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Na se levantó de la cama y como había mencionado, apagó las luces. Indagó en su buró buscando lo necesario para acoger a RenJun con delicadeza y volvió a su lado.

RenJun se recostó apoyando parte de su espalda sobre la cabecera de la cama, acomodándose.

—¿Qué es es-...? Oh. —detuvo su habla al ver lo que llevaba en mano. La lámpara a lado suyo aún yacía encendida.

Bastaron pocos segundos para que JaeMin se inclinara y también la apagara. Dejando la habitación en un silencio y oscuridad tentativa.

Muy a parte de querer ayudar a RenJun, JaeMin tomaba eso como una oportunidad. Aquellos días con RenJun había confirmado que en realidad estaba sintiendo afecto por el chino. Claro, no se excedería en esa situación, en todo caso disfrutaría escuchar los gemidos del menor.

—Bájate los pantalones un poco —RenJun así lo hizo sin dificultad—. Ahora solo debes estar... —acercó su mano un poco a la intimidad de RenJun—, perdón por esto. Debes estar... Wow, erecto, ya estás erecto —habló de más— ¿En qué momento te pusiste así?

—¿Podrías solo callarte y hacerlo de una maldita vez? Te juro que me arrepentiré si no lo haces ya.

—Tranquilo. Dame tu mano.

Na tomó el pote de lubricante y untó una medida en su mano para luego pasarla a la de RenJun. Sin hablar ni más, introdujo la mano del mismo para que solo él se tocara. La envolvió entorno a su pene y guió los lentos movimientos de principio a fin, escuchando así los primeros tiernos y débiles gemidos que salían de los labios del menor, apretando en ocasiones la mano de RenJun que sostenía para generarle más placer.

JaeMin deseaba tener esa maldita luz encendida para poder mirar con detenimiento a RenJun en cada movimiento que hacía para estimular su débil cuerpo. En ese momento, escucharlo gemir con desespero era gratificante, sin embargo, sabía que mirar sus expresiones sería aún mejor. Podía imaginar a RenJun distorsionando su rostro ante sus toques suaves y lentos aún cuando sus dedos no eran los que lo tocaban con la debida atención.

Como pudo, aceleró el movimiento percibiendo los frágiles gemidos y jadeos del chino provenientes de su garganta, desde roncos hasta los más agudos en cada apretón que entregaba.

Por otra parte, RenJun mordía su labio insistentemente ante cada contracción que apreciaba en su parte baja hecha un revoltijo de sensaciones indescriptibles al igual que su mente al ser esa su primera vez en experimentar el tocarse. Pensaba que sería malo, en parte también, JaeMin tuvo razón con decir que la luz apagada ayudaría de mucho.

Estaba funcionando.

No podía controlarse. Lo que sentía era fascinante que no podía acallar sus gimoteos.

—JaeMin... Ah —cerró los ojos con fuerza ante el choque electrizante en su cuerpo.

—¿Sí?

—Tócame.

shut up!    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora