Barcelona es muy bonita desde mi balcón pero inevitablemente se me va la vista hacía mi cama y, chicos, ver a Luna con su melena color chocolate encima de mi almohada no tiene ni punto de comparación así que solo espero que nadie se atreva a hablar de paisajes bonitos si no han visto la silueta de sus curvas en mi cama, cualquier loco de la velocidad como yo se moriría por circular por esas curvas sin límite de velocidad. Después de tanto tiempo sin tenerla cerca aún hay veces en las que desearía volver a esos momentos para volver a sentir lo que era tenerla entre mis brazos, otras veces -que no son muchas- pienso que lo mejor es dejar las cosas como están y no joderle más la vida como lo hice, no se lo merece. Y otras muchas la echo tanto de menos que se me olvida todo lo malo que le di y pienso que podría hacerla feliz.
Esto no lo sabe mucha gente pero desde que no está me siento vacío y no puedo dejar de pensar que ella y yo habíamos nacido para estar juntos, que estábamos hechos el uno para el otro; yo era el adicto y ella mi dosis diaria, estaba tan enganchado que no había nada que no hubiese hecho por conseguirla y ahora tengo mono de ella; de sus besos, de sus te quiero susurrados bajito porque le daba vergüenza admitirlo, de ese hoyuelo en la mejilla derecha que se le marcaba al sonreír y que era tan besable..había tantas manías suyas que habían hecho que me enamorase más de ella; me encantaba ver como se mordía el labio o sacaba la lengua cuando ponía esfuerzo en algo, me encantaba como ella- sin darse cuenta- se enrollaba un mechón de pelo en el dedo cuando más nerviosa estaba, adoraba incluso las miles de patadas que me daba cuando dormíamos juntos e incluso su timbre de voz que ponía cuando me chillaba enfadada. Me encantaba la forma en la que ella me quería, era..no sé, podríamos decir que diferente. Esa sería la palabra.
Y es que, chicos, Luna tenía el poder de enamorarte con una sonrisa y destrozarte con una mirada. Podía hacerte perder los papeles del enfado o perder el norte con sus besos. Perder. Perderme con ella. Perderme sin ella. Siempre se trata de perder; la única diferencia es que antes era juntos y ahora parece que lo hago solo y siento que no es lo mismo.
Ahora solo quiero que volvamos unos meses atrás; allí donde aún era feliz..
'Esa tarde de un quince de diciembre, no me preguntéis que hora era porque estaba más interesado en observarla dormir entre mis brazos. Si os digo la verdad no sé cuanto tiempo me quedé acariciando su rostro mientras notaba su respiración pausada..le había prometido que me iba a quedar despierto para proteger su sueño después de tantas noches en vela por pasarlas separados. Creo que esa tarde desgasté sus labios como nunca lo había hecho, la había echado en falta y necesitaba recuperar el tiempo perdido y no iba a desaprovecharlo durmiendo cuando podía quedarme al otro lado de la cama mirándola. Todo el tiempo que pasamos juntos ella era dueña de mis pensamientos de día y de mis sueños de noche y, cuando la tenía entre mis brazos me quitaba el sueño porque me pasaba los minutos observándola sabiendo que llegaría el día en que otro capullo tendría la misma suerte que yo y podría verla dormir. Era inevitable que alguien como yo metiese la pata, en mi vida todo lo bueno duraba poco porque ya me encargaba yo de joderlo y pensar siquiera en la posibilidad de perderla hacía sentirme como un niño pequeño al que le quitan su juguete más preciado.
En ese momento acaricié suavemente de nuevo su mejilla y se movió levemente haciendo que sonriera.
–Despierta –susurré.
–Hmm.. –pronunció y reí, vi como sonreía aún con los ojos cerrados– ¿Estoy soñando? –dijo con la voz ronca.