Cap II

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- Baja ahora mismo - decía autoritario el hombre al frente mío - tu madre quiere que bajes - me repetía un poco irritado, yo sonreí. A mi nadie me dice que hacer.

- Mira tu, será mejor que te largues de mi habitación porque yo no soy cualquier persona con la que te has enfrentado antes y soy capaz de cualquier cosa - me levanté de mi cama y lo señalé de forma acusadora.

Sonrió de lado. - ¿A sí? - me agarró el brazo con fuerza y me atrajo más hacia el sólo ahí me di cuenta de lo pequeña que era comparada con el, se agachó un poco y me agarró de las piernas alzandome con fuerza hasta que mi cadera se posicionara en su hombro izquierdo, no podía creerlo ¿pero qué se cree que está haciendo este imbécil?.

- Bájame imbécil ¿pero qué te crees que estás haciendo? Eres un idiota, ¿lo sabias?, sueltame - el caminaba hasta el comedor mientras yo lo insultaba, estaba completamente indignada. Lo golpeaba por la espalda e intentaba zafarme de su agarre pero era imposible, este idiota tenía una fuerza de animal.

Al llegar al comedor me bajó de su hombro con nada de delicadeza, ya sabía yo que era un bruto. Me agarró por los hombros y me puso frente a mis padres.

- Ahora te sientas y disfrutas de la deliciosa comida que ha preparado tu madre - me volvió a hablar autoritariamente, me voltee y le pegué una cachetada con todas mis fuerzas y me alegré de haberle virado la cara aunque sea un poco, todos se quedaron en silencio hasta que observé la sonrisa más diabólica que haya visto nunca en un ser humano.

- No debiste haber hecho eso - seguía sonriendo pero esta vez había una chispa de malicia en sus ojos. Me agarró de la muñeca fuerte y me arrastró hasta el jardín trasero, por un momento pensé que me azotaría con látigos pero al llegar a hasta la piscina me di cuenta de sus siniestras intenciones. - ¡No vas a comer! A ver sí con un baño de agua fría se te pasa lo mimada. - dijo y con un sólo brazo me arrojó a la piscina.

Estaba roja de la ira, quería explotar, lo odiaba con toda mi alma.

- ¡Eres un cabrón! ¿Lo sabias? - grité mientras el me observaba divertido.

Salí de la piscina directo hacia el con ganas de golpearlo otra vez pero esta vez agarró mi brazo antes de que pasara y me volvió a lanzar a la piscina. Grité con todas mis fuerzas.

- Grita todo lo que quieras, deséame la muerte sí quieres, pero no me iré a ningún lado hasta que dejes de ser una niña inmadura y te aprendas a comportar como tal. Así que ya sal de la piscina y anda a darte una ducha caliente que hace frío y te vas a resfriar. - se volteó y se fue caminando hasta entrar en la casa. Yo miré al cielo pensando en lo que me esperaba.

¿Mi niñero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora