Mientras su joven amo se arreglaba en su habitación, el mayordomo de la mansión terminaba de preparar los más dulces postres para su querido amo, no podía evitar sentirse un poquito nervioso, ya que también era su primera cita en su demoníaca vida, quien hubiera creído que un demonio de su casta se rebajaría a estar en esas situaciones como los estúpidos humanos, definitivamente ese niño lo había cambiado, si sus compañeros demonios lo vieran se burlarían de lo tonto que era por prestarse a esos juegos, pero poco le importaba eso, solo quería complacer a su amo y también a sí mismo. Al terminar de llevar todo a la mesa del jardín vio que faltaban 15 minutos para las cuatro.
-Bueno ya está listo todo. Ahora voy a bañarme y cambiarme, debo verme presentable ante mi amo.- Mientras salía del jardín para dirigirse a su modesta habitación.
Siendo las 4:10 en el jardín, un distinguido caballero esperaba sentado junto a una mesa con deliciosos bocadillos, mientras miraba tranquilamente su reloj.
-Mi joven amo se está demorando, creo que no fue buena idea que se vistiera solo. Voy a ayudarlo…- Se levantó dispuesto a ir dentro de la mansión, cuando choco involuntariamente con su joven amo que venía distraído y a prisa.
-Lo siento… no lo vi…- Dijo tomándolo del brazo para que no perdiera el equilibrio mientras le dedicaba una cálida sonrisa.
-Sebastian…- lo miró sorprendido y con un sonrojo en sus pálidas mejillas se alejaba de él.
-¿Qué sucede? ¿Por qué me mira tan extraño?- Decía el mayordomo fingiendo extrañeza.
-Tú te ves diferente.- Hablaba sorprendido el condemirándolo de pies a cabeza.
-Ah, lo dice por mi forma de vestir de hoy, creí conveniente que como era una ocasión diferente debería vestirme diferente. ¿No le agrada?- le dijo mientras caminaba hacia él.
-No digas cosas raras.- Le miró enojado y totalmente sonrojado.
-Pues yo diré, que usted está realmente hermoso la tarde de hoy.- Mientras besaba su delicada mano en señal de saludo, dejando sin palabras el joven conde.
- Claro tendré que arreglarlo un poco.- Le susurró suavemente al oído mientras arreglaba el cuello de su camisa. Ciel estaba realmente desconcertado ante tan galante trato y la imagen seductora de su mayordomo al verlo con esa camisa blanca junto con una corbata en holanes de color azul, un abrigo largo hasta la mitad de la pantorrilla de color negro, sus pantalones y zapatos oscuros se veía más apuesto de lo normal.
-Bueno ya terminé.- Le tomo de la mano para guiarlo hasta la mesa.
-Puedo ir solo.- Soltándose del agarre. Sebastian solo sonrió y acomodo a su amo en el asiento.
- Ciel, ¿apetece un poco de té?- Mientras tomaba una taza para servir te.
- ¿Ciel? ¿desde cuando tanta confianza, para llamarme por mi nombre?- Le preguntó arqueando una ceja el molesto conde.
-… Desde que empezamos con este juego.- Le dijo con una linda sonrisa, sirviéndole su te.
- No me gusta ese trato, eres mi mayordomo.-Refunfuñaba mientras miraba su té.
-Ya le dije ayer en la carta, que seriamos solo Ciel y Sebastian, por ahora no soy su demonio, ni mayordomo y usted no es mi contratista, ni amo.- Mientras se sentaba frente a su joven amo.
-Si claro, supongo que eso se debe hacer, pero que solo sea cuando estemos solos, no frente a los demás. Tengo una duda ¿Porque enviaste una carta en lugar de invitarme en persona acaso te daba vergüenza pedírmelo?- Le aclaraba con una pequeña sonrisa sarcástica el joven conde.
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Mi destino es amarte
FanfictionUna historia de amor basada en la popular y hermosa obra de Yana Toboso. ¿Qué sucederá cuando Ciel le haga una propuesta rara a su mayordomo? Todo lo que empezó con un juego del joven conde terminara revelando los mas profundo sentimientos de ambos...