GUERRA | desde la primera vez que los vengadores pisaron la tierra, nada nunca más volvió a ser lo mismo. Especialmente para Tony Stark, el tipo más egocéntrico de la tierra que siempre se imaginó salvando el mundo solo.
Hasta que una niña de pelo...
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{Ella está sosteniendo el martillo.}
⎊
— Domingo - 07:32, Torre de los Vengadores.
LA NOCHE HABÍA SIDO UN FRACASO TOTAL, Al menos así lo pensaba Stark. Todo su proyecto había fracasado por completo y, en contra de lo que imaginaba, no salió nada bueno de él. El resto de su noche fue terriblemente desperdiciado en mejorar todo el daño que ese robot enfermo había hecho. Obviamente, no pudo limpiarlo todo él mismo, ya que casi toda la sala de la base estaba completamente destruida. Evitó chocar con Steve durante el resto de la madrugada, lo que hizo que se emborrachara completamente antes de poner la cabeza en la almohada. Esta fue probablemente una de las razones por las que Tony ha sido completamente adicto al alcohol desde que tiene memoria. No se sabe con certeza cuándo entró el mal hábito en su vida, hay una alta probabilidad de que haya sido influenciado por su padre. Ya que Howard Stark era un tremendo adicto a la bebida, como él.
La frustración de aquella noche había sido tan grande que se consideraba imposible que durmiera tranquilo, ya que ni siquiera en días normales ocurrían este tipo de cosas. No le gustaba la forma en que afrontaba sus problemas, pero no tenía otra opción, ya que siempre había sido así.
Pero, en particular, esa cosa se quedó en su cabeza. Aunque se sintiera fracasado por el proyecto, y aunque estuviera completamente borracho en el momento de acostarse a dormir... Ese frío era lo último que tenía en mente.
— Todo nuestro trabajo ha desaparecido. —Bruce se acercó a él en cuanto Tony puso un pie en el laboratorio. El sol estaba saliendo fuera, y el ambiente dentro del lugar estaba helado. Iron Man se acercó un poco más, observando cuidadosamente el cadáver de una de las legiones de hierro que Ultrón había utilizado anoche. — Ultrón se fue, usó internet como su forma de escape.
— Ultrón. —La voz de Steve se impuso, se acercó, apoyando su mano izquierda en la mesa frente a los dos.
— No podemos confiar. —Tony los interrumpió a ambos.
—¿De verdad, Stark? — una risa sarcástica sonó en la voz del capitán.
Sabía muy bien la razón exacta por la que Steve y todos los presentes estaban un poco en contra de él, no era inimaginable. Todos tomaron su correspondiente café y pronto se fueron a hacer las cosas que debían hacer, ya que dentro de un rato iban a ir a por el cetro.
El ambiente era agradable, pero Tony seguía sintiendo frío a cada paso que daba dentro del laboratorio. Era como si el aire se cerrara a su alrededor, dejándole sin aliento. La puerta automática se abrió y uno de los empleados entró en el local con un aparato en la mano.
— Se llama Stella Kieran. —Le entregó la tableta a su jefe. —Tiene veintiséis años, es huérfana y ha nacido y crecido en Brooklyn. Se denunció su desaparición hace casi un año.
