꧁Manos entrelazadas, Scorbus꧂

7

Se escuchó un fuerte portazo y los pasos apresurados del chico. Scorpius y Heater se miraron con el ceño fruncido y también se levantaron, pensando en seguirlo.

—Ustedes no se muevan de su lugar. Ya lo buscaran cuando la clase termine—les ordenó la profesora McGonagall. Se miraron indecisos, pero terminaron por sentarse de mala gana, esperando que lo que quedaba de clase, terminará pronto e ir a buscar a Albus.

—¿Qué crees que le paso? Su cara estaba desfigurada—le susurró Heater a Scorpius. Este negó la cabeza sin saber qué responder.

—No lo sé, solo pido que no sea algo grave—siguieron haciendo las tareas, aunque su cabeza no estaba realmente allí.

Apenas la clase finalizó, guardaron rápidamente sus cosas y echaron a correr. Pero no sabían dónde ir. Buscaron en las habitaciones de Slytherin. En los patios. En el Gran Comedor. Y nada. Cuando se decidieron a buscar a sus hermanos, algún primo, tampoco los encontraron.

Resignados se fueron a la clase de DCLAO esperando al menos encontrarse con Teddy para poder preguntarle si sabía algo. Pero no pudieron hacerlo ya que fue un reemplazo, diciendo que el profesor Lupin tuvo que retirarse por una urgencia.

Urgencia.

Los jóvenes saborearon la agria palabra y tomaron asiento. Durante la clase el profesor les dijo que avanzará la tarea que habían dejado para ese día. Scorpius y Heater, que ya la tenían lista, comenzaron a susurrar entre ellos, debatiendo qué era esa supuesta urgencia, que al parecer, había afectado a toda la familia Weasley ya que todos habían desaparecido.

—No lo entiendo.

—Estamos en las mismas. Lo mejor es que dejemos de preocuparnos, quizá estamos preocupándonos demás.

—Scorp, tu mejor que nadie sabes el control que tiene Albus de sus emociones. Tu viste lo mismo que yo, salió corriendo de la sala, su rostro estaba lleno de terror y preocupación.

—Carajo, Heater, lo sé. Intento mantener la calma, me tiene mal no saber qué pasó.

—¿Le habrá pasado algo al señor Potter en una misión?—sugirió asustada la chica, el rubio negó.

—Imposible. Él fue quien envió la carta, si estuviera herido de gravedad dudo que pudiera escribir una carta. ¿Tal vez a la señora Potter?

—Malfoy, la señora Potter trabaja en El Profeta en el sector de Quidditch, no creo que le pasara algo.

—Pero quizás no fue en el trabajo, si no que fuera, o en la casa. Quizás se cayó de una silla intentando alcanzar el frasco de galletas y este le cayó encima, o la atacaron comprando en el callejón Diagon. Solo son sugerencias.

—Esto es inútil. No sirven de nada las conjeturas, necesitamos respuestas—Heater metió la cabeza entre los brazos y no salió más. Scorpius hizo lo mismo.

En cada receso buscaron a Albus, pero no lograron encontrarlo ni a sus familiares. Se rindieron y fueron a las habitaciones. habían quedado libres de tareas pero no tenían ánimos de estar en los alrededores de la escuela. El día estaba nublado, el cielo gris y una brisa fresca que te calaba los huesos. Como si el día supiera que ocurría, como si el cielo estuviera deprimido y retuviera las lágrimas, y soltaba el aire para mantener la calma.

Cuando entraron a la habitación, se llevaron una sorpresa al no ver las cosas de Albus.

—Quizás dejó una nota. Busca—dijo Scorpius. Miraron sobre el velador, en la cama, en todos. Pero no había ni un solo pedazo de pergamino, un post it que dijera al menos unas vagas palabras explicando que había pasado.