Cap V

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Una semana con este monstruo y ya no lo soportaba, por fin era viernes y como siempre Marc me esperaba afuera del instituto con su camioneta.

Me daba vergüenza que mis compañeros se enteren que es mi niñero, la única que lo sabe es Alice; así que ya todos comenzaban a rumorear e inventarse cosas sobre Marc y yo.

Hoy es la fiesta de Queralt, la chica más popular del instituto y hace unas fiestas increíbles y adivinen que, estoy invitada y no pienso perderme esta fiesta por nada del mundo.

Subí a la camioneta y partimos hacia casa mientras Marc con sus típicas preguntas de como estaba, el colegio, etc. Y yo contándole el rollo con un simple "bien".

Llegamos a casa y me dispuse a ir a mi habitación y tirarme a la cama pero antes de que pudiera pisar el primer escalón una mano fuerte sujetó mi hombro.

- ¿A dónde crees que vas? estoy harto de cocinar y llevo haciéndolo desde que tus padres se fueron así que ahora te toca a ti.

Me giré a mirarlo preocupada, aún me sorprendía lo guapo que es. - ¿Que a mi me toca qué? Estas loco, yo no cocino y mis padres te pagan por algo.- quité su mano con fuerza de mi hombro y pensé en salir corriendo pero sentí un brazo en mi cintura rodeando me por completo.

En otras circunstancias y con otro hombre más amable me habría gustado este gesto.

- Lo harás.- acto seguido se agachó un poco, me acomodó en su hombro y me cargó como a un saco de papas.

El muy cabrón me llevaba hasta la cocina en contra de mi voluntad mientras yo me quejaba, le insultaba y le pegaba en la espalda. Me bajó ya en la cocina y le puso seguro a la puerta detrás de nosotros.

Tragué fuerte, no se podía pelear contra el. - No haré nada.- dije segura de mis palabras.

- Muy bien, entonces nos quedaremos aquí todo el día, la noche y el fin de semana sí es necesario.- me dijo acercándose y mirándome a los ojos desafiante.

- No quiero.- chillé como niña chica y lo empujé con todas mis fuerzas haciendo que el gorila no se mueva ni un centímetro de su puesto.

Me agarró las dos manos con una sola suya y me llevó hasta el lavamanos, se puso atrás mío con su pecho en mi espalda y comenzó a lavarme las manos.

- ¿Qué coño haces?- dije consternada por sus actos. No me respondió y prosiguió a secarme las manos, yo trataba de zafarme de su agarre pero era imposible. - Que me sueltes, idiota.-

- ¿Vas a cocinar sola? - me lo dijo suave cerca del oído y sentí como se me comenzaba a erizar la piel y no exactamente por miedo y ese sentimiento me asustaba.

- No.- dije y sentí como sonreía a mis espaldas.

- Como tu quieras.- no se sí era mi imaginación pero su voz se había tornado más ronca y sexy y con un gran toque de maldad, lo sabía, este hombre es el demonio en persona.

¿Mi niñero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora