¿Mi niñero?

Cap X

No podía dejar de pensar en la cita con Marc, estaba emocionada y nerviosa.

Al llegar a la casa y ver que no había comida lo miré y el en seguida entendió a lo que me refería. Se puso nervioso y se rió mientras tocaba su nuca con un brazo.

-Verás Mich, como hoy es viernes me dio mucha pereza cocinar así que pensé que te agradaría mas comer fuera- mis ojos brillaron de emoción, pero no se lo demostré.

-Está bien, vago- le dije-espera me pego una ducha y me arreglo que he sudado mucho en el cole haciendo deporte.

-Ok, pero no te demores, que tengo hambre-dice con descaro.

-Haber hecho la comida capullo- le hice una cara como niña pequeña y subí a mi habitación.

Luego de pegarme una ducha rápida y entrar en el cuarto de armario no me decidía por que ponerme, pase desordenándolo todo y al final frustrada me decidí por shorts blancos de tiro alto que me cubrían a penas el ombligo pero dejaban ver gran parte de mis torneadas piernas, un top rosa suelto que solo me cubrían los pechos, una chaqueta de jean, unos converse cafés y un bolsito a juego. Me maquille muy natural con solo rímel, un poco de blush y labios rosados y me puse un clip en el pelo de un lado y el pelo restante me caía al otro lado en forma de cascada.

Cuando bajaba las escaleras vi a un impaciente Marc mirando el reloj y caminando de un lado a otro, seguro estaba pensado en subir y echarme la bronca por la demora pero al notar mi presencia se quedó quieto sin decir una palabra, como si estuviera embobado o sin dar crédito a lo que veía y yo me ruboricé porque no me quitaba ojo de encima.

-Estás más guapa que de costumbre monstruo- me dijo pasándome un brazo sobre los hombros y caminando hacia la puerta.

-Yo siempre estoy guapa-le dije haciendo un puchero y él contestó guiñándome un ojo.
Me perdí en sus ojos color miel era increíblemente guapo.

Subimos al coche y me fijé en la pistola que siempre llevaba con el.
-¿Sabias que eres mi niñero no?-me miró expectante- no mi guardaespaldas- dije señalando el arma.

-siempre la llevo conmigo por protección- se puso serio de repente.

-¿Por qué tomaste este trabajo?- volví a preguntar.

-Porque me echaron del ejército por una negligencia...- se quedó callado y pensativo, sus ojos se volvieron tristes pero en seguida se animó- pero bueno no se que más hacer, el ejército era para lo único que me había preparado y ahora no tengo nada- se encogió de hombros mirando a la carretera.

-oye!!- le repliqué-aun tienes a tu pesadilla favorita- dije alzando una ceja y señalándome y el rió ante el comentario y asintió mirándome suavemente.

Llegamos al restaurante y me pedí una hamburguesa, patatas fritas y nestea y el pidió unas alitas de pollo súper picantes y coca cola. Comimos y bromeamos.

-oye Michelle, ¿algún chico te molesta en clases?-dijo mientras se subía al coche.

-¿Qué quieres decir?-contesté

-Ya sabes... Si alguien quiere algo contigo y eso- se puso nervioso, y lo miré extrañada.

-¿por qué preguntas?- Su respiración se aceleraba y sus mejillas se tornaban rojas y comenzó a tartamudear, parecía un niño indefenso.

-porque... Nada olvídalo- me acerqué a él entrecerrando mis ojos y con un brillo de burla en ellos.

-Dímelo- remarqué cada sílaba de la palabra.

Sonrió mostrando sus dientes perfectos y con una mano apartó mi cara jugando.

-Es que eres muy guapa Mich, y se me hace raro que no tengas novio- ahora la que se sonrojaba era yo.

-Nadie que me interese- dije rápidamente girando la cara para que no me viera.

-Bueno... Quieres ir a la feria primero? Así bajamos la comida- me guiñó un ojo.

-Quieres que vomite?

-No, vamos a caminar y a jugar un poco, luego nos metemos en los juegos fuertes, no te parece?

