Capítulo 15

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Capítulo 15



Las calles de la isla de Neverfall estaban llenas de gente a aquellas horas del mediodía. La mayoría de ellos se encontraban en las barras y mesas de los restaurantes colindantes, aprovechando los últimos minutos de la hora de descanso. Poco después, con el sonido de la sirena que marcaba los turnos, los trabajadores de las industrias extractoras de coral de la zona tendrían que volver al trabajo.

Hacía unas horas que deambulaban por las calles en busca de su objetivo. El día anterior, un par de horas después de que Ana despertase, Gorren les había convocado a todos para informarles sobre el status de la búsqueda de Ivanov. Por el momento, y tal y como todos sospechaban, seguían sin encontrar un rastro a seguir que les llevase hasta él, pero poco a poco iban cerrando el círculo. Ivanov se encontraba en el planeta, y así lo demostraba el hecho de que, aquella misma tarde Leigh hubiese contactado con Ana para informarla de que habían localizado su nave en uno de los muelles. Siete días atrás, Ivanov había pisado tierra acompañado de sus hombres. Y era precisamente el hombre que le había recibido en los muelles al que ahora buscaban. Tras ser localizado gracias a los registros planetarios, Ana y Armin se encontraban en plena búsqueda de un hombre al que la suerte, al igual que Ivanov, le había abandonado hacía ya mucho tiempo.

Deim Ja-Ming había sido un gran empresario en otros tiempos. Nacido en el seno de una familia muy humilde, Deim había logrado alcanzar una importante posición dentro de la sociedad de Svarog gracias a su buen olfato dentro de los negocios. Ja-Ming había iniciado su carrera siendo un simple corredor de apuestas, pero con el paso del tiempo había acabado convirtiéndose en uno de los accionistas más importantes de Nexa-Rechstar, la mayor explotadora de coral del planeta. Y seguramente lo habría seguido siendo de no haber caído sobre él todo el peso de la justicia tras los sucesos acontecidos con el Capitán. Deim fue reconocido como uno de los aliados de Ivanov y, al igual que el resto, fue perseguido para ser juzgado. Por suerte para él, Deim había logrado escapar de la justicia a tiempo. El antiguo empresario despareció de la faz del planeta hasta tal punto que, incluso, se llegó a creer que lo había abandonado. No obstante, las imágenes tomadas por los dispositivos de seguridad del muelle le habían traído de regreso a la realidad de Svarog. Deim no solo estaba en el planeta, sino que además había regresado al encuentro de su querido y venerado maestro.

—¿Crees que habrán encontrado algo en la nave?

Avanzaban el uno junto al otro, con paso rápido. Se encontraban en las cercanías de un puerto marino bastante animado, muy cerca de una enorme galería en cuyo interior se instalaba cada mañana la lonja de Neverfall. Aquel no era un lugar ni tan limpio ni elegante como la zona en la que se movía Wassel, pero resultaba agradable pasear por sus calles. Sus gentes resultaban alegres y cercanas, sus negocios acogedores y sus paisajes, sobretodo el marino, idílico.

De vez en cuando Ana se detenía para contemplar la hermosa visión del océano. La sombra rosada de los arrecifes de coral cubría de parches unas aguas cristalinas que, en cierto modo, le recordaban a las de Egglatur.

—No lo creo —respondió Armin en apenas un susurro—. El Capitán se habrá encargado de borrar todas las huellas. Y no solo eso.

Se detuvieron al borde de una calzada para dejar pasar un par de motocicletas gravitatorias. A continuación, tras mirar de izquierda y derecha y asegurarse de que no hubiese ningún otro transporte por los alrededores, cruzaron la avenida y se adentraron en un pequeño pasadizo de piedra al final del cual unas escaleras de madera descendían a unos muelles flotantes donde había sido instalado un pequeño mercado artesanal.

—¿A qué te refieres? ¿Crees que pueda haber algún tipo de trampa preparada?

—Es posible. Desde luego, yo lo habría hecho en su lugar.

Dama de Verano - 3era parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora