Caminaba con lentitud a la oficina de Leonardo, sentía como a cada paso que daba, me quería retractar.
Estaba más que nerviosa, mi pulso era acelerado.
Las palabras de Maximiliano no dejaban de retumbar en mi cabeza, las sonrisas de triunfo de Tiffany tampoco abandonaban mis pensamientos.
Me pare justo frente a su puerta, suspire antes de tocar la puerta, toque tres veces la puerta hasta escuchar su voz.
— Pase —. Escuche su voz
Tome la manija entre mis manos, abriendo lentamente la puerta, su vista brillo al verme entrar a su oficina.
— Denisse —. Susurro mi nombre
— Señor Libardi, el señor Parodi me dijo que si podía entregarme el contrato de la familia Sambors —. Sonreí con timidez
— Toma asiento Denisse —. Señaló una silla frente a su escritorio
— No, de verdad gracias pero al señor Parodi le urge el contrato —. Trate de sonar lo más tranquila posible
— Esta bien —. Hablo resignado
Ví como se paro de su asiento y camino a unos enormes gabinetes buscando el contrato.
Lo sacó y camino con lentitud hacía mi, me tendió el contrato, mire como su mano lo sostenía con fuerza.
Lo tome con la punta de mis dedos, pero en un descuido me tomo de la mano y me pego a su pecho.
— ¿Pero que haces? —. Pregunte tratando de separarme de su cuerpo
— Si yo pudiera y tú te dejaras —. Sus labios casi rozaban con los míos
— ¿De que hablas? —. Pregunte confundida
— No sabés las ganas que tengo de follarte Denisse, aquí, ahora —. Una de sus manos se aferraba a mi cintura
— Las ganas de hacerte sentir mujer, de mostrarte lo que es el verdadero placer —. Su aliento chocó con el mío
Rozo su nariz con la mía cerrando los ojos, mi vista se inundo de las imágenes de Maximiliano y Tiffany.
— No te cierres a otras relaciones —. A mi mente llegaron las reglas que había firmado
Y sin pensarlo dos veces, estampe mis labios con los de él, sus manos se aferraron a mi cintura, sus labios se movían al compás de los míos.
Eran tan suaves y cálidos, algo que no había experimentado con Maximiliano.
Sus pies me fueron guiando hacía atrás, me detuve de golpe al sentir como mis glúteos pegaron con el escritorio.
Su boca abandono a la mía, beso mi cuello con delicadeza.
Tomo mis glúteos entre sus manos, cargándome hasta dejarme con suavidad sobre el escritorio.
Me inclino levemente, quitando cada boton de mi blusa con tranquilidad.
Sus labios llegaron a mis clavículas, bajo con lentitud mi brasier, dejando expuestos mis pechos ante él.
Los beso y acaricio, cerré los ojos enterrando mis dedos en su cabello.
Su lengua delineo perfectamente mi abdomen, mi piel se erizo al sentir como bajaba mis bragas con delicadeza.
Separo mis piernas con sus manos, acomodándose en medio de ellas.
Bajo su cierre dejándome ver su enorme erección, su pene salió disparado, esperando por atención.
Lo guió con la punta de sus dedos a mi entrada.
— ¡Ahh! —. Gemí al sentir como me torturaba
Rozo su pene con mi clítoris, entro con delicadeza, aferré mis dedos a las esquinas del escritorio.
Y cuando por fin estuvo dentro, se movió con lentitud, beso mi cuerpo sin dejar de penetrarme.
Sus labios llegaron a mi boca, sus labios se movían con dulzura sobre los míos.
Abrí los ojos de golpe al sentir como empezó a acelerar sus embestías.
— Pide, pide, pide —. Mordió levemente mis pezones
— Más, más —. Jadee
Sus caderas se movían al compás, tomo mis piernas besandolas, lamiendolas y mordiéndolas con ¿Amor?
— ¡Ahh! —. Gimió cerca de mi oído
Sus labios volvieron a chocar con los míos, mis manos se aferraban a su cuello, toque su pecho aún con la camisa puesta.
Estaba duro al igual que el de Maximiliano, sus dedos acariciaron mi clítoris.
Y cuando comenzó una serie de embestías rápidas, abrí los ojos topandome con aquellos ojos que me veían con ternura.
Sus besos quemaron mi piel, sus penetraciones se volvieron continuas.
— ¡Ahhhh! —. Arqueé mi espalda llegando al orgasmo
Abrí los ojos mirándolo, acaricie levemente su rostro, saco su pene haciéndose aún lado.
Me levante y subí mis bragas, acomode mi falda.
Sonreí al ver como trataba de acomodar el cuello de su camisa.
Me acerque a él ayudándolo, tome mi blusa y comencé a abrochar cada boton con lentitud.
La puerta se abrió de golpe, temblé al mirarlo.
— ¡Eres un maldito! —. Grito Maximiliano mirando con odio a Leonardo
— ¡Tranquilizate Maximiliano! —. Me pare frente a él tratando de detenerlo, antes de llegara a Leonardo
— ¿Como puedes llamarme maldito cuando fuiste tú quien me traiciono? —. Sentí como mis brazos chocaron con el pecho de Leonardo
— ¡Por favor Leonardo! —. Grite mirándolo
— ¡Tú sabías que yo a ella la amaba! —. Lo señalo con los dedos
Las palabras de Leonardo me cayeron como un balde de agua fría.
— ¡Ella no te ama imbécil, metetelo en la cabeza! —. Señalo sus cienes Maximiliano
— ¡Al que ama es a mi! —. Me tomo con fuerza de los brazos separándome de golpe de Leonardo
Miraba a los dos confundida, no sabía lo que estaba ocurriendo.
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LAS REGLAS DEL DESEO (+18)
RomanceTERMINADA...✓ - En este contrato vienen quince reglas muy importantes Denisse -. Me miro directamente a los ojos Sus ojos me transmitían miedo y a la vez inseguridad. - Quiero que lo leas con detenimiento -. Me acerco con la punta de sus dedos un c...