-Si, si, si- dije saltando en mi asiento emocionada.

Llegamos a la feria y me bajé a toda prisa casi arrastrando a Marc al primer estante que encontré, era de explotar globos con dardos, yo exploté 3 seguidos pero no gané nada y Marc explotando 5 seguidos ganó una pulsera fluorescente.
Me brillaron los ojos cuando vi que me iba a entregar la pulsera.

-No monstruo, yo me la gané, gánate la tuya- y se la puso en en la muñeca.

Me acerqué a él y le di un empujón.
-ya verás como la consigo- le dije resentida mientras observaba su cara de burla y maldad pura.

Había ya reventado 4 seguidas y estaba muy nerviosa por poder reventar la última, me puse en posición, relajé mis hombros y antes de hacer mi tiro maestro siento que alguien me sopla despacio en el cuello, lo que hizo que me sobresaltara y fallara el tiro.

-Nooooo - pegué un grito al cielo.
Me percaté que el gracioso que me hizo fallar había sido Marc y lo fulminé con la mirada.
-¿Por qué eres tan malo? De verdad quería esa pulsera, eres un saboteador de lo peor- le hice un puchero.

-Ven acá- dijo tirándome de la mano hacia él y se quitó su pulsera para ponérmela en mi muñeca.

-No, ya no quiero- giré la cara hacia el otro lado para que no mirara mi sonrojo pero aún así deje que me la pusiera.

Seguimos jugando en otros estantes, nos divertíamos mucho y nos reíamos de todo y cada tanto íbamos dándonos varios empujones y jalándonos de los brazos.

Ya nos había bajado la comida así que ya podíamos subirnos en los juegos Fuertes, y así lo hicimos, nos subimos en todos.

Antes de irnos paramos en un estante de tiro al blanco con una escopeta y yo decidí ir primero pero mi puntería era muy mala y Marc se me burlaba.
-Yo te enseño- me dijo tiernamente haciendo que me latiera el corazón con cada paso que daba hacia mi, ¿que me pasaba? Esto no era normal en mi.

Se puso detrás mío pegando su pecho con mi espalda, con sus manos agarró mi cintura y movió mi cuerpo al ángulo correcto, subió su brazo izquierdo rodeándome y cogiendo mi mano mostrándome como se agarraba la escopeta, mientas con la mano derecha tocaba suavemente mi hombro para relajarlo y luego puso nuestras manos en el gatillo, éramos como un solo cazador, no habían dos, nos habíamos compenetrado.
"¿En que coño piensas Michelle? Cállate de una vez" me decía mentalmente.

-No te tenses- me decía despacio en el oído y yo sentía que iba a desfallecer, ¿que me hacía este hombre?

Disparé dandole al blanco y nunca me sentí más feliz, grité emocionada y saltando como una niña, me abalancé a Marc y le di un gran abrazo al que él me correspondió.

-Ahora es mi turno- dijo con una sonrisa de lado.- dime cual quieres mich, ¿eso oso blanco y muy grande de la esquina? Porque te lo conseguiré- dijo muy convencido de sí mismo.
Yo solo asentía embobada.

-Señor para ganar ese oso necesita 20 tiros perfectos seguidos- dijo el señor de la estantería.

-Lo sé, ahí lo pone, por eso lo voy a ganar.- me miró una última vez y le sonreí y luego comenzó a disparar.

Una por una iba dándole en los blancos de una manera impresionante, nadie se lo creía, varias personas se reunieron a ver cómo disparaba y el tenia una puntería impecable. Todos quedaron con los ojos abiertos cuando vieron que había ganado.

-Felicidades señor- dijo el de la estantería mientras le entregaba el oso a Marc.

-Aquí tienes mich- me lo dio y yo enseguida lo abracé contenta, era muy grande, la mitad de mi cuerpo casi.

Nos fuimos al coche y ya era de noche, nos miramos con complicidad.

-¿Te parece cenar y cine?- me preguntó cómo un niño pequeño anhelando un chuche.

-¿A qué esperas?- dije y nos pusimos en marcha.