BJ: Lo que veo en el

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Drabbe creado by: Sadisticshy.

El sonido crujiente de las hojas desmoronándose marcaba el camino detrás de los dos niños corriendo por el bosque, una niña sostenía a su amigo mientras le guiaba por las frondosas garras de la flora veraniega.

—Sabes me gustaría un día de estos que fuéramos por el camino dejado por los guardabosques en el mapa.

—Vamos Bobby, es solo un atajo. —Respondió la niña antes de saltar una gruesa raíz ocultada por el follaje. Bobby lastimosamente no pudo ver a tiempo la misma raíz y cayo de plano contra el suelo.

—ouh... ¿Estas bien? — dijo esta mientras ayudaba a levantar a Bobby.

— Si, no te preocupes... — el chico, algo molesto por el dolor replicó, más la molestia pronto se transformó, bajando su expresión y su postura. — oye, Wane, me gusta pasar el tiempo contigo; pero siento que no debería ser yo quien te acompañe a estos viajes por el bosque. Lemy, Lynn o Lacy te serian de mucha más ayuda.

Wane se aseguró de limpiar el polvo en los ropajes de Bobby antes de responderle con una sonrisa, — Bobby, si quiero hacer mis viajes al bosque en compañía no es porque necesite ayuda; no necesité la ayuda de nadie cuando era pequeña, y no lo hare ahora. Si quiero que alguien me acompañe es porque disfruto de su compañía. Aunque...

Wane viro su mirada hacia otro lado, — esta vez es distinto, a donde vamos no es el bosque, es un lugar donde necesitare de alguien en quien pueda confiar. No lo puedo explicar bien ahora pero entenderás porque te escogí a ti cuando lleguemos.

Bobby sonrió y acomodó su postura. Los dos retomaron su recorrido, y por lo menos por unos minutos Bobby pudo seguirle el paso a su amiga.

Luego de varios saltos y rodeos por el bosque llegaron a su destino, una sección popular para los turistas y expertos en la materia. Una cueva explorada de la región. Al lado de la entrada dos mástiles gigantes de madera se alzaban, y junto al mástil izquierdo se podían ver hojas reposar sobre el techo de una pequeña tienda de unos cuatro metros de longitud.

—Pareciera que la tienda estuviera durmiendo...

Wane alzó una ceja e inclinó la cabeza ante su amigo.

—Ah, perdona, he estado mucho tiempo con Light. Su manera de ver las cosas es pegajosa.

Wane tomó de la mano a Bobby y lo dirigió con ella hasta la tienda,—No deberías pasar tanto tiempo con ella, es una buena chica pero estar tanto tiempo en las nubes no puede ser bueno para la salud.

—Tengo que aprovechar los momentos con ella, encontrarla es más difícil que encontrar a la tía Lucy en una noche de Halloween.

Wane no expandió más sobre el tema, no podía dejar mostrar la importancia que le daba a su adversaria. Para su suerte tampoco tendría que buscar una forma de cambiar de tema tampoco, tan pronto como toco el timbre en la repisa de la tienda un joven de pelo y barba castaña les recibió.

El guardabosques les ofreció a los niños equipo, un mapa, y un radio para comunicarse con él, informándoles que solo podrían estar en la cueva por media hora, mas allá de eso y el los iría a buscar.

Bobby personalmente pidió que en caso de no hablar por la radio dentro de quince minutos se les fuera a buscar. El guardabosques acepto la propuesta con gusto y les dio un cordial ademan mientras se iban de su campo de visión.

Ya frente a la cueva, con su equipo puesto y a punto de entrar, la intrépida y valiente Wane estaba dejando mostrar señas de lo que yacía dentro del cascaron. Sus puños le temblaban, sus piernas estaban rígidos cual madera muerta y sus pupilas habían aumentado un par de escalas sobre su tamaño original.

Bobby estaba consiente de todo ello, y decidió tomarla de la mano, ahora le tocaba a él guiarla.

Wane se movía a pasos pequeños pero constantes, y Bobby era cuidadoso de no empujarla de más. Cuando ambos entraron en la cueva la chica dejo salir un silbido, suave y tartamudo. Su alma estaba intentando escapar de la situación propuesta por su cuerpo, y la debilidad de este desenlace la dejo sin fuerzas, obligándola a usar el brazo Bobby como ancla.

—Vas bien Wane, vas bien.

—M-me sorpren... dios mi voz suena tan hueca y seca aquí. — Wane entonces respiró, — me sorprende... que no me hayas preguntado nada...

—Pude unir los puntos tan pronto como llegamos. Quieres vencer tu miedo a los espacios cerrados, ¿no? — la luz de Wane bamboleo. —entiendo. Te ayudare tanto como pueda, espero que hasta más.

Bobby no lo sabía, pero sus palabras habían logrado sacar una sonrisa de la aterrada chica; fue esa misma dicha la que le permitió dar por su cuenta el siguiente paso hacia adelante. Poco a poco prosiguieron en su camino, hasta que luego de varios minutos se encontraron con lo que era el primer descenso, columnas pequeñas de piedra que habían formado "escalones" de medio metro.

Wane vio con la luz en su casco lo que le esperaba allá abajo, tres cuevas que a sus ojos no parecían capaces de soportar a ningún humano, las placas en las paredes engañaban su visión, haciendo parecer que la piedra se moviera... cada vez más y más estrech-

—¡Hnnnnnng!

Bobby volteó de inmediato ante el gritó que surgió de Wane en ese momento, un gritó enmudecido dentro de la boca de la niña, y aun así, la muestra más pura de terror que había visto en su amiga hasta la fecha.

Estuvo a punto de ir por ella, pero Wane le gano en velocidad, cuando se enteró de lo que había pasado su cuerpo estaba retenido por los brazos de su amiga. Wane habia empujado el casco del chico para poner reposar su quijada en la cabellera del chico, haciendo que el casco colgara de su cuello y que la luz de este iluminara el techo.

Bobby se sorprendió en un principio, pero debía dar prioridad al bienestar de Wane. Devolvió el abrazo y dejó que esta descansara. Por un breve momento pensó en acariciar su cabeza, pero la diferencia de tamaño hacia la idea por si misma complicada.

El chico podía escuchar claramente como el corazón de su amiga se calmaba conforme pasaba el tiempo.

—Eres valiente Wane.

—Gracias Bobby...— Wane acarició sus mejillas en el frondoso cabello del chico. —No habría llegado tan lejos de no ser por ti.

—En algún momento podrás hacerlo por ti misma. Mientras, puedes contar conmigo para acompañarte.

Ambos tomaron una pausa para dejar el tiempo y las palabras de ambos sanar el caos dentro de la chica. Cuando finalmente esta se calmó, decidió darlo a conocer apretando con más fuerza a su amigo.

—Sabes Bobby, eres un chico raro.

—Me gusta ser raro.

—Haha, no tonto. Me refiero a... estar contigo, es raro. Me siento segura contigo, como si no tuviera nada que ocultar. Contigo puedo mostrar mis debilidades, puedo exponerlas e intentar destruirlas. Ni siquiera estando sola podía mostrarme tan vulnerable y al mismo tiempo estar tan confiada de que todo estará bien...

Wane lo tomó entonces de sus mejillas y sus caras se acercaron, los ojos de ambos resaltando por encima de la luz que provenía de los retazos cuarzos en la cueva.

—¿Cuál es tu secreto? Pequeño muchacho

Bobby, apenado por las dulces palabras de la chica, tuvo problemas para hablar en un principio, —L-la verdad no lo sé, solo quiero lo mejor para todos, y actuó en base a eso.

—Pues sea lo que sea que hagas, sigue haciéndolo. Funciona muy bien...

Loan, Light, Gwen... Wane sabía que ese mismo sentimiento que Bobby inspiraba en ella era el que las otras buscaban poseer también.

Se dio cuenta entonces que seguía en la cueva, donde la oscuridad y el espacio la habrían consumido en situaciones normales. Pero no en ese momento, su pequeño pilar de luz le daba todo el confort que las profundidades de la cueva amenazaban por consumir.

—Creo que puedo intentar bajar dos escalones, si me ayudas claro.

—Cualquier cosa por ti, Wane. — respondió Bobby con alegría, ganándose otro fuerte abrazo.

Las desventuras de una mamagueva (Wane Loud drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora