"No son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios".
CHARLES DARWIN, El origen de las especies, 1962.Le encantaba pintar. Era una de sus cosas favoritas en todo el universo. Le gustaba el crear algo basado en su imaginación, hacerle ver al resto del mundo lo que ella veía a través de sus ojos y darles a entender lo hermoso que podía ser el arte, algunos no lo admiraban como se debería, pero a ella no le importaba, prefería enfocarse en los que sí lo hacían.
"¿Cuánto tiempo que no pintaba algo así?"Analizó Jennie. Muchísimo, justo por el tiempo en que su memoria comenzó a difuminar los recuerdos.
En la universidad, su profesor le había dicho que lo suyo eran los retratos, y era muy cierto eso. Le gustaba plasmar la belleza humana en el blanco lienzo y darles color, profundidad... vida. Y ahora, a sus veintiséis años, Jennie estaba teniendo lo que llamarían un "bloqueo de artista", algo fatal para su carrera con la próxima exposición de arte que llevaría a cabo.
Secretamente, estudió dos carreras a la par: enfermería y artes, algo que jamás le confesaría a su madre ya que le intentaría convencer de que ejerciera la primera de éstas carreras y trabajara consigo en su clínica. No era como si tuviera miedo de recaer en viejas costumbres y hacerle caso a Liliam Kim como la sumisa hija que durante mucho tiempo fue, sino que su madre podía ser verdaderamente fastidiosa cuando se lo proponía y prefería pasar de eso.
No quería molestias en su vida, no justo ahora.
Aunque no ejerciera la profesión de enfermera y tuviera un bloqueo de artista, a Jennie le iba muy bien económicamente gracias a la herencia de sus abuelos, donde no solo recayó en ella dinero, sino muchísimas acciones que supo manejar gracias a la ayuda de su padre. No importaba que Liliam la hubiera desheredado, todavía tenía un muy buen sustento así no lo pareciera y prefiriera vivir con sencillez.
En cuanto pudo independizarse se libró de todo lo que no iba con ella. No más falsa apariencias, no más disimular ser alguien que no era. Y todo eso comenzó a desenlazarse ciertamente con la partida de Lisa, pero terminó de liberarse en cuanto se mudó de la mansión a un pequeño piso, aunque ahora viviera en una casa lo suficientemente grande para ella y, ciertamente, su apellido. Tenía tres cuartos: el suyo, el que tomó como estudio con puertas corredizas y el pequeño de invitados, una buena cocina bien equipada donde pudo practicar miles de recetas hasta que le salieran sin quemarse, una sala bastante espaciosa, un mínimo patio y ya. Intentaba vivir sin muchos lujos, pero tenía algunas malas costumbres de su vida en la mansión que no podía quitarse, una de ellas era su incapacidad para limpiar bien, por lo que tenía que contratar a alguien que lo hiciera por ella cada tanto.
Vio las pinturas a su alrededor y suspiró pesadamente, echada en el pequeño sofá de su viejo estudio en la mansión Kim.
Le gustaba más que todo pintar partes alternativas de cuerpos. Las manos, los labios, un perfil, una silueta de espaldas o, lo más difícil pero entretenido, los ojos.
Había logrado hacer muchos avances en su vida, pero seguía sintiéndose con un pie atascado. Como si todo avanzara y ella se esforzara a más no poder en seguir el ritmo, terminando agotada por la enorme roca que llevaba siempre consigo. Lo intentaba, al principio siempre se forzaba a sonreír y a hacer cosas que la distrajesen de los pesares manteniendo la mente ocupada en algo, lo que fuera, para no pensar de más, pero siempre cayendo en algún momento en la parte de su pasado que más la había marcado.
Lisa.
Su actual regreso le supuso muchísimos sentimientos que creyó extintos, pero que tan solo se habían apaciguado. Cuando la descubrió siguiéndola a lo lejos mientras compraba pintura algo se volcó dentro de ella. Volvió a sentir esa emoción que supuso también había muerto. Su corazón comenzó a ir deprisa, sus manos sudaban y por eso las escondió bajo sus brazos cruzados, su interior se agitaba alegre de volver a verla luego de tanto tiempo, pero luego recordó lo mal que habían terminado y sus ánimos decayeron. Al menos supo disimular cualquier emoción que la pelinegra le crease, hasta ella admiraba lo bien que llevó la situación sintiendo ese zoológico por dentro.
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MIRADAS - JENLISA ADAPTACIÓN
FanficLa famosa jugadora de fútbol femenino, Lalisa Manobal "Lis". recordaba cuando vivía en el pequeño pueblo y recatado pueblo de California y pensaba en cómo se vería afectado su presente con su próximo regreso. 10 años habían desde que se fue huyendo...