Capítulo 16.

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Su presencia imponía sin la necesidad de decir o hacer cualquier gesto, el simple hecho de que estuviera en la misma habitación que yo, me hacía temblar.

— ¿Qué haces aquí, Mycroft? — preguntó Sherlock con desdén.
— ¿Qué manera de recibir a tu hermano es esa? Después de haberme deshecho de esa gente, merezco por lo menos un buen saludo — dijo con cierta burla.

Sherlock chasqueó la lengua y giró la cabeza, se cruzó de brazos y suspiró.

— Que gusto verte, hermano — dijo rechinando los dientes básicamente.
— El gusto es mío, a propósito, ¿quién es está hermosa señorita? — preguntó con su mirada en mi.
— No te hagas el ignorante, bien sabes quién es — dijo Sherlock molesto.
— T/N Bakers, un gusto, señor Mycroft Holmes — dije con una sonrisa amigable.
— El gusto es todo mío — dijo al tomar mi mano y besarla con delicadeza —. Suave y delicada, al igual que usted — dijo con referencia a mi mano.

Me ruboricé ligeramente gracias a ello y me encogí de hombros al momento de agradecer el cumplido. Sherlock gruñó y me miró con ojos fulminantes.

— ¿Qué es lo que quieres? — preguntó Sherlock con la paciencia a punto de reventar.
— Necesito hablar con ustedes, es algo importante — contestó con seriedad.

Los tres tomamos asiento en la mesa. Estaba nerviosa, al parecer ese hombre era importante, Sherlock jamás lo había mencionado, pero la señorita Hudson y Watson parecían conocerlo.

Mycroft soltó un suspiro y me miró con un toque coqueto antes de guiñarme el ojo.

— Usted es sin duda de quien tanto se habla en los periódicos todos los días, ¿me equivoco? — preguntó Mycroft.
— Para nada — contesté con cortesía.
— En ese caso, está consciente de la posición en la que se encuentra y la controversia que crea día tras día — dedujo con seriedad. Asentí con la cabeza —. En ese caso, esto será más fácil de lo que creía. Le tenemos una oferta, como el gobierno, he decidido que, gracias a los bienes que hizo en el pasado desenmascarando a tantos criminales a costa de su propio bienestar, se le de una oportunidad y no se le mate o se le encierre, en cambio deberá irse del país con una nueva identidad y nueva vida, claro que estaría bajo la constante vigilancia del gobierno por mínimo diez años.

Parpadeé varias veces sin creer lo que me decían. No era una mala oferta, pero tampoco era mi única opción ni lo que quería, al igual que si me iba sin decir nada, Wallstrock y su organización habrían ganado y se habrían deshecho de mi, que era lo único que necesitaban para poder seguir con sus crímenes.

Respiré profundamente y me puse de pie.

— Agradezco su oferta, pero me temo que debo rechazarla, ustedes no pudieron contra Wallstrock, justo ahora no saben dónde está, ni qué es lo que hará, no tienen idea de nada. Ya ha muerto alguien, quién sabe cuántos más lo harán si sólo tomo mis cosas y me voy de aquí — dije con seriedad.
— En ese caso... me temo que no tengo más opción — dijo con cierto pesar.

Mycroft sacó una pistola y la apuntó a mi cabeza con una mirada firme y fría. Sonreí de lado y me crucé de brazos. Sherlock se puso de pie rápidamente y fue con su hermano.

— Mycroft, lo que dicen sobre ella no es verdad, no te dejes cegar por las mentiras de ese hombre — dijo Sherlock desesperado.
— Me temo que no puedo dejar nada al azar, además,  el señor Bill Arschen nos dio esta mañana unos papeles y fotografías que la incriminan lo suficiente como para saber que no podemos dejarla libre así como así — dijo Mycroft con seriedad.
— No dejaré que te la lleves — dijo con firmeza.
— Sherlock — dije con seriedad para llamar su atención.

Sherlock me volteó a ver y negué con la cabeza, él sólo tensó su cuerpo y por puro impulso se atrevió a encestarle un buen golpe a Mycroft, bueno, realmente sólo lo intentó, ya que los reflejos inhumanos de su hermano le permitieron esquivar el golpe y darle uno en la espalda con la pistola para dejarlo inmóvil en el suelo y después pisarle la espalda para evitar sorpresas.

Fruncí el ceño ante eso y Mycroft sonrió con arrogancia y altanería.

— Ya veo lo que sucede aquí — dijo un tono orgulloso y altanero —. Están juntos, ¿no es así? Vaya, Sherlock, no haces caso a nada de lo que te digo, ¿cierto?

Mycroft se abalanzó a mi y logré voltear la mesa para poder detenerlo un poco, comencé a correr por la habitación hasta salir de esta y bajar por las escaleras rápidamente, lo esperé abajo de estas y cuando lo vi cerca estiré mi brazo para que se golpeara con él, pero logró esquivarlo y me apuntó con su arma dispuesto a disparar, por suerte, esquivé el balazo al salir de su rango.

Me tomé con fuerza del barandal y me brinqué a las escaleras de nuevo para poder intentar golpear a Mycroft, logró bloquear mi golpe, pero ocupé mi pierna para golpearle la cabeza con fuerza, tras eso le di un rodillazo en la boca del estómago y volví a subir hasta el estudio.

Tomé el objeto más cercano y lo empuñé lista para atacar en cuanto viera al hermano de Sherlock.

Estaba por atravesar la puerta y se la cerré en la cara de golpe, después me escondí tras la mesa para protegerme de los contantes balazos.

Dejaron de escucharse disparos y asomé los ojos para ver a Sherlock intentando pelear contra su hermano, sin embargo, cuando Sherlock hizo su típico movimiento de pararse de manos y patear con la pierna que alzaba, Mycroft simplemente lo epujó y golpeó en el estómago para dejarlo fuera de combate por un tiempo.

Me aproveché de su distracción para abalanzarme a él y enrollar mis piernas al rededor de su cabeza y con una llave tirarlo al suelo. Sin darle oportunidad de levantarse me senté sobre su abdomen y puse el objeto en su cuello, aunque no fuera punzante, la garganta era un punto delicado y él parecía ser de quienes saben de eso.

— Escúchame bien, justo ahora, me pondré de pie y saldré por esa puerta sin que te pongas de pie o intentes cualquier cosa, si veo que lo haces, será mejor que te despidas de tu lindo hermano — dije con seriedad —. Apropósito, no eres mi tipo, a mi me gustan los idiotas como Sherlock.

Le di un buen golpe en el rostro e hice lo dicho. Llegué hasta la puerta y salí disparada de ahí.

Corrí a un edificio y subí por el exterior hasta el tejado para correr por este y ser un blanco menos fácil de cazar.

Llegué al lugar que tenía en mente y entré por la ventana que vi abierta. Bajé a la sala y me encontré con quien estaba buscando, él, en cuento me vio, se puso de pie rápidamente y fue a ver cómo me encontraba. Mi costilla dolía ligeramente, pero habían sido tantas las emociones que había experimentado desde que salí de ese mismo lugar, que no lo noté hasta que sus brazos rodearon mi cuerpo.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó preocupado.

Asentí con la cabeza y le expliqué rápidamente la situación. Él soltó un suspiro y llevó su mano a su barbilla para poder pensar.

— Supongo que actuarás de inmediato — dijo finalmente.
— Así es, pero necesito tu ayuda, necesito que uses tu apellido para ayudarme — dije con seriedad.
— Cuenta conmigo — dijo con una sonrisa.
— Muchas gracias, Albert — dije con una sonrisa tímida.

Amor Criminal (Edición) || Sherlock Holmes x T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora