𝔹𝕣𝕦𝕥𝕒𝕝 𝕃𝕠𝕧𝕖 | 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐬𝐡𝐢 𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮𝐲𝐚

Ｃａｐíｔｕｌｏ Ｃｉｎｃｏ

Natsuki no era una persona que tuviera mucho, antes quizá, pero mediante fue creciendo todo se fue apartando de su lado lentamente. Al final, ahora, solo tenía nada más que una mochila donde cabía toda su ropa y zapatos.

Cabe decir que no la llevaba con ella, sería muy pesado, así que la ocultaba en su gran escondite. Donde pasaba las noches desde que se había ido de su antiguo "hogar".

Una escuela. Se colaba durante las noches, y se escondía ahí, el único que lo sabía era el conserje. Ahora el señor le dejaba a cargo del lugar, dejandola dormir ahí, si a cambio limpiaba todo por las mañanas antes de que las clases inicien.

Sí, no era tan malo.

Por eso, al ver el gran edificio frente a ella, se incomodó. Mitsuya la había citado en el lugar, siendo Mikey un intermedio ya que Natsuki no tenía teléfono y tampoco sentía que lo necesitaba.

─Este es un mal chiste ─bufó, amargada, antes de entrar al recinto.

No sabía porque tenía que estar ahí, pero Mitsuya ahora era su "jefe" de alguna forma y tenía que obedecer. Así que mientras caminaba, lo iba buscando con la mirada.

Las clases ya habían terminado, ya solo quedaban chicos que se dirigían a sus clubes o se iban a casa. Natsuki suspiró, asomandose por la ventanilla de una puerta cerrada.

─¡Líder, hay alguien espiando en la puerta! ─Natsuki frunció el ceño al escuchar el grito, y se apartó ligeramente de la puerta a escuchar como la empezaban a abrir.

Una chica apareció frente a ella y, la miró, aparentemente, molesta. Natsuki no hizo más que parpadear ante su mirada, sin sentir nada, habló─. Busco a Mitsuya Takashi, ¿sabes dónde lo puedo encontrar?

─¡Jefe! ─vociferó, inclinando la cabeza hacia dentro de la habitación. Natsuki relamió sus labios. Escuchó pasos acercarse y esperó, luego de unos segundos, Mitsuya reemplazó a la chica, frente a la puerta.

─Natsuki ─saludó, la nombrada asintió en respuesta, y ladeó la cabeza. Observó al chico y su vestimenta, en especial la cinta medidora que llevaba en el cuello.

─¿Me querías? ─Mitsuya alzó las cejas, sorprendido, y Natsuki aclaró con calma─. Aquí, me refiero.

─Ah, sí, sí. Entra ─dió la vuelta, y avanzó por toda la habitación. Natsuki miró a su alrededor con atención, trantando de encontrar alguna pista para ser llamada por su líder de escuadron.

Bien, era un club de ¿costura? o... ¿cómo es que se decía? Natsuki mordió la esquina de su labio, pensando. Y no se detuvo hasta que ambos se detuvieron frente a una mesa.

Una mesa medianamente grande, con una máquina para coser, telas, agujas, un poco de papel y lapices. Natsuki supuso que era la mesa de trabajo de Mitsuya, era la más grande de todas dentro de la habitación.

─¿Nesecitas algo de mí? 

A pesar de haberlo preguntado, Natsuki ya tenía una pequeña idea del sobre porque estaba ahí, y porque la había citado en ese lugar. Sin embargo, lo escuchó y dejó que Mitsuya aclarara todas sus dudas.

Lo escuchó hablar sobre TouMan, sobre la importancia de los uniformes, y sobre más cosas acerca de la pandilla en la que ahora estaba y formaba parte. Oh... es cierto, se había olvidado de contárselo a Chifuyu.

─Entonces, ¿tú haces los uniformes? ─preguntó, Natsuki, mientras alzaba los brazos y Mitsuya media su cintura.

─Sí, bueno... No he hecho todos, pero sí una parte y el diseño, también.

─Eso es genial ─suspiró, y escuchó el agradecimiento del chico con lo que, suponía, era una pequeña risa.

Natsuki siempre había tenido un problema, como un dilema interno, una pregunta sin respuesta. Eran, básicamente, las personas.