Capitulo 13

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- En otras noticias, Se ha encontrado el cadáver del jefe de la empresa Valhalla, Odin, en su mansión. El cuerpo fue hallado por su hijo mayor Thor, con varios signos de violencia y tortura. Se cree que podría ser un ataque mafioso, debido al hecho de que hace apenas unos días, un informe anónimo a la policía destapó el hecho de que Odin había mantenido durante mucho tiempo tratos con empresas clandestinas y distintas mafias, muchas de las cuales le ayudaron a construir su imperio. Hasta ahora, no se conoce ni la identidad del informante ni la del asesino, pero la policía investiga . . . - Las noticias sonaron mientras Randgriz miraba la televisión con la mirada perdida.

Lo habían logrado. Habían acabado con toda la obra y legado de aquel hombre, y habían logrado ocultar sus huellas, sin que nadie sospechara nada. Sin embargo, incluso aunque la felicidad que la llenaba era enorme, seguía sin sentirse feliz del todo. Había algo que le faltaba, algo que le hubiera gustado que fuera diferente, algo que la hacía sentir que podría haber hecho algo más.

Algo. No, más bien alguien.

El día antes, habían anunciado en las noticias que habían encontrado los restos de lo que parecía una batalla en un aparcamiento, con más de una decena de muertos. Había sido una batalla encarnizada, por como habían acabado las paredes y el coche allí encontrado. El coche hecho un destrozo le causó un nudo en la garganta en cuanto lo vio, sabiendo lo que eso podía significar. Desde entonces había intentado llamar a Lu Bu varias veces, sin obtener respuesta alguna, causando mayor sensación de congoja en su pecho. Nunca hubiera imaginado que perderle pudiera causarle tanto daño, tanta tristeza.

Apagó el televisor y se levantó con cuidado, intentando no despertar a Geir, que se había quedado dormida en su regazo. Brunhilde la había acogido en su casa con la intención de que se quedara hasta que fuera seguro, y realmente agradeció aquellos días rodeada de su familia, su verdadera familia, pero había llegado la hora de volver a su propio hogar y empezar de nuevo. No podía depender de ellas toda su vida. Caminó hasta el balcón que daba al bello jardín de la casa, apoyándose en la barandilla y dejando que el fresco aire de la noche la calmara.

- Entonces ¿Te vas mañana?- La voz de su hermana sonó a su espalda.

- Sí. Quiero poder crear mi propio espacio. Te agradezco mucho que hayas dejado quedarme, voy a echaros mucho de menos.- Randgriz sonrió con un tono de tristeza en su rostro.

- Sabes que siempre eres bienvenida. Además, ahora que estas un poco más libre, las demás podrán visitarte más a menudo, y tu a ellas.- Brunhilde dijo mientras pasaba su brazo por los hombros de Randgriz.- Sigues preocupada por él ¿Verdad?-

Randgriz asintió suavemente.

- Sé que es casi imposible, pero una pequeña voz dentro de mí me dice que no me preocupe, que volverá y que tenga esperanza. Pero cada vez es más difícil creer que pueda tener razón.-

Randgriz miró al suelo, para luego mirar al horizonte nocturno.

- Es gracioso, como una persona que conocí en apenas unos días pudo ganarse un lugar tan profundo en mi corazón.- Randgriz rió de forma triste.

Se quedaron así durante unos minutos, simplemente observando el cielo nocturno antes de que cada una fuera a acostarse. Randgriz se tumbó en la cama mientras miraba al techo, mientras respiraba para relajarse y dormir un poco. El sueño finalmente llegó, y volvió a encontrarse en aquella sala oscura, sin poder ver más allá. Sin embargo, esta vez era distinto. No podía sentir la presencia de aquel ser, de aquella bestia que al principio vio como un monstruo y que luego se convirtió en un símbolo de seguridad y confort. Ahora no había nada, como si hubiera desaparecido, sin sonido, sin luz. Simplemente la oscuridad, y el sentimiento de soledad que se le arremolinaba en el pecho.

El avaricioso dragón y la delicada orquídeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora