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El largo y oscuro pasillo se extendía a su paso. Dos pasos hacia adelante, se sentían como 3 hacia atrás, y como si se sumergiera en la oscuridad. Sentía sobre él, las miradas asqueadas y las muecas de desagrado. El camino se iba aclarando poco a poco, y junto a él pasaba James, quien tomaba a Lily del brazo y la alejaba lo más posible de su presencia, ambos con una mirada de completo desprecio.

Bajaba la cabeza con vergüenza, mientras las miradas de ácido se pegaban a su espalda. Más claro se hacía. Completamente claro. Más tranquilo caminaba por los pasillos junto a los jardines, y dándole la espalda unos pasos más adelante, estaba él. El chico estiró la mano apenas rozando su hombro, cuando el otro se dio la vuelta rápidamente, y dio unos pasos hacia atrás con miedo. Cuando vio quien era, lo miró de pies a cabeza, y una mirada difícil de identificar lo que quería transmitir, le escupía en la cara el mismo veneno.

—Aléjate de mí. Me das asco—se daba la vuelta. Dejándole aun con la mano extendida en el aire, sus ojos cristalizándose, y las palabras atrapadas en su garganta sin poder salir. Le arrebataban el alma, le oprimían el corazón, y todo fue peor de lo que era antes.

Abrió los ojos de golpe. Frente a su rostro estaba el mismo chico de sus sueños apretándole la cara y chasqueando los dedos.

—Albus, estabas teniendo una pesadilla o algo así. No dejabas de moverte, me preocupaste, no despertabas—busco en los ojos plata la misma mirada que segundos antes vio, pero no encontró nada más que una mirada de alivio. Albus sonrió ligeramente botando el aire contenido, y hundió la cabeza en el cuello de Scorpius, abrazándolo fuertemente. Scorpius completamente confundido, correspondió el abrazo con torpeza, pero al sentir el temblor en el cuerpo del contrario, no dudó en apretar más su cuerpo contra el propio.—Tranquilo, estoy aquí, tranquilo.

Albus se sentía patético, se sentía asqueroso, sentía que no merecía estar así. Que debía estar apartado de todo y todos. Porque todo lo que tocaba, o construía, a largo plazo termina colapsando. Cerró los ojos concentrándose en el calor que emanaba Scorpius, en lo cálido que se sentía estar así, en que su respiración se regulaba, y perdía la tensión.

A su cabeza volvió lo ocurrido esa noche.


— Scorp, ¿Cuánto estás dispuesto a arriesgar para estar a mi lado?

La pregunta lo había tomado desprevenido, aunque no dudó ningún segundo en su respuesta.

—Todo lo que sea necesario— se separó un poco para poder quedar frente a frente.

—Especifica todo.

—Todo, Albus. Todo es. . . —Tuvo una pequeña crisis existencial pensando en cómo explicarlo—Albus, daría mi vida solo para que tu estés a salvo, y se que eso no es lo que preguntaste. Pero, fui a un maldito viaje por el tiempo contigo, en serio crees, que luego de todo lo que hemos vivido, y hecho juntos, ¿no lo daría todo por estar contigo?—el castaño bajó la cabeza, aun mas confundido de lo que debería hacer. Por un lado no quería caer en los chantajes de los hermanos Zabini, pero si ellos cumplían con lo que dijeron, no quería condenar a su amigo a una vida en la que no pueda estar tranquilo—¿Pasa algo? es por esto que estuviste así todo el día ¿Cierto?

—Es que no quiero volver a ponerte en peligro. Solo quiero que tu estés bien, y quizás si yo no estoy a tu lado...

—Me bastó con pasar un tiempo en un mundo en el que tú no existías, solo me bastó un tiempo para saber que mi vida sin ti no sería la misma. Y estas muy equivocado si crees que estaré mejor sin ti, porque, tu eres lo que le da felicidad a mi vida. Deja de pensar esas cosas, tu te vas a quedar siempre junto a mi, nadie te va a volver alejar, me asegurare de que eso no pase—Scorpius revolvió el cabello de Albus—descansemos.

꧁Manos entrelazadas, Scorbus꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora