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Delilah siempre había tenido presente lo que significaba su puesto para los demás, la corona le había proporcionado un rol importante en la sociedad inglesa desde 1795 cuando nació, sabía el peso que ésta ponía sobre ella y las expectativas que todos esperaban que cumpliera y por supuesto superarlas.

- Hijos míos, venid - pidió su madre - todos estaban en uno de los tantos salones de visitas con los que contaba palacio - hoy vendrá una querida amiga de visita junto a su protegido, pasa el tiempo con él mientras Lady Danbury resolvemos unos asuntos de suma importancia.

De los tres hermanos Aidan era el mayor con nueve años, después seguía Delilah con seis y por último el pequeño Ethan con tan solo cuatro años. Para Charlotte sus hijos eran su adoración, la alegría de el lugar y su más preciado tesoro.

- Lady Danbury y el heredero de Hastings, Simon Bassett, majestades - informó uno de los trabajadores de palacio.

Tras él entraron una mujer y un niño de unos nueve años más o menos, ambos hicieron una reverencia y se acercaron, sus hermanos no tardaron en acercarse al pequeño para que jugara con ellos.

- Madre, ¿ Podemos jugar en el jardín? - preguntó Aiden, su madre asintió - vamos, Lila.

Los cuatro infantes no dudaron en salir corriendo, las personas del lugar no hacían más que apartarse del camino para evitar ser llevados por delante recibiendo disculpas de parte de los pequeños.

El jardín de palacio era inmenso y una de las partes que a la pelinegra más le gustaba, con el tiempo su madre se había encargado de llenarlo de varios tipos de plantas de todos los colores y tamaños.

Pocos minutos después cuando se había aburrido de jugar con sus hermanos la pequeña princesa se escabulló de los tres niños para esconderse en su rincón, una parte del jardín que su padre había construido especialmente para ella. Sintió los pasos de alguien por lo que no dudo en esconderse detrás de un arbustos.

- ¡ Boo! - grito saliendo se su escondite, el pequeño Simón saltó por la impresión - me has seguido - acusó la niña.

- Lo- lo- lo siento - tartamudeo el chico, era la primera vez que lo escuchaba hablar desde que había llegado - no- no quería incomodarle.

- Da igual - le dijo intentando animarlo, había notado que le costaba hablar y cuanto le avergonzaba - a partir de hoy tu y yo seremos mejores amigos, ¿ vale?.

El moreno asintió feliz, era la primera amiga que tenía y lo había aceptado a pesar de su defecto, como su padre le había dicho, sintió su pecho hincharse de alegría.

- Vamos, te mostraré mi lugar secreto - tiro de la mano de Simon para guiarlo a través de los rosales - te va a gustar.

Después de aquella tarde las visitas de el heredero Hastings se habían hecho habituales, las tardes leyendo, jugando y haciendo cualquier tontería con la princesa y los príncipes no podían faltar en un dia comun en el palacio.

- ¡ Niños ! - escucharon gritar a Renata, una de las amas de llaves que acababa de caer en una de sus bromas.

- ¡ Corred que nos alcanza ! - gritó Aidan entrando a una de las habitaciones, los demás le siguieron.

En cuanto dejaron de escuchar los pasos de la pobre mujer estallaron en risas, los cuatro juntos eran un peligro para quien se cruzara con ellos.



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- Lila, abre la puerta, por favor - pidió el heredero Hastings - seguir tocando hasta que abras.

Con el tiempo la amistad entre la princesa y Simon había aumentado, llegando al punto en el que Simon pasaba más tiempo junto a ella que en su propia casa, muchos incluso llegaron a pensar que ambos terminarían comprometidos pero con los años asumieron que aquella relación no sobrepasaba los límites de la hermandad.

- ¡Largo Basset ! - grito Delilah cuando cayó en cuenta de que los insistentes golpes en su puerta no se detendrían.

- No me iré hasta que abras la puerta y me dejes explicarte todo - insistió el chico Basset de ahora dieciocho años - por favor, Delilah.

Antes de que sus nudillos tocaran de nuevo la puerta esta fue abierta por la pelinegra, sus ojos y nariz estaban levemente rojos, el moreno la atrajo hacia él para abrazarla.

Acariciando su cabello lentamente mientras aún la mantenía entre sus brazos susurro un lo siento.

- Pensabas irte sin siquiera despedirte Bassett - reclamo, Simon emprendería esa misma tarde un viaje para completar sus estudios como mandato de su padre - muy valiente de tu parte, ¿ No crees?.

- Perdon Lila, no es mi decisión, si así fuera me quedaría con vosotros - le dijo - pero intentaré volver tan pronto como sea posible, lo prometo .

- Mas te vale, Simon Arthur Henry Fitzrandolph Bassett o yo misma te buscare y te traeré de vuelta a inglaterra.

- Eres sumamente aterradora cuando te lo propones, princesa Delilah Everleigh de Inglaterra.

- Hablo enserio - le señalo - tienes que escribirme.

- Lo sé y sabes que lo haré.

- Nos vemos en tres años, Delilah.

- Nos vemos en tres años, Simon.

ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ᴅᴀᴜɢʜᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora