Cap VII

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-Hola preciosa- dije mientras me metía en su coche apresuradamente y ella me dio un beso en la mejilla -arranca ya- dije un poco nerviosa por estar tan cerca de casa.

-No te preocupes Michi, todo va a salir bien- chocamos miradas por un segundo con una sonrisa malévola.

Llegamos a la fiesta y al entrar en la sala de la gran casa me observé reflejada en un espejo gigante, estaba muy guapa para sólo haber estado poco tiempo arreglándome. El vestido ajustado de colores blanco y negro entrecruzados me llegaba más arriba de la rodilla con un pequeño escote por delante pero de espalda totalmente descubierto, unos tacones de aguja negros y unas pulseras en mi muñeca derecha decoraban a la perfección. El delineador y las sombras negras realzaban mi mirada y un rosa pálido en los labios para no sobrecargar el maquillaje.

Me miré por última vez al espejo y salí al patio donde se estaba realizando la fiesta, entré con Alice y todas las miradas se pusieron sobre nosotras, me sentía muy bien.

Llegamos a la barra y nos sentamos.

-Hola guapas, ¿que quieren tomar?- Alice me miró dubitativa

-Un Margarita- dijo nerviosa.

-No, que sean dos chupitos de tequila- el bartender me guiñó un ojo y fue a por el tequila. -tranquila, esta va a ser nuestra noche- le sonreí y enseguida la abracé emocionada.

Luego de beber unos cuantos chupitos y vasos de cosas que ya ni me acordaba nos pusimos a bailar al ritmo de la música.

-Disculpa, ¿puedo llevarme a tu amiga?- me preguntó un chico alto y bastante guapo, Alice estaba muy roja y nerviosa y yo le sonreía mientras me pasaba miradas de advertencia en no hacer nada.

-Es toda tuya- le dije y le di un leve empujón hacia el chico que se la llevó a bailar.

Me quedé sola bailando y muy mareada trataba de moverme de un lado hacia el otro sin caer cuando tropecé con mi propio pie y sentí una mano en mi cintura agarrando me con fuerza para no estrellarme contra el suelo.

-ohh, cuidado belleza. Te podrías lastimar- me sostenía con fuerza y muy pegada a su cuerpo.

-Creo que he bebido demasiado - le dije al extraño.

-Ya lo veo preciosa, ¿Como te llamas?- me lo dijo al oído.

-¿Michelle y tu?-

-Jack- podía sentir su respiración en mi cuello.

Puse una mano en su pecho empujando un poco para mantener más distancia entre nosotros. El era muy guapo también pero no me va lo del rollo de una noche.

-Tranquila, no muerdo- y me volvió a pegar a su cuerpo dándome un beso en la mejilla y bajando por mi cuello, se sentía endemoniadamente bien pero esto estaba mal.

-Marc- susurré y abrí los ojos entrando en razón. -Para- dije y lo empujé con más fuerzas, casi no se movió pero yo no me iba a quedar ahí así que me voltee rápidamente y luego de tres pasos choqué con el pecho de otro chico pero más alto y al parecer muy fuerte.

Alcé la mirada y lo vi ahí en frente de mi con una cara de enojado única, temblé de miedo y las palabras no salían de mi boca, sólo tartamudeaba y decía incoherencias.

-Me debes muchas explicaciones, ¿lo sabes no?- sus ojos estaban en llamas y quemaban los míos.

-Marc, yo .. ¿Qué haces aquí?- no me miró más, estaba decepcionado y me haló del brazo sacándome a rastras del lugar cuando yo me di cuenta que había bebido de más y no podía ni sostenerme en pie. Y el se dio cuenta de eso y me alzó en brazos como a una princesa. -Lo siento, lo siento, lo siento- no dejaba de repetirle lo mismo con mi cabeza descansando en su hombro. Me sentía muy arrepentida luego de haber visto esa mirada. ¿Cómo es que me podía afectar tanto su mirada?

-Tranquila, mañana te echaré la bronca- no dijo nada más y salimos de la casa, al llegar a su camioneta me colocó en el asiento de copiloto y me puso el cinturón de seguridad, yo lo miraba sin decirle nada, su cercanía me intimidaba, me aceleraba mi ritmo cardíaco y agitaba mi respiración. No entendía que me estaba sucediendo.

Camino a casa no dijimos ni una palabra, sabía que no quería explotar conmigo y por eso no hablaba. Al llegar me volvió a bajar del coche cargada hasta mi habitación y me dejó en la cama con cuidado. Pero luego de segundos comencé a sentir una arcada y me levanté tambaleando a lo que el rápidamente me agarró de la cintura ayudándome a llegar al baño para vomitar.

-Eres una tonta- lo decía mientras me cogía el pelo para que no me manchara.-¿Te das cuenta de lo inmadura que eres?- me lavé la cara, los dientes y me puse una pijama con su ayuda y al terminar lo abracé y comencé a llorar y a pedirle perdón otra vez. El alcohol me había hecho más sensible al parecer. Al no sentir que me abrazaba me pegué más a el llorando más aún por sentirme rechazada aunque sabía que no lo hacía porque estaba decepcionado.

Al instante me rodeó con sus brazos y comenzó a sobarme el cabello haciendo que me calme un poco. En sus brazos me sentía protegida, aliviada, feliz.

Me llevó a la cama y me recostó en ella, se sentó a mi lado y me secó las lágrimas.

-Tranquila Michelle, no pasa nada- me dijo y me sonrió. Me sentía como una niña y tenía muchas ganas de que me mimen y me cuiden. Sentí que comenzaba a levantarse.

-No, no te vayas. Quédate conmigo por favor.- le supliqué y me sonrió con ternura.

-Esta bien, pero duérmete ya- asentí y el se acomodó a mi lado, me acerqué a el y puse mi cabeza en su pecho abrazándolo, sólo así pude dormir, me sentía feliz.

¿Mi niñero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora