Escuela De Frikis {Libro Adaptado}

Capítulo 3 parte 3

Mientras los niños se deleitaban con el espectáculo, Lulu cerró las esposas alrededor de la barra metálica que quedaba justo por encima de las ruedas del avión. Sin ningún miramiento para con su profesor caído, la niña se sentó a recobrar el aliento. A unos pasos de ella, Mr. Brampton se movió, gruñó y se tocó la frente.
— Tendrá que arrastrar también al avión si quiere meterme en el ascensor— Dijo Lulu, hinchada de orgullo por la buena ejecución de su plan.
Mr. Brampton, rezumando animadversión por los cuatro costados, cojeó en silencio hacia el ascensor. No se atrevió a decir una sola palabra por miedo a lo que pudiese gritar. Estaba claro que alguna blasfemia se le escaparia.
Al día siguiente, el responsable de disciplina confiscó las esposas de Lulu y le explicó que se le prohibía asistir a ninguna excursión durante lo que le quedaba en la Escuela de Primaria Roger Williams. Los Punchalower recibieron una carta certificada en la que se les comunicaba que Lulu tendría que quedarse en casa a escribir redacciones sobre la historia del ascensor durante las dos salidas siguientes.
A los Punchalower no les importaba que su hija se quedará en casa o realizara tareas escolares extra, pero detestaban la idea de que sus compañeros de clase fueran cuchicheandoles a sus padres lo que había montado Lulu en el museo. Los Punchalower eran de esa clase de padres cuyo pasatiempo preferido es fanfarronear sobre los logros de sus hijos, y el comportamiento de Lulu difícilmente podía catalogarse como un logro. ¡Madre mía! Solo una semana después de la infame aventura museistica, los Punchalower ya estaban seguros de oír susurros cuando iban al club de campo y salían hacia el campo de golf... Mrs. Punchalower había trabajado sin descanso para preservar la majestuosa fachada de la familia, y ahora Lulu la estaba haciendo peligrar.
Después del episodio del museo, la niña empezó a percibir una mayor cantidad de cuchicheos en su hogar, ya extremadamente tenso de por sí. Lulu se olía que sus padres estaban tramando algo, pero, para ser sinceros, no les prestaba demasiada atención.