bu había salido con una persona cubierta por su chaqueta en dirección a su coche. O al menos algo que parecía una persona. Subió el señuelo al coche y condujo en dirección a la estación. Ahora iniciaba la segunda parte de su plan. Tenía que despistar a esos perros para darle una oportunidad a esa chica. Vio por el retrovisor que varias furgonetas le habían empezado a seguir. Habían picado. Llegó a una zona de aparcamiento subterráneo apartada, yendo al final de este. Poco después los coches que lo seguían llegaron tras él, cortando las salidas y encontrando el coche parado al final de un pasillo sin salida. El lugar estaba apenas iluminado por las luces del techo y los focos de los vehículos. Al unisono, las puertas traseras de las furgonetas se abrieron, dejando bajar a al menos quince hombres armados con equipo militar. Eran como sombras encañonando al coche mientras se colocaban en circulo entorno a él.

Permanecieron unos segundos en silencio, manteniendo la posición. De repente, todos los rifles rugieron en una lluvia de plomo contra el objetivo. Los cristales se agrietaron ante los impactos de bala , los faros salieron volando y en poco tiempo el coche entero fue reducido a un montón de metal agujereado. A una señal del que parecía el líder, todos cesaron el fuego y el líder se acercó poco a poco. Rompió los pocos restos de cristal y miró dentro.

- ¡No están!- Fue lo que pudo gritar antes de que las luces se apagaran.

Todo el escuadrón de soldados miró a su alrededor, iluminando con sus linternas. El silencio tan solo era roto por el sonido de pasos y movimientos de rifles. Las respiraciones nerviosas se notaban mientras se apretaban en la poca luz que daban los focos de las furgonetas, intentando vigilar sus espaldas. Las luces de sus linternas se movían nerviosamente en todas direcciones, buscando al monstruo que acechaba en la oscuridad.

- ¿Ordenes, capitán?- Uno de los soldados se giró hacia su superior, esperando recibir alguna instrucción o directriz.

Sin embargo, a la vez que se giraba, un sonido silbante cruzó el aparcamiento, acompañado de un sonido de metal cortando carne. Cuando el resto de los mercenarios se giró, dos cuerpos yacían en el suelo. Reconociendo el cuerpo de su capitán, el nerviosismo aumentó, a la vez que notaban como ese tipo se movía rápidamente por los alrededores. Finalmente, las luces se encendieron y pudieron ver al dragón, de pie sobre una de las furgonetas.

El avaricioso dragón y la delicada orquídeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora