Abrí lentamente mis ojos, sentí que todo me daba vueltas y sobretodo lo pesado que sentía todo mi cuerpo. Al girar aún lado la cabeza me di cuenta que Marc no estaba a mi lado y me senté de golpe en mi cama haciendo que un dolor punzante apareciera de repente en mi cabeza, agarré mi cabeza con las dos manos y emití un sonido de dolor.
Marc entró en mi habitación con una pequeña mesa de cama, el desayuno en ella y dos aspirinas. Me había preparado huevos revueltos con tocino y pan y de beber un jugo de naranja, se veía deliciosos. -Buenos días, ¿Te sientes mejor?- dijo dejando la mesita sobre mi regazo.
-No mucho, pero gracias por preguntar- esbocé una pequeña sonrisa de pena.
Escuché un gran suspiro de su parte y voltee a verlo, no podía sentirme peor. ¿Pero que me pasa?, yo no soy así, ¿Por qué ahora me importa tanto lo que piense Marc?
Mi cerebro no se molestó en responder a esa pregunta y me limité a comer sin decir nada, al terminar me tomé las aspirinas y volví a deshacerme en la cama, no tenía ganas de nada. Al verme así Marc me hizo compañía, prendió el televisor y nos pusimos a ver una película. Marc no decía nada, sabía que estaba controlando se para no echarme la bronca y sería lo mejor porque sí lo hace en este momento me pondría a llorar.
El estaba tan cerca de mi y a la vez tan lejos, tenía ganas de abrazarlo y acostarme en su pecho y mientras más lo pensaba más roja me ponía. Marc me pilló mirándolo y me puse más roja aún, abrí los ojos muchísimo, tanto que me dolían, me puse nerviosa y no sabía que hacer, el sólo frunció el seño.
-¿Estas bien? ¿Tienes fiebre?- Marc acercó mucho su cara a la mía y puso su mano sobre mi frente lo que causó que me sonrojara aún más. -Estás muy roja e hirviendo- me dijo asustado y yo no podía articular palabra alguna su cercanía me ponía muy nerviosa.
-No pasa nada- dije nerviosa volteandome rápidamente y dándole la espalda y enseguida escuché una risa de su parte y giré un poco el cuello para observar con cara de desconcierto el porque se reía.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué estas tan nerviosa? No te voy a regañar, de verdad- volví a a girarme para estar frente a el y escuchar mejor lo que dice. -Al menos no ahora que estas tan vulnerable, no soy tan malo- me sonrió y me desordenó un poco el cabello, sonreí ante aquella acción y lo abracé al instante volví a caer dormida.
Cuando desperté ya era de noche, volví a estar sola en el cuarto por lo que me levanté, fui hasta el baño a lavarme la cara y arreglarme un poco el pelo y bajé hacia la cocina donde Marc estaba terminando de hacer unos sándwiches y leche con chocolate, mi cara se iluminó al ver la comida, tenía mucha hambre así que me senté en la mesa y en cuanto Marc me pasó mi plato me devoré ese sándwich con mucho gusto.
-Creo que tendré que hacerte otro glotona, porque parece que no hayas comido en más de un año- me decía divertido. -Pareces un cerdito- se reía de los bigotes que me había hecho con la leche con chocolate.
-Cállate monstruo, yo no parezco nada- le dije con mala cara.
-¿Que pasó con la niña cariñosa que no podía estar sin mi?- su penetrante mirada arrogante hizo que me sintiera más nerviosa y avergonzada por su pregunta que nunca.
-No se de que me hablas- voltee la mirada lo más rápido que pude, estaba muriendo de vergüenza y el sólo se reía mi y disfrutaba de la situación. Me levanté de la mesa y recogí mi plato, al llegar a su lado lo golpee con el hombro -idiota- dije y dejé mi plato en el lavavajillas.
Al subir a mi habitación decidí que era hora de darme una ducha por lo que entré al baño, me despojé de la ropa y me di una ducha un poco larga. Salí, me enrollé una toalla a la altura de mi pecho y salí a mi cuarto.
-Michelle encontré tu teléfono abajo y... - entró sin tocar a mi habitación y al instante se quedó callado al ver como tropezaba y mientras caía, la toalla ya no envolvía mi cuerpo, me levanté a dolorida sin percatarme del incidente de la toalla y lo observo mirándome con ojos muy abiertos a lo que bajo la mirada y me encuentro totalmente desnuda y la toalla bajo mis pies. Grité fuerte y me tapé con las manos como pude, el se giró muy rápidamente y emitió un "lo siento" avergonzado, yo aproveché que se giró para recoger la toalla y salir corriendo al baño. Miré mi cara en el espejo y estaba más roja que un tomate, ningún hombre me había visto desnuda nunca. Mi corazón estaba muy acelerado y tenía mucha vergüenza de mirarlo a la cara por lo que me tomé todo el tiempo del mundo en el baño antes de salir.
Me puse una pijama rápidamente y me acosté a dormir sin despedirme de Marc, mañana tenía colegio así que apagué la luz y me quedé dormida.

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¿Mi niñero?
RomantikaMis padres piensan que soy una rebelde sin causa y su fantástico plan es contratar a una especie de niñero para controlarme. Odio, amor, deseo, celos, control y sobretodo humor y diversión. A ver como sobrevive la rebelde protagonista al imponente n...