Capítulo 15 (P)

694 45 1
                                    


P.V.O: Hermione

Él se quedo mirando a la nada durante unos minutos hasta que por fin puso sus ojos sobre los mios y sonrió de una forma extraña para mi.

- No te creo. - fue lo unico que dijo.

- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunte hecha una tonta. ¿Enserio me estaba diciendo que no me creía?

- Porque uno no se da cuenta de que ama a otra persona asi por las buenas y mucho menos poco después de decirle que le queria pero no lo suficiente, y si esque la razón por la que has venido es dinero, pidemelo pero no me hagas creer mentiras que me fastidiaran a diaro, ya es una pesadilla esquivarte de mis pensamientos a cada minuto como para tener que esquivarte de mis sentimientos, Hermione, ¿qué te ha traído aqui? - no me podía creer lo que el muy imbécil me estaba diciendo, sencillamente no me lo podía creer. ¿Acaso se pensaba que yo era una cualquiera o que?

- Ya te he dicho lo que me ha traído aqui, pero si no me crees es problema tuyo y no mío, ya que la verdad ya te la he dicho. - dije levantandome dispuesta a marcharme.

- ¿Puedes demostrarme que tus palabras son de verdad? - pregunto levantandose.

- ¿Como? - pregunte esperanzada, porque de estos temas no sabía mucho pero si me daba una minima pista quizá lo sorprendese.

- ¡Vienes diciendo que te has dado cuenta que me amas y ni siquiera sabes como demostrarmelo, asi no hay forma de creerte! - dijo resignado. Me acerque a él, tal vez un beso fuese una pequeñisima demostración, pero cuando nuestros labios se iban a juntar él se separo bruscamente de mi. - Un beso no demuestra nada, ¡absolutamente nada! - dijo aún más resignado. Asi que me aleje de él y corri hacia la puerta, nada más pude me desapareci para irme lejos de él y de sus idioteces, ¿tan mal me veía como para pensar que lo hacia por el estúpido dinero? Le iba a demostrar que nada tenía que ver su estúpida suposición, aunque no tenía ni idea de como. Apenas faltaban dos semanas para navidad y yo seguía bailando en la discoteca, a la vez había conseguido un trabajo como camarera en un restaurante de alto prestigio. No se me daba tan mal trabajar en dos cosas a la vez a pesar de que apenas dormia o tenía tiempo para mi, pero eso no me importaba aunque lo que si que me molestaba era el hecho de no poder acercarme a Draco tal y como había previsto. Andaba muy cansada y lo unico que queria era dormir y dormir. Me habían dicho en el restaurante que esta noche venían 30 personas para ocupar una sola mesa, asi que tendríamos que entrar antes para dejar todo preparado, porque además eran muy buenos clientes. Cuando empezaron a llegar reconocí de inmediato rostros, Zabinni, Theo, Astoria, Parkinson, Crabbe y Goyle... Y por fin lo ví a él. Cuando me vió vino derecho a mi como una fiera.

- Buenas noches. - salude educadamente.

- ¿Qué demonios haces aqui? - pregunto, como si ni siquiera me hubiese visto la ropa.

- Trabajo aqui. - dije.

- ¿Desde cuando? - pregunto.

- Llevo dos semanas, ¿por qué tanta pregunta? - quise saber.

- También eres... ¿acompañante? - pregunto, no entendi su pregunta y me quede mirandolo de medio lado.

- ¿Acompañante?

- ¿Acaso no sabes que este restaurante se conoce por la disponibilidad de acompañantes? ¡Por Dios, cualquiera puede señalarte y si no quieres que te despidan tendrás que ir con ese cliente a la mesa, y tratarlo como si fuese tu novio publicamente, o peor, como si fueses su amante. - explico atropelladamente, le mire y me reí.

- ¡Eso no es verdad Draco! - dije enfadandome a momentos.

- ¿A no? - miro a todos los lados. - Señora Kingston, quiero que esta chica me acompañe durante la cena. - dijo educadamente. La mujer me miro.

Cuando Malfoy me compróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora