17 "Mari"

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Narra Mari:

Los días luego de enterarnos que Lucy es
una metahumana y que nosotras nos habíamos metido en un lío bastante jodido robándole un supuesto "poder" al speculum, habían transcurrido bastante normal. Bueno, si puedes llamarle normal a todo eso, claro.

Últimamente todos están más callados, ni siquiera hablé con mis amigas...

Tampoco sé de qué ningúna haya avanzado en descubrir su "habilidad" o algo... Todavía sigo sin creerme el cuentito. Quizás Lucy es una loca que se escapó de un hospital psiquiátrico o algo así...

Aunque tampoco puedo negar que si ví algo el día que la encontramos haciendo una especie de ritual en la oficina subterránea de la madre de Kendall, que por cierto ni él conocía.
Quizás ella práctica brujería y nos quiere meter en sus jueguitos del diablo.

Pero todas habían tomado la "importante" decisión de no hablarlo, creerle a la bruja y esperar a que salgamos volando o lo que sea. Facinante.

Por otro lado, la decisión más importante que tenía que tomar en estos momentos era si vender el jean manchado de cloro o el que tiene pequeños agujeritos en el trasero.
Esa sería la forma de ganarme la vida desde ahora, o al menos hasta que salga de este basurero.
Resulta que el conseguir empleo aquí no era nada fácil, no aceptaban empleados menores de edad trabajando en su hotel de pijos, ni siquiera en la cafetería... Pero debía mandarle dinero a mi tía si quería seguir estando en este lugar.

Para mí suerte, Cheryl me mostró una página por dónde podía vender ropa usada, ya había publicado algunas cosas, pero lo cierto es que no tenía demasiada ropa conmigo, gran mayoría había quedado en mi casa y lo poco que había públicado no había dado resultado alguno...

Así que no me quedaba de otra que salir del campus y buscar un empleo en la ciudad.

(...)

- Oye ¿a dónde piensas ir a esta hora?- Cheryl salió del closet frente a la cama con una expresión de insertidumbre y una barrita de cereal en la mano.

- ¿Porqué estabas metida en mi closet?- lo cierto es que ni siquiera había ropa mia ahí, lo poco que tenía entraba en una cómoda de dos cajones bajo el televisor.
La única que guardaba ropa en el armario era Alai.

- Vine a buscar un pijama para Alai, ahora que despertó por fin puede cambiarse esa ropa toda mugrosa- Era cierto, olía a mierda.

- Ahora responde, ¿a dónde vas?- insistió.

- Necesito dinero, voy a conseguir empleo al pueblo.

- ¿irás así?

- Si, ¿qué problema hay?

- Mirá, no soy una gurú de la moda ni nada por el estilo, pero si yo fuera dueña de algún emprendimiento no te contrataría ni para limpiar los baños.

- Gracias- rodé los ojos con molestia- ¿Qué sugieres que debería ponerme?

- La falda mostaza, las botas negras y la chaqueta de cuero estarán bien- dijo señalando cada una de las prendas que estaban en mi cama mientras doblaba un pijama de Alai y lo metía en una mochila.

- Que raro, se supone que eres indecisa.

- No cuando todo lo que veo es feo.

- ah, gracias.

Se dirigió a la salida, no sin antes desearme buena suerte.

Me metí al baño y me puse cada una de las cosas que dijo, agregándole unas medias de red. Al salir del baño me encontré con Max, el amigo francés de Allie buscando entre los cajones.
Me pare justo detrás de él esperando pacientemente a que se diera cuenta de mi existencia. Parecía estar absorto al mundo a su alrededor, y todo se debía a los auriculares que llevaba.

Atravesando Mi Reflejo [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora