Capitulo 8.

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Narra Paula.

La campana del final de las clases interrumpió al profesor. Recogí las cosas y salí hacia al exterior. La mochila rebotaba contra mi espalda y mis falda se balanceaba. Ya había terminado la jornada del día y no había visto ni una vez a Adrián, y Andrea desapareció medio recreo. Uuff, cambié por él y no me ha visto todavía.

Llegué a casa y subí a mi habitación. Me quité la ropa que llevaba para ponerme algo más cómodo, unos pantalones grises cortos del chandal y una camiseta de tirantes básica blanca. Cogí los auriculares, los enchufé al móvil y me lo metí en el bolsillo. Me tumbé en la cama mirando al techo, con los brazos cruzados en mi nuca.

Yo nunca me había enamorado ni querido a ningún chico, es más, no creía en eso del amor. Pensaba que era una tontería enamorarse, por que sufrías y todo eso, y nunca he visto al chico adecuado, sinceramente. Pero desde que vi a Adrián en frente de mi mesa, con su radiante sonrisa, con sus ojos claros mirandome... no he podido seguir alejandome de todo esto. Es una sensación que te llena por dentro, que al verlo sientes unas mariposillas, que cuando ya no estás con él lo extrañas, que piensas en él durante horas, que al pensar en el te sale esa sonrisa tonta, es simplemente una sensación preciosa que te llena por dentro, y que lo ves todo más alegre. Pero, ¿cómo me he podido enamorar de él en tan poco tiempo? ¿Cómo sé si él me quiere? ¿Se lo diré a Andrea?

El pitido de mi móvil interrumpe mis pensamientos. ¡Qué oportuno! ¡Es mi hora de calentarme la cabeza por amor! Miré de quién era el mensaje, y mi corazón se paró. Era de Adrián. ¡Adrián! Vale, Paula, respira.

Hola, Paula. Siento no a ver podido hablar contigo esta mañana sobre el trabajo. ¿Voy a tu casa y seguimos?

Me levanto de la cama y grito con tono de pito mientras salto alrededor de la habitación. Le escribo aún entusiasmada.

Claro. Te espero a las seis.

Gritó otra vez, pero más flojo. La barriga me rugió. Eran las cuatro y media de la tarde, y todavía no había comido. Salí de la habitación aún con los auriculares, y me dirigí a la cocina. Mi hermano estaba en la mesa de la cocina haciendo sus deberes, supongo. Me quito los auriculares, y los dejo con el móvil incluido en la encimera.

-Fuera - digo cruzando de brazos en frente suyo.

-¿Por qué?

-Por que quiero comer.

-Pues come. Yo estoy haciendo deberes.

Suspiro y me preparo un bocadillo de jamón con aceite.

Mi hermano es insoportable. No me hace caso, en el instituto es como si no nos conocieramos, por que claro, él no quiere estropear su reputación por mi culpa. Idiota.

Friego lo que he ensuciado, y subo a mi habitación. Miro el despertador que marcaba las cinco. Me moría de sueño. ¿Por una siestecica de 15 minutos no pasa nada, no? Me tumbo en la cama, y entro en un profundo sueño.

Una canción lenta resonaba en la pista. Las parejas, todos vestidos de negro, bailaban juntos, algunos riendo, otros con los ojos cerrados y otros besándose. Me encontraba en el centro de la pista, sola, con un vestido blanco ajustado. Miré a mi alrededor, pero no vi a Andrea. ¿Donde estaba? Suspiré. Había venido con ella a la fiesta, pero había desaparecido. No me separaré de ti, me dijo. ¡Una mierda que te comes! Estaba apunto de salir, pero una persona también vestida de blanco me alejó de ese pensamiento. Se acercaba lentamente hasta donde estaba yo. ¿Okey, los únicos vestidos de blanco? Estaba a escasos centímetros, pero no me tocaba, solo me miraba. Mire hacía atrás, pero no vi a ninguna chica. ¿Era a mi? Cuando volví la cabeza hacia donde estaba, me dí cuenta que sonreía. Se acercó y rozó con su dedo mi mejilla. Con su otra mano me cogió la mía. Mi corazón se paró y dejé de respirar. Se acercó a mi cuello, y lo besó tiernamente.

-Acuerdate de respirar, enana. - susurró a mi oído.

Rodeó mi cintura y yo entrelecé mis dedos en su nuca. Empezamos a bailar igual que los demás, pero sentía que solo estábamos él y yo. Sin nadie más, bailando tan juntos que notaba su el ritmo de su corazón. Se acercó lentamente. Tenía su vista en mi labios. Madre mía, va a besarme. Su aliento me hacia cosquillas. Nuestros labios estaban a escasos milímetros.

-Te quiero, mi enana. -.susurró.

Nuestros labios se rozaron cuando algo empezó a agitarme.

-¡Paula! - gritó mi hermano mientras me agitaba -¡¡Paula!!

Mi primera reacción fue darle un guantazo, que provocó un sonido sordo.

-¡¿Qué coño?!

-¡Para qué mierda me despiertas! ¡No sabes estar quietecico sin dar por culo! ¡Jodeer!

Una risa sonó detrás de mi hermano. Asomó una cabeza. ¡Jodeer! ¡Mierda!

-Tienes visita, subnormal - se fue dando un fuerte portazo.

Mierda, me había quedado durmiendo más tiempo del deseado. Y ahí estaba él, viendome con una cara horrible, seguramente. Al recordar el sueño noté como mis mejillas se calentaban. Había estado soñando con él. Me estaba muriendo de vergüenza.

-¿Empezamos?

Asentí y me levanté de un salto de la cama.

Estuvimos todo el tiempo con el trabajo. Yo lo estaba pasando fatal. ¡Me estaba muriendo de vergüenza poco a poco! Mientras que él estaba sonriendo. ¡Sonriendo! ¡Todo el maldito tiempo! Increíble.

Dejé el bolígrafo y lo miré seria.

-¿Puedes por favor dejar de sonreír ya?

Su sonrisa se amplió.

-Es que me vienes a la mente estando dormida en tu cama. - si seguía sonriendo así seguro que su preciosa cara se deformaría. ¿En serio he dicho eso? - parecías un ángel, tan tranquilica y con la boca abierta.

Abrí los ojos y seguro que me puse roja. ¿¡No me jodas!? ¡¡No me jodas!! Me tapé la cara con mis manos. ¿Por qué a mi?

-No es para tanto. Estabas preciosa.

Me había dicho "preciosa". Da igual, ¡me había visto babeando!

-Bueno, ya que seguro que hoy ya no podemos seguir la más seguro, ¿vemos una película?

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Holitaa, espero que os guste este capitulo donde Adrián ve a Paula durmiendo cuando ella estaba soñando con él. Besoos

@saralboranista7

Entre el amor y la amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora