Capitulo 9.

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Narra Andrea.

Llegué a mi habitación y tiré la cartera al suelo. Me senté en el suelo y abracé mis piernas. Es que solo de pensar lo que pasó y lo que me dijo en el recreo.

~flasback~

Me despedí de Paula con un beso y me dirigí donde había quedado con Adrián. Estaba nerviosa, los dedos me temblaban y las manos me sudaban.
Llegué a mi taquilla, pero ahí no había nadie. Me apoyé contra las taquillas y cerré los ojos. ¿Como le podía estar haciendo esto a Paula? Ocultarle algo a tu mejor amiga, y además esto que era súper importante. Noté otra vez esa punzada de culpabilidad.

-Ei, Andrea. ¿Estás bien? - era Adrián.

Abrí los ojos y lo vi preucupado.

-Si, si. Solo que estoy cansada - mentí.

Asintió. Se acercó a mí y me rodeó la cintura con su brazo. ¿Que hace?

-Te he dicho que vinieras para decirte una cosa... - se estaba acercando lentamente, y yo cada vez estaba más nerviosa. ¿Qué trama? - es que me preguntaba si tú... - se acercó aún mas, hasta el punto de que notaba su aliento en mi boca. ¿¡Qué si tú qué!? - querrías bailar en mi fiesta conmigo, este viernes.

Mierda. ¿Eso? ¿En serio? ¡Mierda!

-C-claro.

Se acercó y me dió un beso en la mejilla.

-Hasta pronto. - se fue como si no hubiera pasado nada.

Mi cuerpo se relajó y me senté apoyando la espalda y la cabeza en las taquillas. Escondí mi cabeza entre mis rodillas y regulé mis respiracion.

¿Por qué se habia puesto así por un estúpido baile? ¿Por qué quería bailar conmigo? ¿Por qué se había acercado tanto? ¿Por qué estaba yo así? ¿Por qué no se lo contaba a Paula para que me ayudara? ¡¿Por qué soy tan tonta?!

~Flasback~

Y todavía seguía con estas preguntas rondando mi cabeza. Estaba destrozada. Estaba apunto de caer dormida, pero no podía por el estúpido Adrián y sus estúpidas acciones. Y también yo era un problema. ¿Por que no podía contarselo a Paula? Siempre había contado con ella para cosas más sencillas, y ella siempre me había ayudado. Pero ahora, ¿por qué no se lo he dicho todavía? Pppff. Necesitaba contarselo a alguien. Cogí mi móvil y llamé a una buena amiga del instituto.

-¿Si?

-¡Hola! Necesito consejo.

-¿Y no tienes a Paula?

-Larga historia. ¿Puedes venir?

-Claro, nena. En quince minutos estoy en tu puerta.

-Gracias, hasta ahora. - y colgué.

Tenía una sensación de repugnancia hacia mi. ¿En serio acababa de llamar a una amiga para contarselo y no a mi mejor amiga? Soy idiota.

En quince minutos exactos el timbre sonó. Bajé corriendo a abrir y ahí estaba Ángela. Nos conocimos en primero de la ESO. Ella era mi compañera de matemáticas, y le cogí mucho cariño. Entró y se sentó en el sofá. Llevaba el pelo por encima del culo, liso y rubio. Me acerqué a ella y me deberes su lado.

-A ver, ¿qué es eso tan importante?

Le conté todo. Exactamente todo. Lo que sentía por él, los momentos a su lado, lo de esta mañana. Hasta le conté que no se lo había dicho a Paula, pero que no sabía el por que lo había echo. Al terminar, ella estuvo un momento en silencio. ¡No te he llamado para que te quedes en silencio! ¡Hablaa!

Entre el amor y la amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora