Capítulo 10.

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Llegué corriendo hasta la residencia de la señorita Hudson, entré rápidamente y comencé a llamar a todos. Subí las escaleras y entré al estudio de Holmes cual caballo desbocado para encontrarme a Watson y Holmes sentados jugando cartas. Ambos me miraron desconcertados y mis ojos se llenaron de lágrimas gracias al alivio y felicidad que sentí por verlos ahí y con vida.

Cai al suelo sobre mis rodillas y cubrí mi rostro con mis manos para ocultar un poco las lágrimas.

Una mano sobre mi hombro me hizo alzar la cabeza y vi a Holmes con una expresión bastante preocupada en el rostro. Apreté mis labios y me abalncé a él para abrazarlo con fuerza.

- ¿E-Está todo bien? - preguntó preocupado.
- Están bien - dije en un sollozo.
- ¿Por qué no lo estaríamos? - preguntó Watson.

Bajé la cabeza y fuimos a sentarnos al sillón, me dieron un vaso con agua y les expliqué lo sucedido.

- Olvidé decirles que... La otra noche fui a una gala y... Wallstrock envió a sus hombres a matarme - dije mientras jugueteaba con mis dedos -. Gracias a eso y la ayuda de un amigo me di cuenta de que él sabía que iría allá, por lo tanto, podría saber que vivo aquí. Además... Le envié una carta de amenaza, así que creí... Creí que... Que los habían...

Mi voz se quebró. Mi cabeza me jugó en mi contra y me mostró tanto el recuerdo de la muerte de mis padres, como una visualización de lo que no quería encontrar al llegar, es decir los cadáveres de Holmes, Watson y la Señorita Hudson.

- Así que una amenaza... ¿Alguna vez piensas antes de actuar? - preguntó Holmes molesto.

No contesté, me sentía muy cansada. Dejé de escuchar los gritos de Holmes y mi vista se puso borrosa. Comenzaron a dar vueltas y termine cayendo de costado en el sofá.

Desperté por unas suaves caricias en mi cabeza, abrí ligeramente los ojos y pude ver a Holmes arrodillado frente a mi rostro acariciando mi cabeza.

— ¿Por qué eres así? — lo escuché preguntar —. Tienes muchas cosas guardadas pese a que me lo contaste todo. Actúas... Sin ver el panorama completo. Estas desesperada, ¿por qué? Aún siendo tan irreverente y malhumorada, tú has logrado que yo...
— Lo hago porque no quiero que les pase nada — contesté adormilada.
— ¿E-Estabas despierta? — preguntó nervioso.
— Me despertaron tus caricias — contesté mientras me acomodaba para seguir durmiendo —. Lamento preocuparlos tanto.

Holmes bajó su cabeza y yo estiré mi brazo para comenzar a acariciar su cabello como si fuera un animal.

— Tan suave... — dije medio dormida.
— No soy un animal — se quejó.
— Tú me hacías lo mismo  — dije con una sonrisa boba y cansada —. Sentí bien, así que quise hacértelo también...
— Estás dormida aún... Deja de decir tonterías — dijo ligeramente ruborizado.
— Eres muy atractivo, Holmes — dije mordiendo mi labio inferior.

Su rubor aumentó gradualmente y yo comencé a acercarme a su rostro lentamente hasta quedar a pocos centímetros y entonces, caí profundamente dormida en el sofá.

Desperté con una manta sobre mi cuerpo, me sentía bien y renovada. No recordaba nada de lo sucedido en ese extraño momento en el que estuve parcialmente despierta, así que me puse de pie sin preocupaciones y me preparé para trabajar.

Salí del estudio y me topé con Holmes, a quien saludé con completa normalidad, él sólo me miró, me ignoró y básicamente corrió hasta el estudio. Fruncí el ceño confundida y alcé mis hombros para seguir con lo mío.

En el café me trataban como a cualquier empleada, nadie sabía mi apariencia, ni mi nombre real, así que no tenía que preocuparme.

Estaba sirviendo una taza de café cuando cierta persona entró al lugar. Cruzamos miradas y sonreí ampliamente para ir y asignarle una mesa, así como tomar su orden.

Amor Criminal (Edición) || Sherlock Holmes x T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora