Sídney, Australia.
03 de diciembre de 2010
Con apenas nueve años, Felix estaba entusiasmado de ser llamado "el pequeño hombre de la casa" mientras acompañaba a su madre a hacer las compras navideñas. Su padre estaba enfermo así que se había quedado en casa para poder descansar un poco, pero le dio la enorme tarea de cuidar a su madre, ¡Claro que podía! Era todo un chico fuerte y no dudaría en alejar a todo aquel que quisiera molestar a la mujer que amaba, porque Felix amaba a su madre con todo su corazón, también a su padre e incluso a su molesta hermana mayor.
- Pequitas, no te alejes mucho, hay demasiada gente, ¿Si?
Le preguntó su madre aferrándose otro poco a la mano del pequeño, algo por lo que el menor asintió siguiéndola mientras observaba todas las decoraciones navideñas. Debían ir por esferas porque él había quebrado algunas con su perro, Sam, algo por lo que su madre se había molestado pero tras una disculpa con esos ojos grandes del pequeño le bastó para decidir simplemente ir a comprar otras.
Al entrar a una tienda su madre comenzó a revisar entre las esferas las que más se parecieran a las que el árbol ya tenían aunque Felix quería que llevaran esferas naranjas porque era su color favorito, pero su madre desistió.
- ¿Un árbol naranja, Lixie? —Le preguntó mientras pellizcaba con suavidad la mejilla de su hijo—. ¿Acaso es una calabaza?
El menor rió por eso y tomó asiento en la silla junto a la mesa llena de esferas en lo que su madre buscaba con ayuda de una empleada a la que le dio características de lo que buscaba. Jugaba con sus pies colgando del asiento, aunque le gustaba salir con su mamá detestaba cuando debía esperar porque era aburrido y solo deseaba llegar a casa para jugar con Sam, tal vez se estaba preguntando por qué tardaba tanto cuando el niño le había dicho que no le tomaría tiempo, odiaría hacer sentir a Sam que le había mentido. Fue entonces cuando algo llamó su atención, un niño pasó frente a él comiendo algo con aspecto y aroma deliciosos, no dudó en acercarse a él pues estaba a pocos pasos de distancia aparentemente observando adornos navideños de la tienda.
- ¿Qué es eso? —Le preguntó señalando la comida entre su mano derecha.
- Hotteok —respondió el pelinegro mientras le daba una mordida a su comida.
- ¿Joqué?
- Una especie de panqueque coreano, burro —respondió el mayor abultando un poco sus labios, a lo que Felix respondió con igual gesto.
- No me digas burro, solo no conozco la palabra —reemplazó rápidamente su mueca por una sonrisa—. ¡Dame!
- ¡No! Es mío, ni siquiera te conozco, tal vez tengas una enfermedad contagiosa.
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Rubatosis ᵏⁿᵒʷᵐⁱⁿ
Fanfic"Estaba tan acostumbrado a ver anuncios sobre chicos desaparecidos, que nunca espero ver uno suyo". Minho ha muerto, pero él no sabe cómo ni porqué. Su último recuerdo fue haber despedido a un amigo en la parada de autobús y ahora no puede ir al cie...