Para siempre.

117 9 0
                                    

Alma N° 44.

El aire. Tú estabas ahí...pero el aire, cargado de la esencia de los productos químicos de las vitrinas y del afán esterilizador de los profesionales de la salud. Olía a hospital; olía a ese Chanel n°.0 con el que perfuman al suavizante de las sábanas blancas, para darle la bienvenida a los nacidos y decirles adiós a los muertos...mientras engullen a los que ni se van y ni acaban de llegar, en un estado constante de nerviosismo y agonía.
     El aire. Tú estabas allí —aquí— y, domabas el aire con la creatividad de tus pulmones: inspiración tras inspiración te hacías con cada molécula de oxígeno que me separaba de ti. O al menos es así como yo me lo imaginaba, como yo lo vivía y, tristemente, también —yo y nadie más— lo moría.
     Sentados en un mismo banco y en una misma banco y en una misma sala de espera.
Haciendo tsunamis en el café con el temblor de tus manos. ¿A qué te sabrá el paladar?, ¿qué seas tú la lluvia y yo el campo? ¡Ojalá! 
     ¿Cómo es esto posible?: te tengo solo a unos centímetros y, te siento, miles y miles de kilómetros cerca de mí.
     Pero bueno. Al final, como solía decir mi abuela, la eternidad es un auto-oxímoron, porque lo único sempiterno, es la idea de que lo sempiterno no tienen fin. Y tú, después de hoy, ya estás en mi cabeza para siempre.

Las Almas De Brandon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora