Epílogo

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=6 años después=

Una mañana, con un cielo despejado, Harry está intentando despertar a Louis, ya qué, la noche anterior habían ido a una fiesta.

—Amor, levántate. Ya habíamos prometido reunirnos con los chicos, cariño— dice el ojiverde acariciando la espalda expuesta de su esposo.

—No quiero— chilla. Y el movimiento se detiene —Pero no te he dicho que te detengas— reclama el castaño.

—Siempre tan exigente— comenta llenándolo de besos —Debemos alistarnos ya, llevamos mucho tiempo sin verlos. Además, ¡hoy conoceremos a la pareja de Niall!—

—Mierda, es cierto, debemos llegar guapos y a tiempo— exclama apurándose.

—Te comprometes y luego no quieres ir, increíble— comenta rodando sus ojos y dando un portazo en el baño.

—Styles, debemos apurarnos y solo hay un baño en esta habitación— dice pícaramente alegrándolo.

—¿Hoy también ahorraremos agua, cariño?— pregunta retóricamente abrazando por la cintura a el ojiazul una vez que llega a él.

La ducha la cual pueden caber cinco personas, Louis solo lleva a Harry hacia atrás aprovechando que ambos duermen en ropa interior y se empapan de agua caliente, el ojiazul le da la espalda para que su columna sienta lo caliente, mientras está atrás suyo su pareja se lava el pecho.

Se inclina un poco hacia adelante para que su espalda baja también reciba la agradable sensación y el ovijerde cierra sus ojos para que no entre nada a ellos, mientras toma los hombros del castaño para besarle el cuello junto la nuca, pegándose más a él.

Este se voltea, rodeando el cuello de Harry para poder besarlo cómodamente mientras chorros de agua caen entre ellos y como sus besos descienden hacia el pecho y torso del rizado deshaciéndose del los únicos trozos de tela que les quedaba.

Con más besos, hay más roces y sus miembros se despiertan cada vez más.

Lamidas en las clavículas, que descienden tanto hasta que Louis está de cuclillas teniendo al frente de su rostro el pene de su esposo.

El ojiverde solo se intenta relajar con el agua caliente ignorando que cada toque, beso, roce o lamida que emite Louis en sus piernas, en su cadera le sigue dando escalofríos, después de tantos años sigue teniendo el mismo efecto en él.

Y su miembro, el cual está siendo atrapado por unos finos labios, lo hace delirar.

El ojiazul le sostiene sus cadenas para que no empiece a follar su boca, ya que, está jugando con pasar su lengua a una punta sensible y suplicando más atención.

Hasta que el rizado se desespera y toma los cabellos de su pareja para verlo fijo a los ojos y tocar con su pulgar los labios brillantes —Deja de jugar con algo que te vas a comer, quieras o no.—

Louis solo ríe, ya consiguió lo que quería. Así que no espera más y con ambas manos toma el pene y lo introduce todo nuevamente en su boca, haciendo su garganta profunda y succionando.

Sigue siendo cuidadoso, como si tuviera lo más sagrado en su boca, solamente se sigue inspirando por los gemidos que escucha y sintiendo como le pide que pare. Sacándose el miembro de su boca, se pone de pie —No hemos terminado, todavía no vas a acabar— demanda.

El ojiverde le besa su cuerpo para que sus labios descansen y simplemente lo voltea.

Louis queda sujetándose del vidrio empañado del baño sintiendo como el agua y unas grandes manos recorren su espalda y trasero.

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