Capítulo 5 parte 1

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- Arthur, por favor. Nadie está de humor para tus gracias. O para tu poca gracia, más bien.
Tal como dictaban las prácticas de viaje estándar de los Masterson, la familia se hospedó en una pensión con desayuno prefumigada, que en este caso era la Pretty Pitts Inn. Hacía tiempo que los Masterson exigían la fumigación como requisito en todos los alojamientos de sus viajes. Eso suponía una gran cantidad de preparativos y unos gastos considerables, pero era imprescindible para que Madeleine conservara cierta apariencia de cordura.
En el baño verde pálido de la Pretty Pitts Inn, la niña se lavaba los dientes con ímpetu mientras comprobaba si en las paredes había alguna telaraña. Del otro lado de la puerta, los Masterson, aún con náuseas, inspeccionaban las sábanas y la funda de la almohada antes de montar el dosel de la mosquitera. Madeleine entró a la habitación luciendo su camisón rosa con velo incorporado, disparó un par de pulverizaciones de repelente, se metió en la cama y rezó en silencio para pasar una noche a salvo de bichos y arañas.
A las 7:30 horas de la mañana siguiente, la exhausta familia Masterson subió al autobús que iba a Farmington. El vehículo, de laterales plateados, estaba completamente vacío salvo por un jovencito muy guapo llamado Garrinson Feldman. A sus trece años, era alto para su edad, lo cual lo convertía en un as de todo lo deportivo, desde el fútbol hasta el béisbol o el baloncesto. En su colegio de Miami era algo así como una eminencia, y no solo por los puntos que marcaba en el campo de juego. Su pelo rubio, su piel bronceada y sus ojos azules inspiraban a bastantes chicas, que le dejaban cursis notitas de amor en su taquilla. La combinación de sus proezas atléticas y su atractivo excepcional hacía de Garrinson el chico más popular de toda la Escuela de Secundaria de Palmetto.
Sin embargo, aparte de cosechar éxitos en el campo de juego y hacer que las niñas se ruborizaran en el pasillo, Garrinson se había ganado la reputación de tener bastante malhumor, porque a menudo respondía con brusquedad a sus compañeros de clase por cualquier tontería. Un día, después de un partido de fútbol impresionante, dos de los compañeros de clase de Garrinson, Phil y Rick, se le acercaron con sus tablas de body-board colgando a la espalda.
- Tío, has estado de muerte ahí afuera -soltó Rick con un entusiasmo que solía reservar para los jugadores de la NFL, la Liga Nacional de Fútbol Americano-. ¡Has vuelto a llevarnos a la victoria!
Garrinson le dedicó un gesto con la cabeza, como queriendo informar que ya lo sabía; solían alabarlo por sus dotes en el campo.
- Nos hemos traído las tablas, ¿te vienes a la playa a pillar unas olas? -propuso Phil.
- Pues no, a mi eso no me va nada -respondió Garrinson con frialdad.
- Vamos, venga -insistió Rick, metiendo cuchara, desesperado por despertar como fuera el interés de Garrinson-, nunca te apuntas a nada.
- Si, hoy las olas son una pasada -dijo Phil con placer-. Hay bandera amarilla y todo.
Una leve pero poderosa brisa oceánica le sopló a Garrinson en la cara y le aflojó las rodillas mientras miraba fijamente a los chicos. Empezó a ver unos puntitos de luz danzando ante sus ojos mientras luchaba por no desplomarse.
- He oído que las olas tienen casi seis metros de alto -añadió Rick.
A Garrinson le dieron vuelta los ojos hasta quedar bizcos mientras se esforzaba por mantenerse erguido.
- Tío... ¿Que te pasa en la cara? -preguntó Rick, preocupado.
- Ah, ¿esto? Así es como imito a tu madre -espetó Garrinson, a la defensiva.
- ¡Como te pasas, tío! -dijo Rick con seriedad.
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Mil perdones por no haber subido capítulos :( Estaba a full con los exámenes ! Espero que les guste y voy a tratar de subir capítulos más seguidos! Después de terminar este libro me gustaría adaptar otro... :)

Escuela De Frikis {Libro Adaptado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora