Habían pasado dos meses desde que Minho vagaba por la vida sin siquiera ser visto, los meses más largos de su vida, bueno, pensándolo bien, no era en vida. Pero definitivamente era aburrido y frustrante estar ahí, viendo como las personas que amas sufren al no tener una respuesta de tu paradero y no poder decirles algo al respecto.
¿Han visto las películas donde los fantasmas se concentran tanto en algo al punto de poder tomar objetos o escribir cosas en los espejos? Pues eso no le pasaba a él. Empezaba a cuestionar su suerte, "muerto, ¡Y ni siquiera poder tener una escena como la sombra del amor!" A este punto empezaba a tomarse las cosas con cierto humor, ¿Qué más podía hacer? Estaba atrapado entre el mundo real y el espiritual, tal vez incluso no había un reino de los espíritus, porque si fuera así, ¿Qué hacía él ahí? Ahora empezaba a sentirse culpable de seguir una vida modelo con tal de no pagarlo en la otra vida, ¡Malditas creencias y sus mentiras baratas! Cuantas cosas de las que se privó por mucho tiempo como para haber acabado igual de mal.
Las personas ya lo han dado por muerto, una excepción se sus padres quienes seguían buscando cada día sin excepción. Sentía tanta pena de presenciar eso, ver a su madre sufrir cada mañana al despertar y darse cuenta que una vez más, no era una pesadilla, verla llorar hasta dormir y ser testigo de cómo su padre, aquel hombre que siempre lució fuerte lloraba cada noche luego de que su esposa iba a dormir pues no quería agobiarle.
En su colegio habían organizado un funeral simbólico, al cual asistió sin dudarlo. Había varios ramos de flores, una foto suya en el centro de una mesa amplia repleta de cosas que supuestamente le gustaban. Y cabe recalcar "supuestamente" porque de todo el alumnado, eran contadas personas quienes lo conocían realmente, sobre todo Jisung, quien desde su ausencia no dejaba de lamentarse diciendo que debió haberlo acompañado hasta donde siempre hacía.
- Jisung, siempre has sido tan llorón —comentó para sí mismo, aunque debería admitir que de poder hacerlo, él estaría llorando tan solo de ver lo destrozado que estaba su amigo.
Habían pasado meses y aunque no quería aceptarlo, le dolía. Su familia, sus amigos, todos sufrían y él no podía hacer nada más que observar. Incluso ahora a una distancia prudente de donde se llevaba a cabo el funeral en la explanada del colegio, sentó que no encajaba.
- ¿Por qué no puedo ir allá? —Se preguntó mientras dirigía su mirada hacia el cielo—. ¿Qué tanto debo sufrir para ganarme mi pase?
- Tal vez solo tienes pendientes —escuchó de pronto—, una vez leí en un libro que los espíritus quedaban atrapados en el mundo humano porque tenían cosas por terminar.
El pelinegro dirigió su mirada hacia el chico junto a él y un mar de pensamientos llegaron a él, ¿Lo veía? ¿Estaba hablando con él o era un pensamiento al aire? No, no podía ser eso porque había respondido exactamente su pregunta.
- ¿Puedes escucharme? —Preguntó, no muy seguro de hacerlo, sin embargo, cuando el chico volteó hacia donde estaba él pudo jurar sentir emoción.
- Tú eres Minho, ¿Cierto? Bonito funeral, supongo. No soy fan de las rosas.
El chico se encogió ligeramente de hombros antes de disponerse a caminar en el lado contrario a Lee. Este se mantuvo por breves segundos en un estado de verdadera sorpresa y cuando finalmente reaccionó, corrió hasta alcanzar al chico.
- No solo me escuchas, ¡También me ves! ¿Cierto? —El chico asintió en respuesta—. ¡Al fin! No sabes lo horrible que es no hablar con alguien por tanto tiempo. Pero ... ¿Cómo es que ...?
- Creo que es más fácil que tú me creas a que lo haga un vivo. Puedo ver a los muertos —respondió—. A veces solo los veo, otras solo los escucho, en casos más especiales puedo hacer ambos.
- ¿"Especiales"? —Preguntó más para él mismo, mirando con cierto detenimiento al chico, la emoción no lo había dejado observar bien—. Es el uniforme del colegio, ¿Estudias aquí?
- Por algo estaba viendo el funeral, ¿No crees?
- ¡Es perfecto! ¡Tú podrías decirles que estoy muerto en verdad!
El chico detuvo su andar finalmente, volteó en dirección a Minho con una expresión se confusión e ingenuidad. Fueron efímeros segundos, los más tortuosos para el más alto en espera de una respuesta, pero el chico sonrió.
- ¿Qué te hace pensar qué me van a creer?
Minho abrió poco sus ojos con cierto asombro, tal vez no había pensado bien en eso antes de hablar pero tenía razón, ¿Qué esperanzas tenía de que alguien creyera eso?
Tanta había sido su emoción que ni siquiera se había percatado que llegó hablando con toda la confianza con la que habría sucedido meses antes. Una parte de él se sintió acongojada, había olvidado que estaba muerto y que sus palabras ya no eran tan tomadas a la ligera.
- Tienes razón, siento haberte molestado.
El chico más bajo frunció levemente el ceño mientras observaba con atención a Minho. Se acercó nuevamente a él hasta quedar frente suyo y con el frente en alto, agregado.
- Siento lo que te pasó, Minho, y lamento habernos conocido de este modo. Espero que tengas suerte con tus pendientes.
Y se fue.
Minho no podía evitar sentirse más impotente que antes, tal vez porque no había tenido la oportunidad de hablar con alguien por el momento, pero ahora que lo había conseguido, seguir de igual forma era frustrante. Odiaba eso, tenía miedo y debería aceptarlo, miedo de no saber qué pasó con él, miedo de quedarse por la eternidad viendo como las personas que amaba sufrían, envejecían y en el peor de los casos, morían, tal vez no de una forma tan apresurada como él pero diablos, odiaba pensar en que los años pasaran y no ser capaz de tomar la mano de su madre en sus días de muerte.
Juraría incluso que, si pudiera llorar, lo haría en ese mismo instante. Su vida había acabado, así como comenzó, de forma involuntaria y sin recuerdos del momento, deseaba tanto poder al menos saber qué había pasado con él, ¿Cómo es qué su vida terminó? Deseaba regresar el día hasta la mañana de su muerte, aunque fuera inevitable, al menos poder abrazar a su madre y saber que sería la última vez, decirle a su familia que los amaba, jugar por última vez con sus amigos y asegurar de decirle a Jisung que le avisara al llegar a casa, por muy cursi que llegara a sonar, que el chico tuviera motivos para llegar a su hogar y recordarlo.
Había tanto que quería hacer y sin embargo, ya no podría hacerlo.
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Rubatosis ᵏⁿᵒʷᵐⁱⁿ
Fanfic"Estaba tan acostumbrado a ver anuncios sobre chicos desaparecidos, que nunca espero ver uno suyo". Minho ha muerto, pero él no sabe cómo ni porqué. Su último recuerdo fue haber despedido a un amigo en la parada de autobús y ahora no puede ir al cie...