Trajedia

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No entiendo porque pero Nisu se había vuelto demasiado sobreprotector conmigo. No me dejaba salir a ningún sitio sola y tenía que ir al balneario para disculparme con todos.

Pasó una semana desque que lo recordé todo y aproveché que Nisu se fue a hacer no se que cosa porque no le presté atención y se le olvidó cerrar con llave así que me escapé.

Empecé a correr hasta el balneario que no estaba muy lejos pero esa vez se me hizo eterno.

Estaba a punto de llegar a la puerta del sitio cuando me topé con Shin. Chocamos de frente y miró algo malhumorado. Luego me vio y se sorprendió. Mi pelo ya no era verde esmeralda, sino un verde pizarra. Sonreí y me abrazó. Apoyé mi cabeza en su pecho y empecé a llorar mientras sus brazos me rodeaban. Nos separamos y aún llorando nuestros labios tocaron los del otro.

Me sentía culpable por todo lo que ha sufrido y quería disculparme aunque el al ver mi cara comprendió lo mal que me sentía.

-No pasa nada. Tu no tienes la culpa de lo sucedido. -Me consoló Shin. Volví a apoyar mi cabeza en su pecho pero cada vez que lebantaba la cabeza para mirarle, él sonreía y yo me sentia más culpable y lloraba más.

-Venga, deja de llorar. Ya pasó todo. -Me consolaba Shin acariciándome el pelo.

Me separó pero me agarro de los hombros y me dijo:

-No llores que así, estás muy fea. Venga, cántame una de tus canciones, hace mucho que no la escucho.

Al oir esa petición, agaché la cabeza algo decepcionada y él para animarme me cogió de la barbilla para que le mirase a los ojos aunque  yo intentaba evitar el cruce de nuestras miradas.

Mi pelo se hizo hacia atrás dejando mi cuello descubierto en el que se veia un vendaje. Su cara de felicidad se borró y la cambió por una de pena y esta vez fue él el que me abrazó.

A mi no me importó su reacción, solo me interesaba que estaba con él y no quería separarme de él nunca más. Aunque nuestra felicidad duró poco.

-¡¿Se puede saber qué hacer aquí?! -Gritó una voz.

Me giré aún abrazada a Shin y él lebantó la cabeza para ver quién era el que gritaba. Vimos que era Nisu que se acercaba rápidamente y de muy mal humor. Me asusté al verle pero Shin se puso delante mío y me protegía.

-¿Que haces tu aquí? -Preguntó serio Shin. 

-He venido a buscar lo que me pertenece. -Contestó Nisu.

-¡Rania no le pertenece a nadie! -Gritó mi novio para defenderme.

Devido al gran alboroto que había, las demás sirenas salieron para ver el origen de los gritos y vieron la extraña escena. Se acercaron hacia donde estaba yo y me preguntaron:

-¿Qué ha pasado?

No les respondí y giré mi cabeza en dirección a Shin y Nisu para ver lo que hacían.

-Ella se viene conmigo. -Dijo Nisu mientras se dirigia hacia mí y me agarró. Empezó a arrastrarme en la dirección opuesta a la que él tiraba y los demás también tiraban al mismo lado que yo. En un momento, resbalé y caí al suelo. Me golpeé la cabeza y solo ví a la Renia del Agua con su risa extraña.

MELODÍA DE SIRENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora