Elección

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En medio del silencio incómodo que se había formado, algunas ideas de confusión se formaban dentro de las mentes de un joven conde y su mayordomo. Ciel no quería levantar el rostro por miedo de encontrarse con la sonrisa burlona de su mayordomo, y Sebastian claramente confuso por lo que estaba sintiendo, pero aun así decidió romper el silencio para no hacer sentir mal a su joven amo.

-Joven amo, ¿Podría explicarme con claridad cuál es su plan y como podría ayudarlo?- Preguntó lo más calmado que pudo aunque por dentro el coraje lo consumía.

Ciel levantó la cabeza al escuchar la voz de Sebastian pudo notar que no se estaba burlando, se sintió aliviado la parte más difícil ya había pasado, ahora si podía hablar más confiado, se dirigió hasta la ventana dándole la espalda a su fiel mayordomo.

-Bueno, tú sabes que soy muy tímido respecto a esos temas, así que pensé que podrías ayudarme dándome consejos, alguna guía para entablar una relación  como ya te lo dije anteriormente no necesito enamorarme ni nada de eso, solo es curiosidad de lo que yo hubiera hecho en una situación así, ya que posiblemente nunca lo haré. -Con un tono melancólico mirando el cielo a través de la ventana.

-Joven amo no me gusta verlo triste, la verdad no sé qué clase de guía le daría  pues es verdad al contrario de usted no soy tímido pero simplemente voy directo al punto cuando quiero algo. Usted me entiende? Digo esto por su forma de ser, usted no querrá hacerlo a mi manera?- Con una sonrisa pícara que hizo sonrojar al joven conde.

-No digas idioteces, yo no he pensado esto para hacer esas cosas, creo que no me entiendes…- Aclaraba con un grito el conde con enojo y vergüenza

-Ah ya entiendo, quiere vivir romance sin hacer cosas pervertidas- sonrió pícaramente.

-Bueno esa es la idea, quiero saber cómo ser galante, enamorar a alguien y esa persona me enamore a mí, no quiero solo placer físico, es tan difícil entenderlo.- Mirándolo fijamente hablaba el joven.

-Si es así, como usted lo dijo, no será algo serio, usted no pretende amar a alguien. Será solo un simulacro de ese tipo de situaciones, con mucho gusto seré su tutor en ello, ahora le puedo preguntar algo?- Hablaba el demonio tratando de entender las intenciones de su amo.

-Dime, espero que no salgas con una de tus idioteces.- Decía el conde con algo de molestia, sabia que su mayordomo podía hacer sus bromas pesadas.

-Bueno y ¿quien será la persona que se preste para este tipo de “juego”?- Cuestionaba dudoso el mayordomo mirando a su amo con seriedad.

-Ah no lo había pensado- fingiendo desconcierto Ciel, aunque en el fondo sabía cuál era el objetivo.

-Es decir, joven amo ¿piensa un juego y no sabe con quién jugarlo?- Diciendo esto con dos dedos de su mano golpeando ligeramente su frente, aunque en el fondo sospechaba adonde se dirigía esto.

-No me mires así… y no me hables en ese tono.- Le regañaba el joven conde mientras le lanzaba una mirada asesina.

-Disculpe, bueno vamos a pensar quien sería conveniente para esta situación…- Decía mientras colocaba su mano en su mentón como señal de reflexión.

-Sebastian…- Le llamó con cierta timidez el conde.

-Dígame.- Contestó con incertidumbre el demonio al ver esa actitud repentina en su amo.

-Si quieres puedes sentarte, porque creo que tardaremos un rato, si quieres claro?- Le sugería con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

-Gracias, mi joven amo, siempre usted tan amable.- Dijo Sebastian sentándose cerca de su joven amo.

Mi destino es amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora