Hoy volvía a llover y yo volvía a pensar en él.
Era rutina, siempre me sentaba en el alféizar de mi habitación y apoyaba la frente en el cristal y mientras que con mi aliento empañaba a éste; mis lágrimas intentaban ganarle esa carrera a la lluvia. A veces, lo que hacía era apoyarme en la puerta de mi habitación, con los cascos puestos y la música a todo volumen e intentaba olvidarme de él pero parecía que todas y cada una de las canciones hablaban de nuestro amor imposible y que no pudo ser ni será. Otras veces lo que hago es tumbarme en la cama mirando al techo como si ahí estuviesen las respuestas a todas las preguntas; el ¿por qué? a todo y parece que nunca lo encuentro. Y si os digo la verdad hoy era uno de esos días en los que estaba escondida detrás de la puerta intentando no llorar pero, chicos, se ha quedado en eso; en el intento. Y sentada ahí, ha habido un segundo en el que se me ha ido la vista a la estantería llena de libros y no he podido evitar acercarme para coger el de "y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero", no he podido evitar abrirlo para mirar como seguía esa flor que perteneció a ese ramo de flores que un día me compró..
Se había marchitado, era de esperar, no podía seguir con vida para siempre; supongo que lo nuestro tampoco, era como esa flor. Era preciosa pero sabes que una vez que la arrancas, al fin y al cabo, morirá. Y lo nuestro acabó muriendo.
"-Luna han picado a la puerta, es para ti- dijo Denis desde abajo.
-¿Es importante?- pregunté.
-Ven y compruébalo tú mismo.
Escuchaba a alguien cuchichear, esa voz era inconfundible, no podía equivocarme si decía que era él.
-Te has vuelto un cursi- oí a mi hermano mientras bajaba por las escaleras.
-Te callas-dijo y ambos se giraron al oírme. Creo que en ese momento no podía sonreír más porque acabaría doliéndome la cara. Bajé las escaleras de dos en dos y noté como mi hermano se fue pero estaba más concentrada en mirar a Eric con un ramo de flores.
-¿Y esto?- sonreí.
-Pensaba que..-se tocaba el pelo nervioso- podría gustarte- cogí el ramo con una mano y lo abracé a mi.
-Son preciosas.
-Tú lo eres- dijo y me separé de él. Acerqué el ramo a mi nariz y lo olí con una enorme sonrisa en mi cara- Huelen bien, ¿verdad?
-No mejor que tu colonia en mi- vi como sonreía- Gracias- noté que me sonrojaba poco a poco, se acercó a mi mejilla y la mordió, no pude evitar reír- No te quedes ahí- le cogí de la mano y me acerqué a la cocina con él para poner las flores en remojo."
Recuerdo que subimos a mi habitación en contra de la voluntad de Denis pero en esos momentos no me importaba.
"-¿Y eso?- señaló el marco de fotos encima de mi escritorio. Él estaba sentado en mi silla y yo en su regazo.