Capítulo VII

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T.R.UE.

Al pie de las montañas HuanWen y Yubin, justo antes de llegar al puerto que se dirige a Yummeng, se encuentra un establecimiento de aguas termales. Cada una de ellas tiene poderes y herramientas regeneradoras. Pero hay un pozo que es considerado el más especial de todos y es que tiene la particularidad de sacar a flote los verdaderos sentimientos de las personas: dolor, agonía, amor, secretos... Luego de que el mundo de la cultivación solucionó el problema del fallecido líder de secta JinGuangyao, se enteraron de este pozo. Ninguno lo vio útil para ese entonces, en un par de años la historia de este pozo había pasado al olvido y no fue paradero de nadie más. Los dueños del establecimiento y los que conocían las aguas termales dejaron de darle importancia, aquella agua poderosa no podía ayudar a nadie.

...O...quizás... ¿sí?

Capítulo VII

La promesa que hicimos

Jiang Cheng se separó, le miró completamente anonadado. Tenía intenciones de alejarse un poco más, pero su cuerpo no respondió. Se quedó a poca distancia de Lan Xichen, aquello causó que su pobre corazón reaccionara violentamente. Con máximo esfuerzo logró que las palabras salieran de su boca nerviosa:

—... ¿Perdiste la cabeza?

— Acabo de recordar nuestra promesa... dijiste que no debíamos mentirnos nunca. Así que no te mentiré –Lan Xichen dio un paso al frente. Jiang Cheng retrocedió un paso.

— ¿De qué me estás hablando?

— Muero por besarte

— ¡Zewu-Jun! –Su espalda chocó contra la puerta, con sus manos intentó abrirla pero entonces Lan Xichen las atrapó. Sin embargo, no fue con intenciones de aprisionarlo, incluso si pudiera haber ejercido un poco de fuerza se hubiera escapado del agarre. Lan Xichen actuó con mucho sigilo, subió las manos de Jiang Cheng hasta su boca y besó un nudillo. Jiang Cheng respingó ante el contacto - ¡Zewu-jun!

— Y tengo la mínima sospecha que tú también quieres que te bese –Dijo al tiempo en que acortaba un poco más la distancia.

— ¡Te volviste loco! –Sus manos terminaron entrecruzadas encima de su cabeza.

— Niégamelo...

Lan Xichen le tenía arrinconado

— Prometimos que siempre diríamos la verdad. Así que Wanyin, niégamelo

— ¡TU! ¿Cómo puedes ser tan desvergonzado?!

— No lo negaste...

La mano libre de Lan Xichen acariciaba la mejilla de Jiang Cheng, apretaba sus pómulos y pellizcaba su quijada. Toda su cara ardía y cosquilleaba, mientras Lan Xichen le miraba con un brillo que nunca antes le había visto.

— ¿Te molestaría?... -LanXichen acercó su rostro, rozó su nariz contra la otra y suspiró. El aroma a almendras inundó ambos cuerpos. Jiang Cheng le miraba con apenas un ápice de ira en su mirada, su rostro apenas podía mantener la careta- ¿sinceramente...te molestaría?

Jiang Cheng bajó la mirada a los labios de LanXichen y luego la desvió. Cerró los ojos y su ceño se frunció en son de impotencia — esto...estaría mal yo... -los labios de LanXichen rozaron con decisión los suyos, la caricia fue determinada y dulce - yo realmente no soy manga cort... –Jiang Cheng se separaba a segundos para balbucear lo que se le pasara por la cabeza, pero los labios de Lan Xichen volvían a unirse a él - si tú haces esto yo... – Lan Xichen disfrutaba de los labios del violáceo tanto como su miserable intento de alejarlo de él - realmente...un día de estos realmente te romperé en pedazos

Jiang Cheng no puso alguna otra "línea de defensa" su cuerpo entero había experimentado una erupción y apenas podía sentir y estar consciente de todo lo que le estaba pasando. Cuando logró recobrar sus sentidos estaba dentro de la morada de Xichen, acostado en su cama y con el hombre de ropas funerales succionando sus labios.

Su cuerpo entero temblaba y su espalda no para de sufrir por los estremecimientos que tenía, la boca de Xichen era dulce, sus labios, que siempre pensó eran delgados, resultaban ser atrapables y saboreables; con su escaza experiencia apenas y había logrado morder uno de los labios de Lan Xichen y cuando pensó que este se alejaría molesto, resultó que aquello le incitó a profundizar el beso.

Sus lenguas se encontraron y entonces Jiang Cheng tuvo que empujarle. Su cuerpo estaba reaccionado tan extrañamente que se había asustado, no tenía asco, no se sentía mal, no sabía mal...todo lo contrario. Se sentía bien demonios ¡se sentía malditamente bien! Tuvo que cubrir toda su cara con sus manos para que Xichen no le viera, podría jurar que estaba endemoniadamente sonrojado.

Lan Xichen por su lado no podía estar más feliz. Sin embargo, nunca había experimentado esto de tener de contenerte con sólo besos y es que nunca pensó que, primero, Jiang Cheng correspondiera un solo beso de él y segundo, que sus besos fueran tan calientes. Y es que ¡Jiang Cheng temblaba y quemaba su cuerpo cada vez que se movía!

Para él, era imposible no comparar su situación con lo vivido en el pasado con Jin Guangyao, con sólo un primer beso robado por el Jin y ya ambos habían caído en una marea de lava y perdición nocturna. Aquel beso fue sorpresivo, pero en ese mismo momento toda una explosión reveladora había ocurrido en el interior de Xichen.

Entonces con ese primer beso no sólo había descubierto su orientación, sino que si podía sentir excitación y calentura hacia otra persona, y vaya que sentía excitación. Con aquel primer beso también se desbloquearon sus primeras caricias, sus primeras lamidas y su primera vez con alguien. Todo en una misma noche, todo en el mismo desenfreno ardiente y casi sofocante con Jin Guangyao.

Ahora, con Jiang Cheng era sumamente distinto. Apenas y podía dedicar unas míseras caricias a su rostro y necesitaba de todo su esfuerzo físico y mental para no asustarle. Por eso, cuando Jiang Cheng le separó, no puso ningún impedimento y se alejó de él, se acostó justo a su lado, suspirando.

Para él un solo beso representaba el mayor de los progresos.

— Umm -Intentó hablar pero nada llegaba a su mente descontrolada. Simplemente soltó un: ¿Qué estabas diciendo?

Pero Jiang Cheng se lo tomó como un comentario atrevido y descarado. Como un ¿Qué decías sobre no besar a los hombres? Aquello le avergonzó pero no le molestó, incluso, incendió una pequeña parte de su corazón que se había apagado en el momento en que lo vio alejarse. Chistó ante la pregunta y volteó para tomar por el cuello a Xichen.

— Idiota

Lan Xichen no pudo resistirlo y volvió a besarlo, sus bocas y lenguas volvieron a fusionarse por un rato más mientras uno se acostumbraba al otro.

Aquella noche ambos comprendieron dos cosas:

No podían pelearse

Y, si peleaban siempre podían arreglarse con una ronda de besos

T.R.U.E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora