Capítulo 16: El dolor reconoce el dolor.

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Escuchar Take On Me acústica, de A-ha. La recomiendo con este capítulo.


4 de abril, 1986.


Atom Bates.


En el tercer piso del hospital todo está en silencio. Las cosas van con calma, ¿por qué esta gente está muy tranquila?

Tal vez sea porque están acostumbrados a desastres diarios y ya nada los sorprende.

Me limito a esperar que la familia de Annie salga de su habitación, espero pacientemente. Salen y me pongo de pie rápido. Para ellos no hay nadie más esperando, no estoy aquí, pero aquí estoy. Paso por al lado de su madre cuyos ojos están hinchados.

Me asomo por la abertura de la puerta, una ligera imagen del interior. Hay risas, niños dentro, con ella.

—Lo siento, Familia Kloss—una doctora arrastra las palabras.

"Ya no creo que haya tanto tiempo para Annie"

Sobrepensé lo que la mujer dijo. No escuché luego de eso, ya no había ruido a mi alrededor. Me quitó el aliento, y no respiré.

Una vez que su familia abandonó el ala, abrí la puerta. Captando principalmente la atención de los niños.

—Atom...—ella sonríe con fuerza. Sus ojeras se notan, y está más pálida de lo usual. Puedo decir que tiene el color grisáceo de un cadáver. Sus ojos ámbar siguen estando vivos.

—Hola... vine... yo...

Creí que algo me atoró la tráquea. Agujas entran por su piel. Una máquina de oxígeno conectada a ella y manchas rojas por toda su piel, muchas más manchas de las que le he visto.

—¡¿Tu príncipe azul?!

Salta una niña de unos seis años. Lleva una bandana de estrellas alrededor de su cabeza. Se ve más saludable que Annie.

—¿Eres mi príncipe azul?—la pelirroja se dirige a mí.

—Como Eric, de la Sirenita. Oh... Igual como lo describiste Annie.

No comprendo de lo que me hablan. La niña se acerca a mí y extiende sus brazos. ¿Qué espera que haga? ¿Que la cargue?

Sus grandes ojos de cachorro esperan que haga algo. Nada confiado, me inclino y la tomó. Ríe cuando está a mi altura. Me analiza, sus dedos delgados tocan mi cara, me frustra, lo detesto. Pero no puedo hacer nada.

—Eres el príncipe azul de Annie. Ahora solo debes darle un beso para que mejore—me dice inocentemente.

—Annie necesita muchos besos—susurro. Sonríe y de soslayo veo a Annie sonreír también.

—Atom, ella es Sharon. Y le agradas—indica la chica.

—No me di cuenta—respondo sarcástico. Sharon oculta su pena entre su pequeña mano, pide que la baje y se sube a la cama.

—También es odioso, como dijiste—afirma la niña.

—Muy buen monstruitos. Deben volver a su piso antes de los regañen. ¿Sí?

Todos asienten quejándose, se despiden de la chica y salen en fila india murmullando.

Sharon besa su mejilla.

—Adiós príncipe azul—se despide de mi con un gesto de mano.

—Adiós Sharon—susurro. Parece que esto le ha encantado y saltando se marcha.—¿Supongo que son los enanos de Blanca Nieves?

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