9.

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Sobra mencionar que Wonho empezó a sentirse triste inmediatamente después de aquella ausencia de reacción. Pensó en que quizá no debió decir las cosas en ese momento, quizá debería haberse esperado un poco más, tal vez un mes o dos. O quizá hubiera sido mejor soltar indirectas leves para examinar las reacciones de Hyungwon a eso y así saber si proceder o no, pero ya era demasiado tarde. Ya había dicho todo lo que sentía.

— Hyungwon, si esto es algo que te incomoda... —suspiró mirando al delgado— yo realmente no sé que...

— Oh, así que te gusto. —comentó tranquilamente, interrumpiendo sus palabras— Y quieres que salgamos oficialmente.

Wonho simplemente se quedó mirándolo, ya que incluso diciendo aquellas palabras parecía no tener expresión alguna y ni siquiera lo miraba a la cara, sino que estaba viendo a una pared que estaba detrás del mayor.

— ¿Te sientes bien? —preguntó Wonho tomándolo por los hombros y sacudiéndolo levemente, en un intento fallido por tratar de hacerlo volver en sí— ¿Hyungwon?

El modelo no lo miró ni respondió a sus preguntas, simplemente se dio la vuelta deshaciendo su agarre y empezó a caminar lentamente como un robot hacia donde había dejado su botella de agua.

— Estoy bien, estoy bien... —susurró antes de tomar dos sorbos de manera muy extraña— Sólo que... te gusto y quieres que salgamos oficialmente. —en ese momento, justo después de repetir sus palabras soltó un fuerte sonido de sorpresa y soltó la botella para finalmente mirar a su acompañante— ¡¿Que tú qué?!

De repente, aquel sentimiento de frustración que Wonho había sentido se esfumó al ver la cara de sorpresa del chico que le gustaba. Realmente había pensado mal de Hyungwon. No lo estaba rechanzando, sólo tenía un tipo de reacción tardía debido a lo inesperada que fue la noticia.

— ¡Me gustas! —repitió con emoción y se apresuró a agarrar sus manos— Por favor, sé mi novio.

La boca de Hyungwon se movió varias veces pero por más que balbuceó, no fue capaz de formar una palabra coherente durante varios minutos. Fue hasta que guardó silencio y acomodó un poco sus pensamientos que por fin pudo hablar y responder, o más bien hacer una pregunta importante.

— ¿Tomaste un vuelo de tantas horas y viniste hasta este lugar sólo para decirme esto? —preguntó mirando a los ojos del mayor que destilaban calidez.

Wonho bajó la mirada un poco nervioso y asintió, pero después, como si se hubiera acordado de algo, volvió a mirarlo con un gesto de preocupación.

— ¡En realidad quería hacerlo mejor! —comentó haciendo mas fuerte el agarre de sus manos—Quería llevarte a un buen lugar para cenar, pero pensé en que decirtelo en público sería complicado para ti, y me sentí triste porque siento que esto no es suficiente, y aunque París es considerada la ciudad del...

El delgado acunó la cara del mayor, interrumpiendo sus palabras nuevamente.

— ¿A quien le importa París? —susurró—Bésame.

Dicho eso, no esperó iniciativa del contrario. Él mismo se abalanzó sobre Wonho y lo besó sin restricciones, de una forma que de alguna manera se sentía todavía más íntima porque involucraba el sentir de sus alborotados corazones.

Se besaron hasta que se sintieron sofocados por la falta de aire, y fue hasta ese punto se que se separaron.

— ¿Eso es un si? —preguntó Wonho casi sin aliento por el intenso beso que había recibido.

Hyungwon se rió a carcajadas sin deshacer el abrazo que había formado con la persona que se le acababa de declarar. Se rió extasiado de aquel sentimiento que definitivamente no se comparaba en nada al que había tenido momentos antes de que el fotógrafo llamara a su puerta.

Estaba simplemente feliz, y rió porque por primera vez sentía que tenía todo el derecho de hacerlo y demostrar sin miedo el sentimiento que le inundaba el pecho en ese preciso instante.

Estaba feliz porque estaba enamorado.

— ¿Tú qué crees? Tonto. —preguntó en forma burlesca y moviendo su cabeza para que sus narices se rozaran— Claro que sí. —soltó un suspiro muy fuerte— Es más que un sí.

Los ojos de Wonho parecieron brillar al escuchar aquella afirmación tan contundente que por momento pensó que estaba soñando o que estaba imaginando esa situación de nuevo. Pero no. El nuevo beso que Hyungwon le propinó fue aquello que lo hizo saber que aunque tuviera la cabeza en las nubes, sus pies realmente estaban en la tierra, sus manos unidas a las de la persona que le gustaba y sus corazones palpitando al unísono de un sentimiento embriagador.

No fueron necesarias más palabras para sellar ese amor. Habían estado juntos algunas veces, sin embargo ningún beso anterior se sentía como ese, ninguna caricia se había sentido como esas y definitivamente tampoco habían conocido la calidez de entregarse al otro, sabiendo que eran amados. Pero esta vez si lo experimentaron.

Su beso se transformó en uno más necesitado, sus manos buscaron recorrer al otro y antes de que se dieran cuenta ya estaban casi totalmente desnudos y preparados para entregarse, pero Wonho tuvo que detener todo el acto con la última gota de fuerza de voluntad que le quedaba.

— Hyungwon... —dijo con la respiración entrecortada debido a la excitación— debo... Debo ir por mi maleta, ahí hay...

— Olvídalo. —respondió volviendo a retomar su tarea en los labios del mayor, dejando pequeñas marcas de mordidas a su paso.

Wonho gruñó sin poder soportar más la provocación, sin embargo indagó una vez más en el tema.

— Pero los preservativos... —mencionó entre el candente beso— Yo... —en ese momento Hyungwon abrió sus piernas suavemente, invitándolo desvergonzadamente a que se apresurara a dar el siguiente paso— Hyungwon... —gruñó de nuevo.

El delgado se mordió los labios, un poco desesperado por algo más que solo caricias.

— No sería la primera vez. —le recordó tocando su cintura y obligándolo a empujar un poco hacia adelante para sentirlo— Wonho, sólo... ¡Ah!

Si bien el mayor era una persona bastante calmada y con mucha paciencia, su fuerza de voluntad no era infinita, y menos si tenía a un Hyungwon totalmente excitado y sudoroso pidiéndole que le hiciera el amor de esa forma. Por lo que, no lo soportó más y acabó ingresando en él sin más retrasos.

Esa noche dos corazones danzaron con los acordes del amor y dos cuerpos se unieron libremente en la llama de lo erótico, creando una noche más que inolvidable para el chico que siempre se escondió detrás de una máscara feliz, y para el fotógrafo que por fin encontró a su musa detrás de la máscara.

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