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-Con tus ojos de hombre no lo verás.

-¿Qué quieres decir?

-No tienes la perspectiva adecuada. No puedes llegar a tenerla. ¿Qué parte es la difícil de entender?

-Alyosha, soy uno de los seres más poderosos sobre la tierra. Tengo que poder saberlo. - Aly se encongió de hombros.

-Así que "tienes" que poder saberlo, ¿no? Bueno, no te culpo. Yo pensaba así también cuando era un crío, pero ya hace tiempo de eso y he podido reflexionar al respecto.

-¿Cuanto tiempo? -preguntó Alex, rápidamente, buscando la guardia baja de su mentor.

-Ah, no te sé decir el año exacto, pero aun no había una vacuna contra la viruela... Irlanda aun no tenía partidarios de la independencia... África no se había separado de la masa de Pangea... en algún punto por ahí en medio.

-¿Me contestarás en serio alguna vez?

-Ves, así me gustan las preguntas. Con respuestas simples y concisas. No, no lo haré. -Alexander se pasó la mano por los ojos, tratando en vano de que la paciencia no le fallara.- Pero volviendo al tema previo, es muy presuntuoso de tu parte decidir que "tienes" que poder saberlo. Si el Creador no lo ha puesto a tu alcance, por algo será. Pero puedes hacerte una idea.

-¿Cómo?

-Despliega tus alas, polluelo, y álzate. Más allá de todo, a las capas superiores de la atmósfera... pero mantente por debajo del ozono, no nos convienen más problemas en ese campo... y luego mira. Mira hasta donde seas capaz de ver. Es mucho más de lo que yo puedo hacer, pero no se me ocurre otro camino para atajar la experiencia que a mi me dió la posibilidad de ver eso aquí y aquí -concluyó el hombre vestido de negro, tocando primero su cabeza y luego, con la palma abierta, su corazón.

-Pero...

-Sin peros. Y date prisa que va siendo hora de cenar. -Indefenso ante la sonrisa (demasiado cínica, demasiado pequeña, demasiado triste siempre) de Alyosha, Alex miró al cielo. Sus alas tomaron forma de la nada, y dos pilares de cristal se alzaron de la tierra flanqueándolo. El joven ángel del trueno apoyó manos y pies en ellas mientras sus plumas primarias, al extremo del ala, se apretaban contra las secundarias buscando el aerodinamismo óptimo. Un instante después, un arco voltaico propulsó al muchacho alado hacia el cielo, con un estampido sónico. Segundos después, Aly desprotegió sus oídos y miró, a tiempo para ver ambas columnas, y una o dos plumas caídas, deshacerse en simple luz.

-Bueno, ya me encontrará... -y se marchó del lugar para decidir donde cenar, canturreando… siempre debes mirar con la mirada celestial...

Through Heaven's EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora