Drabble by Sadisticshy.
Una montaña blanca daba la bienvenida a Wane de la mejor forma posible para la chica, picos nevados, salientes y huecos ocultos entre la densa nieve que llevaban a un vacío incierto, una brisa que azotaba con la intención de quemar la piel.
La joven, con ballesta en mano y un cinturón de cuchillos a su disposición respiró con suma alegría ante el abrazo de la montaña.
— Justo como en casa...
Cuesta abajo figuraban una fuertes luces azules que marcaban el camino hacia el valle para ella, estas luces no eran nada más ni nada menos que el fuego etéreo de almas atadas a la fuerza a quedarse en este mundo, gritando y sollozando ante la impotencia y la rabia.
Las celdas que contenían a las desdichadas almas eran lo que antes consideraban un hogar, cuerpos de los cuales la carne congelada se caía a pedazos, cubiertos en armaduras de ébano. Las puntas en las esquinas de las armaduras y los cuernos que resaltaban en la cabeza y barbilla de todos eran tan filosas como las espadas y hachas que portaban.
Wane extrajo una pequeña botella de uno de los bolsillos de la chaqueta de cuero que llevaba y esparció su contenido sobre la ballesta, la cual en respuesta irradio con un turquesa brillante.
— 10, 20, 100... ¿Cuantos habrán?
La horda que defendía el lugar fácilmente superaba los miles, y ver el cumulo de no muertos en el fondo del valle era como ver una legión de hormigas circundando a su reina en el centro. Ese era su objetivo.
— No importa, estoy segura que van a hacer falta más huesos para poder hacer una diferencia.
Wane cargó a la batalla, disparando sin miramientos a las patrullas que osaban ponerse en su camino. Las flechas de la chica derretían las filas de no muertos de adentro hacia afuera, dejando solo las armaduras como recuerdo.
Siguió en su camino en línea recta, consciente de que sin importar la cantidad de enemigos que se llevaba cada flecha pronto estaría acorralada, pero eso no le preocupaba, pronto recibiría ayuda.
A lo lejos, en el pico de la montaña, un rugido gutural hizo temblar los mismísimos cimientos de la tierra. La nieve no cedió, pues una avalancha solo sería provechosa para la cazadora, y la magia del lugar tenía favoritismos.
Pero ese no importaba, Wane no necesitaba ayuda del frio clima, después de todo ella tampoco iba a dejarse ayudar por su rival de toda la vida. Lo que importaba era la sombra que poco a poco empezó a cubrir el valle conforme Wane proseguía con su matanza.
— ¡Te tomaste tu tiempo Nesli!
Un chillido desde las alturas respondió el llamado de Wane, y seguido a esto otro rugido, más apagado y transformado en un aullido al final. Wane volteó hacia arriba para ver con una sonrisa que dejaba ver sus colmillos como desde las alturas caía un dragón que desprendía el mimo fuego fatuo, y encima del cuello de este, una araña gigante de pelaje plateado y filosas patas de metal se contoneaba con el dulce sabor de la victoria.
— ¡Te dejaré el resto a ti compañera, disfruta la cena!
Wane no gastó tiempo y produjo de su chaqueta otra pócima de la cual ingirió su contenido en un solo trago. La pócima le ofreció una fuerza y velocidad sobre humanas al mismo tiempo que endureció su piel y cabello.
Wane sabía bien qué hacer con esas ventajas, por lo que antes de que el endurecimiento cubriera toda su cabellera colocó los cuchillos de su cinturón dentro de su roja melena. Lo que siguió fue un golpe tan repentino que incluso los no muertos lograron impresionarse.
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Las desventuras de una mamagueva (Wane Loud drabbles)
Fiksi PenggemarPequeño rincón donde se contarán las historias de una joven niña de herencia venezolana criada en Alaska en una caótica Royalwoods, conviviendo con sus peculiares habitantes, sobretodo, su nueva familia. Wane Loud es una Sin Kid manejada actualmente...