R de Ryder

236 17 11
                                    

A mediados de septiembre, las Alphas fuimos invitadas a una fiesta en casa de los Omegas, por aquel entonces Chase era otro tío más y los Omegas solo eran un par de chavales que vivían en el campus...

La fiesta no tenía ninguna temática, por eso al ver a un chico con chaqueta y pantalones militares, la curiosidad me superó y tuve que acercarme...

Al otro lado del jardín, se encontraba aquel chico de media melena rubia y ojos azules observando con mucha atención a su alrededor, me acerqué con disimulo y me presenté.

- Hola, soy Melody, ¿quieres una copa? – dije mientras señalaba el vaso de cartón rojo que tenía en mi mano.

- Yo Ryder, no bebo, pero, vale.

Era mi segunda o tercera vez en la casa de los Omegas, la cual estructuralmente era parecida a la nuestra, pero llena de cajas y barriles de cerveza por todas partes, puede que solo luciese así en las fiestas, pero aun así me parecía un lugar lúgubre y descuidado.

Cuando logramos llegar a la cocina, esta se encontraba repleta de estudiantes borrachos y de basura por todas partes, miré a Ryder y él me indicó que saliésemos de allí. Ambos nos dirigimos a la entrada de la casa y cuando salimos, me giré y me fijé en sus cansados ojos azules que me miraban de una forma distinta.

- ¿A dónde vamos? – dije mientras me sentía incapaz de despegar mis ojos de los suyos.

- Vivo a las afueras del campus, ¿te apetece venir a mi casa? – su propuesta no me pareció mala, aunque a cualquiera le pudiese parecer algo incómodo o extraño que un tío al que acabas de conocer te diga de ir a su casa a saber dónde...

- Vale. – dije mientras cogía mi chaqueta y mi bolso y le seguía hasta su todoterreno gris.

Me monté en el asiento del copiloto y puse la radio, Ryder se pasó todo el camino en silencio con los ojos puestos en la carretera, pensé que llevaba poco tiempo conduciendo y por eso prestaba tanta atención a la carretera...

El motor se apagó cuando llegamos al pequeño edificio de cuatro plantas a las afueras del campus, el edificio tenía toques históricos al igual que el resto de la calle. Me bajé del coche y seguí a Ryder hasta el portal de la fachada. Cuando entramos, me fijé en el montón de marcos de fotos sobre la guerra, no quise preguntar, ya que supuse que la constructora lo vio apropiado.

Subimos hasta la tercera planta por las escaleras, ya que el edificio no tenía ascensor. Cuando por fin llegamos al rellano, Ryder abrió la puerta y me dejó pasar, el apartamento era bastante amplió y estaba bastante vació, supuse que estaba alquilado y empecé a pensar de donde había sacado tanto dinero como para permitirse vivir ahí solo.

Fuimos a la cocina del loft y me senté en el taburete de la pequeña barra, Ryder sacó dos refrescos de su pequeña nevera y pusimos música de fondo.

Ambos nos mirábamos a los ojos en silencio, entonces me harté de tanto misterio y decidí empezar a preguntar.

- ¿Y qué estudias? – dije mientras me colocaba el pelo detrás de la oreja y apoyaba mi refresco en la encimera.

- Derecho, no esperaba tener que ir a la universidad pero no me quedó otra. – dijo mientras miraba a la nada, parecía estar recordando algo, algo que no le gustaba nada.

- ¿Y vives aquí solo? – dije para continuar la conversación.

- Sí, cuando volví a casa, me dieron el apartamento. – sus palabras sonaban secas y desinteresadas, se notaba a lo lejos que no quería hablar del tema.

Al final acabé soltando el monólogo de mi vida, que si mis padres y el conservatorio, el ser de Malibú pero ser nula surfeando, que me llame Melody pero no tener suerte con las melodías, etc.

De la A a la ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora