6. Amor Caliente

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(Alerta: +15 gay sex)

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La sensación constante de ser observado llevo al mexicano a buscar, con suma sutileza y disimulo, a aquel o aquella que le miraba tanto y para su mala suerte lo encontró; del otro lado de la sala, sentado entre un par de europeos, mirándole sin vergüenza alguna estaba Guatemala que con sus mejillas coloradas levemente en un tono que no llegaba a ser del todo rojo sonrió de lado al verse descubierto, como si supiera perfectamente el conflicto mental que dentro del norteamericano inició. México chasqueo la lengua con desdén desde su asiento y sin más aparto la mirada, ante el acto el chapín simplemente sonrió un poco más, le restó importancia al asunto y continuo prestando atención a la junta de ese mes.

¿Cuántas veces ya había ocurrido esa situación? Por lo menos, y contando solo juntas en el último mes, unas 30 veces, pues cada que el del águila se sentía vigilado volteaba en dirección al chico del quetzal y lo encontraba sonriendo, nunca necesariamente solo a él, pero siempre con ese bendito gesto que le revolvía desde adentro de sus entrañas en un asco que pasaba a ser placentero cuando menos lo notaba. Pero México no es gay, no lo es... ¡No lo es!, Por ello le causa tanto desequilibrio que su vecino del sur le mire tanto, con esos ojos suyos tan brillantes y castos, así como su gesto coqueto de mejillas en tonos violetas debido a su color natural de azul celestial, o que le dedique saludos o despedidas desde lejos: levantando un poco su mano, moviéndola en el aire dejando al descubierto su pequeño y bien formado cuerpo joven... Bueno tal vez un poco gay si que es, ya que cuando menos lo piensa el chapín esta en los miles de escenarios imaginarios y lujuriosos que pueden suscitarse en noches eternas dentro de su cabeza.

Aún así, aceptar tan altivo ese tipo de sexualidad le produce agruraz e incomodidad en general, como tratándose de una flama encendida en mitad de su cabeza quemando su cerebro poco a poco impidiendo que tenga sus funciones motrices básicas, calentando su cara a una temperatura anormal y oscureciendo sus ojos en una bruma grisácea que crece en su campo de visión de arriba hacia abajo... Una tortura tormentosa.

--¿Estás bien?--en un susurro delicado, como la caricia que posteriormente se poso en su mejilla derecha, hablo la canadiense que lo saco de su pequeño momento incómodo --Parece que tienes la temperatura alta...

--No importa Canadá --contrario a como la canadiense se expresó, el latino fue brusco al hablar como exasperado de siquiera tener que estar vivo, ese acto incito a la chica buscar dentro de sus bolsillos, sacando de uno de ellos un recipiente naranja transparente con tapa blanca, el cual sacudió un par de veces demostrando que en el había contenido dentro

--Son las de Usa --le dijo con una sonrisa comprensiva --Ustedes son tan parecidos, siempre olvidando su medicamento cuando se sienten un poco mejor

--Perdón --respondió el latino dándose cuenta de que la bicolor le ofrecía el recipiente con pastillas --Ya me cansé, eso es todo --tomó el recipiente viendo la etiqueta a uno de sus costados

--No te preocupes, solo tómala cuando puedas y relájate, esta tarde volvemos juntos a Norteamérica --tranquilizó la chica rojiblanca

Ante las palabras del la medio francesa el latino miro de nuevo la etiqueta de las pastillas: simples calmantes para un humano, pero poderosas medicinas para un country en sus condiciones. Pasaron los minutos, la junta mundial termino y el mexicano estaba en uno de los pasillos del séptimo piso de la cede, haciendo tiempo hasta su siguiente reunión, mirando las pastillas en su mano tomándolas acto seguido con un agua que en una escapada fue a comprar. Solo se tomó dos, pero como un desesperado comenzó a frustrarse al sentirse aún con esa sensación dentro de su cerebro, ¿Que le pasaba?, ¿Que necesitaba?, ¡¿Que?!.

G U A T E X I C O     W E E K || CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora