3. El Sepelio

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Charlie llegó a la mansión a tempranas horas de la mañana. Estaba envuelto en tristeza, y dolor. Así decidió darle la noticia a su jefe. Él se encontraba en el jardín, tomando aire fresco.

—¡Milord!

—¿Qué ocurre, Charlie?

—William ha fallecido, señor.

—¡Ok! Organicen todo, y entiérrenlo en Grassed Park. Oliver que te ayude con eso. Creo que debo correr con los gastos. No quiero comentarios negativos en mi contra.

Charlie quedó sorprendido con la respuesta de su jefe. Fue impresionante la reacción que tomó ante la noticia.

—Pero, Milord, ese cementerio está casi abandonado. Aparte de eso...

—No quiero excusas. Nada sucede en ese cementerio. Son solo cuentos para asustar a los pobladores.

—Está bien, Milord. Se hará como usted ordena.

Jacob era un hombre despiadado. Para él, sus trabajadores eran solo sirvientes que podía manipular a su antojo. Aparte de eso, reemplazarlos no representaba un problema.

...

Horas más tarde, el cuerpo de William fue retirado de su cama, mientras su hija lloraba sin consuelo. El sacerdote Jack Brown, bendecía su cadáver antes de introducirlo en el sarcófago. Sus dos compañeros se tomaron el día para organizar todo; tal y como Jacob se lo había pedido a Charlie.

El sarcófago de William, fue ingresado en el carruaje fúnebre para trasladarlo al Cementerio Grassed Park. Algunos habitantes allegados a él, y a su hija, caminaban detrás de la carroza, con un inmenso dolor. Oliver y Charlie se sentían culpables, porque no creyeron en las palabras de su amigo aquella noche en la taberna.

El ambiente comenzó a cambiar a un tono oscuro, y la lluvia no tardó en caer. Todos aceleraron el paso hasta llegar a las inclementes escaleras del cementerio, para dar el último adiós al inolvidable William Foster.

El sarcófago fue elevado por sus dos inseparables compañeros, y trasladado en sus hombros hacia el sitio destinado para su última morada. Luego, entre oraciones y llantos, notaron como la lluvia cesaba repentinamente, y el cielo cambiaba de color, a un azul hermoso y resplandeciente.

—Nunca te olvidaremos, William. Fuiste un excelente hombre —dijo el Sacerdote, mientras la última pala de tierra era colocada sobre su tumba.

Todos se retiraron lentamente. Solo Emily quedó en el lugar. Estaba consternada.

—¡Adiós, papá! Nunca voy a olvidarte. Fuiste el mejor padre del mundo... te amo —dijo la joven antes de retirarse de la tumba.

Pese a que el cuerpo de William yacía en esa nefasta fosa, no todo había terminado para él.


Tumbas Despiertas (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora