Cap 23

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Su respiración entrecortada comenzaba a relajarse lentamente, tras inmovilizarse en la puerta de casa de aquel azabache. Su cuerpo ya no podía evitar estar tenso, y muy velozmente el ritmo cardiaco de su corazón bajaba.

Subió el puño para dar un par de toques a la puerta, sin embargo, esta fue abierta en el momento que el rubio lo intentó, dejando ver a la figura de la madre del peli negro.

—Hola... —dijo entre jadeos y con una sonrisa nerviosa

—Naruto, estuviste corriendo?

—Si, necesito... hablar con Sasuke? —entonó en tono de cuestión, como pidiendo permiso para entrar

—Supongo que está en su habitación, aunque solo vine a recoger un par de cosas, no puedo asegurártelo, pero pasa —dijo abriéndole paso y sonriendo levemente

—Gracias —dijo en un suspiro e ingreso

La mujer cerró la puerta tras el doncel entrar.

Naruto se paró frente a la escalera, sus pasos se volvían lentos y pesados.
Sacudió la cabeza y tomó el agarrador de la escalera para comenzar a subir.

Giró la cabeza y visualizó la puerta semi abierta de Sasuke, dio un par de pasos, y frenó en seco, al percatarse de una voz en tono bajo.
No estaba seguro si fue su imaginación, pero tan solo deseaba que lo fuera.

Otra vez, no se dejó ganar por lo que creía que era su mente, y caminó hasta la puerta.

Levantó la cabeza y forcejeó un choque entre sus dientes, haciendo que los dos individuos se percatasen de su presencia.

—Perdón por interrumpir... —dijo con la cabeza gacha y el ceño un poco fruncido

El azabache arqueó una ceja y alejó a la chica de su pecho con un toque de torpeza, la cual soltó un leve quejido.

Naruto agarró la manija de la puerta y la fue cerrando con lentitud, le dirigió un corta mirada al peli negro, y la cerró completamente.

Salió del lugar apuradamente, maldiciéndose por no haber tenido en cuenta a la pelirroja, pero claro, no esperaba que estuviera exactamente en ese lugar, exactamente e esa hora, ese día, y justamente cuando planeaba declararse por fin.

—Mierda... realmente la suerte no está de mi lado —murmuró golpeándose la frente con su palma

—No saludarás? —cuestionó un chico alto parado en la puerta del doncel

El ojiazul alzó la mirada rápidamente al reconocer la voz.

Sus irises azules se abrieron profundamente.

—Por qué la expresión de sorpresa? Cambié mucho? —interrogó con una sonrisa divertida

El rubio se acercó un par de metros y lo golpeó levemente en el hombro, a lo que este se quejó juguetón.
Luego lo observo por un par de segundos y lo rodeó con sus brazos por la cintura.

El chico le devolvió el abrazo, contento de volverse a encontrar con el doncel.

A pesar de ese confuso pero alegre reencuentro, algo aún más confuso, era la mirada del azabache desde la ventana del segundo piso de enfrente.

—No tenias que ser tan torpe —refutó la chica

—Karin, eso pudo haber sido malinterpretado muy fácilmente, no me quedaba de otra

—Da igual, después de todo planeabas explicarle todo hoy mismo, no? —dijo aún frotándose parte de la cabeza

—Si pero... por qué vino a mi casa? Aparte, se veía agitado, tal vez era algo urgente? —preguntó preocupado

Ese doncel es mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora