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Una vez escuchan el aviso se acomodan su ropa y se van a los asientos para abrocharse los cinturones de seguridad. A tan solo cinco minutos de aterrizar, con una sonrisa inmensa en sus rostros, una azafata llega a cerciorarse que estén bien.

—Vengo a preguntarles si necesitan algo—inquiere la azafata.
—No, estamos bien así— responde feliz el rizado observándolo.

Posteriormente, ya en el aeropuerto, listos para cambiar de trasporte, la misma azafata los despide junto a su compañera —Espero que hayan tenido un excelente vuelo—

—¡Oh! Creéme que lo tuvimos— Harry dice en un tono travieso y Louis solo desea que se calle de una vez.

Con una sonrisa incómoda se van a la cabina, por otro lado alcanza a ver el rostro sonrojado de Louis antes de entrar a la camioneta.

El ojiazul se vuelve para hablarle una vez que están dentro del vehículo. —¿Cómo le van a decir eso? Qué vergüenza— reprocha sintiendo su rostro teñirse más de rojo.

—Por favor, todos en el jet nos escucharon gemir. No te hagas el santo.— Calma con un tono burlesco.

Después de ese comentario la camioneta comienza a andar, y Louis, para calmar su extremo sonrojo, se apoya en la ventana.

Los largos minutos pasaron y el castaño siente una mano moverlo para despertarlo.
—Hey, ya llegamos— le avisa su amigo, aún somnoliento, da las gracias al chofer mientras se dirigen a su torre.

Seguidamente, una vez en el ascensor, Louis propone ir a la habitación que comparte con Liam. Ambos van y esperan el equipaje del mayor mientras comen algo de la alacena.

Todavía felices se despojan de sus ropas para acostarse en la cómoda cama de Louis para dormir plácidamente.

Al día siguiente, definitivamente después del medio día, el castaño se estira para empezar su día y sus suaves dedos tocan una piel levemente caliente, eso hace que sus ojos azules se abran y vean unos rizos revueltos junto a un trabajado cuerpo. <Mierda>
Es lo único de piensa al recordar todo de la noche anterior.

Se coloca una pantaloneta y se dirige a la cocina para prepararse un café fuerte, ya listo lo bebe y el aroma lo tranquiliza.

Diez minutos después llega un chico alto a la cocina. Harry lo observa con una pequeña sonrisa coqueta.

—No me veas así— replica el más bajo.

—¿Así cómo?— pregunta acercándose un poco.

—Recuerdo todo, Harry, ahora eso hará que la amistad se vaya al carajo de nuevo— explica sin verlo a los ojos.

—¿Por qué dices eso? Yo también recuerdo— con un tono un poco más molesto contesta.

—¡Yo te conozco! Te alejarás como la maldita última vez— Un leve color escarlata rodea el cuerpo broceado.

A paso largo se acerca para que el verde esmeralda de sus ojos busquen al azul cielo. —Realmente no sabes nada, no es así—

—Claro que lo es, sabes que la cagaste y por eso me llevaste a ese viaje— a este punto Louis eleva su voz

—No tienes ni puta idea, ahora, cálmate— demanda el rizado.

—¡No me digas que me calme! Esto es lo que no quería que pasara, sabes perfectamente lo que sucedió y ahora van a venir consecuencias que no quiero— Louis hace énfasis en cada sílaba golpeando el pecho de Harry con su dedo.

Harry agarra esa mano y la coloca en la espalda de Louis acorralándolo contra el desayunador, hasta ese momento se percata lo cerca que están, y por su enojo, no lo notó.

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